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Sendero GR99 por Burgos (Etapa 8): Puentearenas - Trespaderne

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Por primera vez desde su entrada en la provincia de Burgos el Ebro transita por un valle abierto; se trata del perfectamente definido valle de Valdivielso, salpicado de pueblos preñados de historia y arte( buen ejemplo de ello lo tenemos en la excepcional obra románica de San Pedro de Tejada). Tras caminar entre cultivos y rodales boscosos, mediada la etapa, el paisaje se vuelve de nuevo agreste.

La carretera ocupa el escaso espacio que deja el río junto a su cauce y el sendero se ve obligado a separarse sensiblemente del río que le da sentido. Atravesamos parte de la sierra de la Tesla, siguiendo la pista que enlaza los dos pueblos llamados Tartalés, ambos apartados, ambos atrayentes. Un descenso final nos acerca a Trespaderne, la única localidad de cierto tamaño (exceptuando Miranda de Ebro) que atraviesa el Ebro en nuestra provincia.

Dificultad: Media.
Orientación (sin GPS con track o cartografía): fácil
Belleza: Alta.
Tiempo y distancia: 7 horas (29 kilómetros)

 


Puntos de interés

Vistas generales del Valle de Valdivielso. Pueblos de El Almiñé, Panizares, Hoz de Valdivielso, Tartalés de los Montes y Tartalés de Cilla. Iglesia de San Pedro de Tejada. Eremitorio de San Pedro (opcional). Cascada de “El Fuerte”. Desfiladero de la Horadada. 

Descripción de la ruta

Como ya indicamos en la anterior etapa, Puente Arenas cuenta con interesantes edificios entre los que se incluye un gran palacio convertido en establecimiento hostelero. Tras recorrer las calles del pueblo llegamos al borde del río Ebro. Pronto encontramos un puente que lo supera, si bien en este punto debemos buscar la pista que por el lado izquierdo se dirige a la iglesia de San Pedro de Tejada. Salimos del pueblo y llegamos a la misma tras un suave ascenso. En esta zona volvemos a tener un brevísimo encuentro con el GR 85.

Llegamos a la poco estimulante valla que cierra el acceso a esta ermita. Por poco agradable que resulte el hecho de que esta maravilla artística sea de propiedad privada, es inexcusable su visita. En todo caso el recorrido continúa bordeando la misma por su parte inferior. Seguimos un sendero un tanto incómodo por la vegetación ignorando dos cruces hasta que llegamos a un tercero, en el que giramos hacia la derecha, a tan sólo unos pasos de la carretera.

Andamos por la misma unos 100 metros hasta que pronto surge un amplio camino que nace a la derecha, flanqueando al río. Los siguientes kilómetros transcurren por este camino, con pocas novedades. Podemos aprovechar para fijarnos en la configuración del valle de Valdivielso, cerrado por las laderas del Páramo de Masa y la Sierra de la Tesla y ocupado por cultivos de cereal y frutal, a los que salpica un abundante arbolado. En la ladera sur observaremos con un poco de atención la ubicación de las ruinas del castillo de Toba, que se remonta a la época de la reconquista.

Nos llevará cerca de una hora alcanzar el caserío de Población de Valdivielso. Llegados a la carretera la opción original es salir inmediatamente de la misma por un sendero que pasa cerca de un área de esparcimiento y luego sigue junto al río. No obstante su mal estado puede hacer recomendable seguir la carretera hasta que esta cruza el río, punto en el que muere la senda citada. Este puente es un buen mirador sobre el cauce, aunque el recorrido continúa por el lado izquierdo del Ebro, por un ancho camino similar al que recorrimos antes de llegar a Población.

