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Iglesia románica de Miñón

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En el minúsculo pueblecito de Miñón, en el valle de Santibáñez, se encuentra la iglesia parroquial de San Pedro. Llaman la atención los restos procedentes del periodo románico; que se concentran en los canecillos del ábside y, sobre todo, en la portada.
 



Tiene aspecto algo extraño, no sólo por un “embutido” parcial en un contrafuerte posterior, sino por su configuración de arco parcialmente apuntado que fuerza un tanto la composición general. Data de finales del siglo XII o principios del XIII, y está sin duda entre las más interesantes del románico burgalés.
 


La primera arquivolta es quizá la más llamativa. Está compuesta de doce medallones que representan supuestamente los doce signos del zodiaco. No obstante, no se puede establecer una relación unívoca entre todas las figuras y los símbolos astrológicos. Tal vez estén inspirados en miniaturas de códices. Presenta en este sentido evidentes similitudes con las portadas de Soto de Bureba y Almendres, aunque afortunadamente se encuentra en mejores condiciones de conservación.
 


No tan llamativa, en principio, es la tercera arquivolta; pero si nos fijamos un poco descubriremos su delicada talla, en donde abundan los personajes tocando instrumentos, así como otros de interpretación más confusa. Nota común es la macrocefalia (“cabezón”) que muestran todas las figuras.
 


A la composición se suman otras dos arquivoltas más sencillas, con motivos geométricos, los capiteles y columnillas, desaparecidos o muy deteriorados, y el tejaroz superior. Según la Enciclopedia del Románico, parece tratarse de una obra muy local ya que el tipo de trabajo no encuentra similitudes en otros templos cercanos.

El templo fue restaurado en 2003 con fondos de la Fundación del Patrimonio Histórico. Para el que quiera entrar en más profundidad en el análisis e interpretación de esta portada; existen abundantes recursos en internet al respecto. 

La ermita de la Virgen de la Cuadra y el yacimiento prerromano de Páramo Ciudad

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A unos dos kilómetros escasos de Miñón, y a tiro de piedra de Zumel, se ubica la ermita de la Virgen de la Cuadra, patrona del Valle de Santibáñez.

Vista de la ermita. Al fondo Zumel y su torre
No está muy claro el origen de esta curiosa advocación. Las explicaciones más prosaicas aluden a la forma cuadrada de la primitiva ermita o bien a la antigua ubicación en el lugar de un aprisco. Algunas versiones parecen relacionarla con el hallazgo de la talla de la virgen en una cuadra para el ganado.

Escudo en la fachada de la ermita.
La fiesta actual se celebra en Pentecostés, siguiendo un ritual de procesión con los estandartes de los pueblos de la zona y bendición de campos. Tradicionalmente se aprovechaba la ocasión para agradecer a la Virgen los favores concedidos. Hablan las crónicas antiguas de soldados que sobrevivieron a la Guerra de la Independencia, jóvenes que superaron reyertas a navajazos e incluso de la intercesión de la virgen ante una plaga de langostas en 1611, tras la cual las limosnas llegaron para poder dorar el retablo del templo.

Ermita de la Cuadra y detrás "Páramo Ciudad".
La iglesia como tal no tiene especial valor artístico, pero sí la talla de la virgen que se remonta al siglo XIV. Lo que sí nos sorprende es el gran panel fotovoltaico existente en los aledaños y es que posteriormente he podido conocer que su finalidad era dotar de iluminación a la casa de la ermitaña que aún se ocupa (o se ocupaba) del lugar. Contemplan la estampa sendos escudos e inscripción que recuerdan que el templo perteneció al Real Monasterio de San Bernardo de Burgos.

Páramo Ciudad visto desde la iglesia de Miñón
El pueblo más cercano a la ermita es la Nuez de Abajo. Justo enfrente se encuentra un saliente del extenso páramo que rodea a este tramo del valle del río Úrbel. Este cerro recibe el significativo nombre de Páramo Ciudad, y en el mismo se encuentra un extenso yacimiento arqueológico de época prerromana. La superficie total ronda nada menos que las ochenta hectáreas, separadas entre una  probable zona poblacional y otra castral. En esta última son reconocibles algunos restos de muros, para los legos como yo.




