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Sendero GR99 por Burgos (Etapa 6): Pesquera de Ebro - Manzanedo

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Tras dejar atrás los espectaculares y transitados parajes de los cañones del Ebro la siguiente etapa discurre por lugares mucho menos conocidos pero, como veremos, no exentos de interés. Por el estrecho paso de Las Calzadas accedemos al casi despoblado y precioso valle de Zamanzas y desde allí, por el desfiladero de los Tornos, al igualmente ignorado valle de Manzanedo.

Dificultad: Baja.
Orientación (sin GPS con track o cartografía): Muy fácil
Belleza: Alta.
Tiempo y distancia: 5 horas (18 kilómetros)



 

Puntos de interés

Pueblo de Pesquera de Ebro. Estrecho de las Cazadas. Puente de Villanueva-Rampalay. Tudanca. Desfiladero de los Tornos.

Descripción

A partir de Pesquera el páramo gana la batalla al Ebro en su lucha por horadarlo. Terminan aquí los marcados cañones mientras el río intenta un camino menos difícil desviándose hacia el norte. Encontraremos una sucesión de valles separados por desfiladeros de diferentes características y longitudes.

Llegados a la vera del robusto y esbelto puente de Pesquera de Ebro encontramos en uno de los extremos del mismo la pequeña ermita de San Antonio. El GR99 como tal deja la carretera por un sendero que nace a la izquierda de la ermita, sin cruzar el río, pero si no conocemos Pesquera de Ebro, es un pueblo solariego que merece muy mucho la pena.

El sendero gana un poco de altura dejando atrás el pueblo y los senderos más transitados. El rio se encajona bajo nosotros, aunque como viene siendo habitual son escasos los momentos en los que vemos su cauce. Caminamos entre encinas y descendemos un poco hasta situarnos de nuevo al nivel del Ebro.

En los tramos despejados vemos como el valle se ha abierto considerablemente, aunque a cierta distancia siguen observándose grandes cortados rocosos. Llegamos a una pequeña chopera tras la que ignoramos algunas desviaciones. 

Poco a poco la vegetación se va haciendo más exuberante, amenazando por momentos con colapsar el sendero. Se superan algunos arroyos sin demasiado agua. Tras unos tres kilómetros desde Pesquera observamos una marcada y afilada dorsal rocosa en la que se observan los signos de la presencia de las rapaces. Esta dorsal desciende bruscamente hasta el Ebro dejando un estrecho paso para la carretera y el río, el paso de Las Calzadas.

Nos dirigimos hacia este punto al que llegamos tras un tramo especialmente cerrado en el que los helechos levantan considerablemente. Llegamos así hasta la carretera, única posibilidad de continuar. El estrechamiento apenas tiene unos metros de longitud. A partir de aquí seguimos unos minutos por la carretera entrando en el territorio del valle de Zamanzas.

Instantes antes de llegar a la arruinada iglesia de Colina encontramos un camino a la derecha de la carreterita. Seguimos el mismo, que se convierte en un nuevo sendero menos cerrado que anteriormente. Alternando bosques de galería con campos de cereal en los que lucen los nogales nos acercamos sin demasiadas novedades hasta las cercanías de Villanueva Rampalay.

El caminito termina a la vera del precioso pero un tanto venido a menos puente medieval de la citada localidad. Caminamos por el mismo suspirando por una intervención inteligente para su conservación. Al otro lado encontramos las primeras casas, buscamos la carretera y llegamos a un cruce en dirección a Ailanes, dirección que tomamos.

No obstante, apenas pisaremos asfalto unos instantes. A la altura de la primera curva encontramos un camino en el lado derecho. Pasamos una zona de bosque de galería y pronto llegamos a un área de praderas un tanto abandonadas. Vamos dejando atrás esta zona siguiendo el camino más evidente. Observamos los signos de algunas plantaciones de frutales, otrora bastante más abundantes. Hacia el oeste observamos un bosque especialmente extenso y espeso, mientras que frente a nosotros identificamos unos relieves rocosos similares a los que superamos hace unos kilómetros.

Tras lamer de nuevo la orilla del río entramos en un tramo corto pero muy bonito a la sombra de los robles. Cuando parece que tiende a cerrarse el sendero desembocamos en otro más cuidado, el cual termina enseguida junto a una rudimentaria pasadera sobre el río, construida a base de amontonamientos de piedras a modo de pontones y una estructura de hormigón armado. Este tipo de paseras son frecuentes en esta zona y veremos varias de ellas en los próximos kilómetros.

Debido a la poca altura sobre el río, la pasadera tiende a convertirse en presa cuando el rio viene crecido, hecho que amenaza su supervivencia. Aunque con importantes desperfectos, en el momento de escribir estas palabras el paso es sencillo (al menos con un nivel bajo del río). Al otro lado encontramos los primeros indicios del pueblo de Tubilleja.