Por esta zona hay más frutales, especialmente ciruelos y cerezos. Recorrido aproximadamente un kilómetro desde el puente, la pista principal se separa del río para ascender un poco. Sorprende un tanto encontrar en esta zona buenos ejemplares de roble quejigo. Llegados a un cruce seguimos hacia la derecha y, tras superar una intersección, de nuevo a la derecha en otro cruce situado algo más adelante, siguiendo siempre pistas muy marcadas. Con ello descendemos de nuevo hacia la vera del río, mientras observamos de frente el pueblo de Condado de Valdivielso y la cantera desde la que se extrae una piedra cuya calidad es apreciada desde hace siglos.

El camino se acaba orientando de nuevo paralelo al río, ya ensanchado como consecuencia de la cercana presencia de la presa de Cereceda. En todo caso pronto llegamos a la altura de un nuevo puente que, esta vez sí, cruzamos para continuar al otro lado del río.

Para nuestra alegría, el nuevo camino acaba convirtiéndose en una preciosa senda que se interna en la vegetación de ribera durante más de dos kilómetros. Pasado un kilómetro llegamos a un punto con muy buenas vistas del embalse. Muy cerca de este punto el rumor del agua nos indica la proximidad de la cueva y fuente Sagredo, una caudalosa surgencia que cede sus aguas al Ebro al poco de nacer.

Tras contemplar el original enclave seguimos la bonita vereda hasta que ésta termina junto una carretera y un puente sobre el Ebro. Este puente, puente nuevo, sustituyó a otro de sabor popular que puede contemplarse en fotos de época. Desde aquí la única manera de seguir al Ebro implica caminar por carreteras, así que el sendero se ve obligado a despedirse del río del que recibe el nombre durante unos cuantos kilómetros.

Cruzamos el puente sobre una parte más ancha del embalse de Cereceda y seguimos la carretera que se empina repentinamente. Pronto vemos un camino en el lado derecho (que tomamos) sin que por ello se mitigue la inclinación. Acompañados por los pinos cubrimos los metros que nos separan del pueblo de Panizares. Seguimos por la calle que bordea la parte inferior del pueblo, mientras que vemos de frente las llamativas formas rocosas conocidas como Los Cuchillos

El sendero acaba cruzando la carretera de acceso al pueblo en un plano algo inferior al de la iglesia parroquial, con algunos elementos románicos. La nueva pista asciende un poco y pronto debemos realizar un zig-zag, pasando junto a un depósito de agua, para continuar por un camino situado unos metros por encima del anterior. El nuevo camino va ganando altura poco a poco entre el arbolado, que aun así nos permite tener algunas vistas de la parte oriental del valle. 

Este camino termina pronto, pero encontramos sin dificultad su continuación en forma de sendero. Caminaremos primero entre robles y posteriormente, tras situarnos paralelos a un vallado, entre pinos. De esta manera descendemos al pueblo de Hoz de Valdivielso, a la vista del cual entendemos la razón de su nombre.

Llegamos a una carretera y giramos hacia la derecha, entrando en la localidad a la altura del imponente palacio de los Ruiz de Valdivielso. Desde aquí seguimos una estrecha calle que pasa bajo la iglesia y que sale del pueblo. Bordeamos la última casa, algo separada del resto, y pasamos un puentecito junto a las ruinas de la ermita de la virgen de las Eras. Aquí el sendero gira y se incorpora a la carretera que asciende al aislado pueblo de Tartalés de los Montes. De nuevo volvemos a compartir el trazado con el del sendero GR-85.

Hemos entrado en una cerrada hoz que es la vía por la que debe accederse al pueblo. Frente a nosotros vemos los rastros del antiguo camino, aferrado a la roca, que en el pasado era preciso utilizar. Poco a poco la pendiente se va haciendo más fuerte. Mientras trazamos algunos zig-zags, vemos los restos de hundimientos y reparaciones experimentados por esta inestable carretera.

Llegamos a un punto en el que se nos ofrece un original y atrayente panorama: Una estrechísima abertura apenas deja el paso a un pequeño arroyo por el que se precipita una cascada de varias decenas de metros de altura (se trata de la cascada de Tartalés de los Montes o del Fuerte). A su lado, un rústico túnel horadado en la roca se convierte en la única manera de llegar al pueblo (de hecho, con un poco de atención, observamos junto a la cascada los restos del inverosímil camino que era preciso transitar con anterioridad a la construcción del mismo).

