La séptima etapa del GR99 transcurre en su primera mitad por la parte baja del estrecho valle Manzanedo. Encajonado entre la sierra de Tudanca y el páramo de El Rojo, obliga a los pequeños pueblos a ubicarse a media ladera. Tras el paso de Congosto el valle se abre, pero sólo de manera momentánea para adentrarse en el singular desfiladero de Los Hocinos. Al final del mismo comienza uno de los valles más homogéneos e interesantes de toda la provincia, el valle de Valdivielso.
Dificultad: Baja.
Orientación (sin GPS con track o cartografía): Muy fácil
Belleza: Alta.
Puntos de interés
Paisajes de la sierra de Tudanca. Eremitorio de San Pedro de Argés (pequeño desvío). Restos del Monasterio de Santa María de Rioseco (pequeño desvío). Desfiladero de los Hocinos. Resto de la calzada medieval. Puente Arenas.
Descripción
En el comienzo de la ruta tenemos la sorpresa más desagradable de todo el trazado del GR99 por Burgos: El recorrido original transcurría por un tupido sendero en la margen derecha del río, pero dado el proceso de apropiamiento y cerramiento de caminos comunales que se está produciendo en el valle por parte de manos privadas; de manera “provisional” (sin fecha de caducidad por el momento) se recomienda empezar esta etapa siguiendo la tranquila carretera del valle.
Seguimos, pues, la carretera del valle durante unos siete kilómetros disfrutando del quebrado paisaje del valle de Manzanedo. Se ve cerrado este valle por las marcadas pendientes de la sierra de Tudanca, que alcanza más de 1200 metros de altitud (el río en este punto ya ha bajado a los 600 m).
Al cabo de algo más de dos kilómetros tendremos la opción de visitar el eremitorio rupestre de San Pedro de Argés, perfectamente señalizado y muy cerca de la carretera. Unos tres kilómetros más adelante encontramos también el acceso a las ruinas del Monasterio de Rioseco, un sorprendente emplazamiento fruto de un ilusionante proyecto de restauración popular. El acceso se encuentra muy cerca de la presa de la antigua central hidroeléctrica de Bailera.
Al poco dejamos atrás el cruce hacia San Martín del Rojo y las instalaciones de una granja ecológica. Pronto llegamos a un estrechamiento del valle, a la altura de una nueva presa, e inmediatamente el valle se abre. En unos instantes detectamos el nacimiento de una pista en el margen derecho que hemos de tomar.
Empezamos a andar por el mismo entre amplias praderas. De frente observamos las últimas estribaciones de la Sierra de Tudanca y el comienzo de la sierra de la Tesla. Entre ambas cadenas montañosas se abre el desfiladero de los Hocinos, estrechamiento que atravesaremos muy pronto aunque desde aquí apenas se distingue.
El camino desemboca en el río, el cual es cruzado por el último puente de tipo “pontones” de la zona. A medio puente encontramos una verja, lo que nos indica que entramos en propiedad privada. Finalizado el mismo, la pista principal gira hacia la derecha hacia el cercano pueblo abandonado de Remolino. Nosotros sin embargo seguimos por la izquierda, superando una portilla para entrar en un camino ancho pero bastante invadido de vegetación. En este punto enlazamos con el trazado original del GR99.
Caminamos paralelos al río dejando una gran plantación de alfalfa a nuestra derecha. Vamos trazando una amplia curva hasta el final de esta finca. Terminada la misma llegamos a una nueva portilla en donde acaba el camino. Los siguientes metros transcurren por una vereda que tiende a cerrarse asediada por la vegetación. A los lados siguen las alambradas de cerramiento ganadero.
Afortunadamente el sendero entra en una zona boscosa en la que pasa a ser claro y evidente. Enseguida dejamos atrás las alambradas de forma definitiva. Desde este punto la senda es muy interesante, transitando junto a arbolado extremadamente variado: chopos, alisos, encinas, quejigos, bojes, laureles, madroños, incluso se distinguen algunas hayas y acebos, y hasta un sorprendente tejo.
En algunas zonas se puede decidir entre los senderos más cercanos al río y otros algo más alejados (este tramo puede ser algo problemático en caso de crecimiento repentino del cauce). Pronto llegamos a uno de los puntos más peculiares de todo el GR99 burgalés: una pasarela metálica agarrada a la peña, varios metros por encima del cauce, que representa la única manera posible de continuar el avance.
Desde la misma, no apta para las personas más asustadizas, tendremos algunas panorámicas del desfiladero de los Hocinos, en general poco visible debido a la espesa vegetación. Terminada una primera pasarela pronto superamos algunos escalones bien diseñados y alcanzamos una segunda pasarela, más corta que la primera.
Continuamos por el bello sendero, que a veces se acerca más al río, permitiéndonos ver las paredes rocosas y comprobar que por esta zona transcurre con más velocidad (incluso en un punto forma unos interesante rápidos). La llegada a una chopera nos indica que el desfiladero se está acabando. Dejamos a un lado un manantial transformado en un depósito de agua y un sendero que asciende hacia el monte (ya lo conocimos en una anterior ruta).
Al instante llegamos a una pequeña área recreativa aneja a un robusto puente de piedra, se trata del conocido Puente del Aire o puente de la Peña del Aire. Ascendemos a su parte alta, por donde transcurre la N-232, para tener la vista más tradicional del desfiladero de los Hocinos (a nuestra izquierda queda el sendero que acabamos de recorrer). Pasados al otro lado del puente encontramos el nacimiento de un camino por el lado derecho de la carretera, opción que tomamos.
Tras pasar junto a una ermita en ruinas, el camino sigue al borde del Ebro y deja a un lado otro camino que asciende por la izquierda. Poco después empezamos un suave ascenso. Si nos fijamos en el camino tallado en la roca observaremos algunos tramos empedrados. En realidad este es un tramo del llamado “camino del pescado”, una calzada de origen medieval (probablemente anterior) que luego continúa ascendiendo La Mazorra.
Llegamos a la altura de la antigua fábrica de lanas y penal de Valdenoceda. A nuestras espaldas tenemos unas excelentes vistas del Puente del Aire y Los Hocinos. De frente bellas estampas de Valdenoceda y Quintana de Valdivielso, en el marco del comienzo del valle de Valdivielso.
En este punto nos alejamos del Ebro caminando junto a campos de cultivo en dirección a Puente Arenas. Rechazamos un par de desvíos antes de llegar a este pueblo, el cual atravesamos por su calle principal. Veremos interesantes edificios entre los que se incluye un gran palacio convertido en establecimiento hostelero.
Comentarios
Recorrido sencillo con la pega de tener que andar un buen tramo por carretera. Se trata de una carretera tranquila con poco tráfico, pero no obstante no deberemos dejar de estar atentos al caminar por la misma.
En un intento por seguir el camino original (julio de 2014) se puede llegar con relativa facilidad hasta la altura de una pasadera en estado un tanto precario, casi frente al eremitorio rupestre de San Pedro de Argés. Si se intenta continuar llega un momento en el que el avance se hace muy complejo, atosigados por el vallado y el mal estado del sendero.
Track del recorrido (pulsa en el círculo verde para ampliar información)
Vídeo con fotos del recorrido.