Llegamos a una nueva carretera justo a la entrada del pueblo. Siguiendo la misma cruzamos el breve caserío, en el que observamos algunos elementos interesantes como un gran escudo situado en la última casa del pueblo. Estamos muy cerca de nuevas peñas, en este caso pertenecientes a la sierra de Albuera, que estrechan el valle. 

Antes de llegar a los mismos alcanzamos las construcciones del molino de ”El Canto”, que presentaba la peculiaridad de estar compuesto por dos edificios, uno a cada lado el río. El de la orilla de enfrente forma parte de las instalaciones de un establecimiento rural

Continuamos por la carreterita bajo la sombra de las grandes peñas que forman un bonito paisaje. Tras una rampa corta pero con cierta dureza empezamos a descender. Pronto encontramos a la izquierda un sendero que vuelve a acercarse al río. Los últimos metros antes de Tudanca transcurren por esta abierta y agradable vega, en la que la orilla del río aparece limpia y tapizada de hierba. 

Casi imperceptiblemente se nos ha unido otro sendero de largo recorrido, el GR85, del que ya hemos hablado en este blog. Durante nuestro viaje tendremos varios momentos de interacción con este trazado.

Prácticamente incomunicado con el resto del mundo durante muchos años, el pueblo de Tudanca conserva parte del sabor rústico que se denota en sus casas y calles. Aunque esta esencia se ha ido difuminando gracias a un afortunado desarrollo de los servicios, sigue mereciendo la pena dedicar unos minutos a vagar por la aldea. Como parte del escenario, al borde del pueblo discurre el río rodeado de impresionantes peñas calizas.

Para continuar tomaremos como referencia la calle que separa las casas de la pradera natural que se encuentra al borde del río. Tras ignorar una nieva pasadera seguimos las señales por un sendero paralelo al cauce, aunque un poco separado del mismo (pro momentos aparecen algunas veredas laterales que ignoraremos). La vegetación está dominada por la encina. Pasado un kilómetro empezamos a alejarnos algo del río y llegamos a lo más marcado del desfiladero. El sendero se ve obligado a trazar una serie de zig-zags para salvar un fuerte desnivel. 

Terminado este tramo tenemos unas buenas vistas del lado sur del desfiladero de los Tornos. A partir de este punto nos separamos del río pues no es posible continuar junto al mismo. Afrontamos un marcado descenso hasta llegar a una bifurcación. El camino de la derecha sigue el GR85 y se aleja algo del río, el de la izquierda va más cercano al curso de agua. Ambos vuelven a unirse unos centenares de metros más adelante.

Entre la vegetación y sin mayores novedades cubrimos el espacio que nos separa de Cidad de Ebro. Esta localidad tiene una tipología bastante diferente de la de Tudanca, con casas separadas y algunas luciendo el balcón montañés. En su ermita se puede rastreas algunos restos de origen mozárabe. Recorremos el pueblo por su calle principal que conduce al puente sobre el Ebro, al estilo de las pasarelas que hemos visto con antelación. Junto al mismo hay una zona acondicionada para el baño.

En todo caso, antes de llegar al puente hemos de tomar un camino que nace hacia la derecha, junto a un parque infantil. En este punto el GR99 se separa de momento del GR85. Este camino sigue bordeando al río. Tras dejar atrás una zona de chalets individuales pasamos a caminar por una zona de chopos y pequeños huertos. Finalmente el camino se transforma en un sendero que por algunos momentos parece que tiende a cerrarse, aunque se sigue con facilidad. En este tramo lo más llamativo son los aislados grandes robles que jalonan el camino, alguno con cerca de cuatro metros de perímetro.

Tras pasar por una zona un tanto irregular entre chopos alcanzamos la pista asfaltada que comunica Cidad con Manzanedillo. Apenas la tomamos unos metros, pues el sendero vuelve a surgir poco más adelante. Ahora andamos algo más cerca del río. Pronto llegamos a las inmediaciones del minúsculo y casi despoblado pueblo de Manzanedillo. 

Alcanzamos la pista que da servicio a este pueblo justo al final del puente que sirve para cruzar el Ebro. (otro de tipo pasarela de pontones). Para terminar la etapa cruzamos el puente camino de la carretera principal del valle. La tomamos hacia la izquierda; pero pronto localizamos el camino que, casi de frente, nos conduce rápidamente a Manzanedo. En este reducido pueblo (pese a ser la cabecera del valle) encontramos nuevos ejemplos de arquitectura popular y una iglesia de estilo románico, que alberga un pequeño museo de arte sacro.

Comentarios

Ruta bastante sencilla, aunque en algunos puntos el sendero tiende a cerrarse. Me parece un punto muy delicado la pasadera de Tubilleja, que se encuentra en estado de semiruina y tal vez no aguante las sucesivas riadas. La ruta circular más clásica para practicar en esta zona es la que recorre el desfiladero de los Tornos por ambos lados, opción que describimos en este otro artículo.
 
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Track de recorrido (pulsa en el círculo verde para más información)



Vídeo con imágenes del recorrido:



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