Tras atravesar el túnel pronto llegamos al núcleo de Tartalés. Merece la pena ascender hasta la iglesia para contemplar una interesante ventana románica y dar un pequeño paseo por sus escasas calles. También encontramos una fuente donde saciar nuestra sed. Hacia la derecha localizamos una pista que nos permite ganar altura por el profundo valle que divide en dos la sierra de La Tesla.

Vamos ganando altura sin demasiada dificultad por un pinar no muy cerrado. Son más de cuatro kilómetros hasta alcanzar el collado de La Muñeca, ocupado por una amplia pradera. Por nuestra izquierda se nos une un camino que nos acompañará en el descenso que ahora comienza. Es buen momento para contemplar el paisaje que nos rodea: mientras que la solana, a la izquierda, sigue ocupada por pinos, a nuestra derecha los hayedos se hacen protagonistas, lamiendo los picachos en los que culmina la sierra. 

Empezamos un largo descenso camino del otro Tartalés, Tartalés de Cilla, que se encuentra en un bucólico paraje rodeado de laderas rocosas y boscosas. Poco antes de alcanzar la primera casa encontramos un sendero que, hacia la izquierda nos permite ascender (son sólo unos minutos) hasta otro eremitorio altomedieval que, curiosamente, también recibe el nombre de San Pedro. La originalidad y la ubicación del lugar bien merecen una visita. En el pueblo destacan, además de los restos de arquitectura popular, los elementos románicos de su iglesia y un lavadero con fuente restaurado hace poco.

Tomando como referencia la iglesia, salimos del pueblo siguiendo el camino que nace junto a la misma. Ganamos algo de altura, lo que nos permite apreciar el tajo en la sierra de la Tesla en donde se ubica este remoto pueblo. Al poco llegamos a una bifurcación en donde seguimos por la derecha, de modo que dejamos de ascender. Durante los siguientes minutos tendremos grandes vistas del desfiladero de la Horadada, algo afeadas por las líneas de alta tensión. 

El camino gira hacia la izquierda y con un poco de atención, vemos las torres recuperadas del castillo de Tedeja. Pronto afrontamos un empinado pero corto descenso que nos deja junto al canal de Trespaderne y la N-629. El siguiente kilómetro y medio lo haremos con precaución ante el transito rápido de vehículos. Tras dejar atrás un gran puente metálico para el paso del tren, el desvío a Cillaperlata (por el que sigue el GR85) y una pequeña central eléctrica aún operativa, llegamos al ramal que, hacia la izquierda, conduce al Centro de interpretación de la Horadada y al acceso al castillo

Nosotros lo tomamos unos metros pero buscamos una pista hacia la derecha que, entre instalaciones madereras, conduce al cercano puente de piedra sobre el Nela. Es de origen románico, con importantes reformas realizadas en los siglos XVI y XVII. En este punto damos por concluida la octava etapa del GR99.

Comentarios

Recorrido largo y muy variado en cuanto a paisaje y patrimonio, que se hace algo duro por la distancia y los desniveles, especialmente a partir del embalse de Cereceda. En la primera parte hemos de estar atentos a la señalización en los cruces de caminos anchos y abiertos. Muchas veces la misma se sitúa algunos metros después del cruce en forma de marcas de pintura. El valle de Valdivielso nos ofrece múltiples posibilidades para explorar sus paisajes y sus pueblos a través de rutas de senderismo.

A la altura del cruce hacia Cillaperlata arranca una variante de la novena etapa que permite alcanzar el citado pueblo por la margen derecha del Ebro, coincidiendo con el trazado del GR85.

 
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Track del recorrido (pulsa en el círculo verde para más información)
 

 
 

Vídeo con imágenes del recorrido 
 


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