Diversas imágenes de posibles amurallamientos de Páramo Ciudad
Por su extensión y las referencias existentes, el yacimiento es el principal candidato a ser la ciudad turmógida de Bravum, citada en los documentos de Ptolomeo. Poco se sabe de este pueblo prerromano, quizás por su carácter pacífico que no dejó registros de combates con el invasor romano. Tampoco se ha llevado a cabo un estudio en profundidad de este yacimiento, aunque curiosamente en fechas muy recientes ha terminado una prometedora campaña exploratoria, llevada a cabo por técnicos de la Universidad de Burgos, que esperamos tenga continuación en próximos años. Más información sobre esta exploración en este blog especializado.

Vista de la torre de Zumel desde Páramo Ciudad

La imponente torre de la iglesia de Santibáñez-Zarzaguda, vista desde el mismo lugar.

"Con el Viento", una película ambientada en Las Loras burgalesas

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Hace unos meses, y de forma totalmente casual, di en internet con un vídeo de una charla divulgativa en la que se hablaba de la grabación de una película ambientada en las Loras. Su directora, Meritxell Colell Aparicio, aunque nacida en Cataluña, está vinculada familiarmente con la zona, y en buena medida la propia película es un homenaje a sus raíces burgalesas, por parte materna.

Parte posterior de la zona de proyección. El sol aún incide sobre Peña Ulaña
Y tanto es así, que el dato que me pareció más interesante y conmovedor de todo el proyecto fue el deseo expresado por la directora de que el preestreno de la película se realizara en el pueblo de sus ancestros, Villamartín de Villadiego. Estando un poco atento a las diferentes fuentes de información pude enterarme de la fecha de proyección, el pasado día 12 de agosto, y para allí que me fui.

Zona de proyección, a los pies de Peña Amaya. Las sillas se quedaron cortas.
El lugar no podía ser más simbólico. Villamartín de Villadiego se encuentra en la misma falda de Peña Amaya, y el evento tuvo lugar en un amplio prado a los pies de la emblemática cima. Una gran pantalla y un buen número de sillas, que al final se quedaron cortas, completaron el escenario. Centenares de personas acudían andando o en vehículo al lugar para ser recibidos por un inesperado y variado refrigerio, preparado con cariño por el personal de la casa rural “Lar Maisterra”, de Fuenteodra.

Foto cedida por Meritxell Colell.
Y es que como recordaba emocionada la directora en la presentación de la película, la gran y sorprendente respuesta al evento no ha sido sino el reflejo del gran número de personas que se han volcado en que el proyecto fuera un éxito. Ello se notaba también por el buen rollo y ambiente que se respiraba en el lugar.

Cartel de la película, con el perfil de Peña Amaya aún visible.
Comenzó el programa con la proyección de una selección de imágenes grabadas en la zona durante los años 2015 y 2016, que podríamos caracterizar como “costumbristas” y que al final no fueron incluidas en el montaje final. Quizás para buena parte de la audiencia, estas imágenes resultaron tan emotivas o más como la propia película.

Y a continuación empezó la película, titulada “Con el Viento”. No voy a entrar en la crítica cinematográfica, un aspecto que queda lejos tanto del ámbito del blog como de los conocimientos de su autor. Grosso modo, podríamos definirla como una bella película donde ficción y documental se unen para mostrar la realidad de la vida rural. En todo caso para mí es suficientemente meritorio el propio desarrollo de esta preciosa y original forma de hacer comunidad en uno más de nuestros territorios rurales tan afectados por la despoblación.

Fotograma de la película "Con el Viento", de Meritxell Colell Aparicio
"Con el viento" es una coproducción entre España, Argentina y Francia, de la mano de las productoras Polar Star Films, Habitacion 1520 y Paraiso Production. El proyecto fue seleccionado en L'Atelier de la Cinéfondation del Festival de Cannes en 2015. La proyección en Villamartín de Villadiego tuvo un carácter excepcional. Su difusión en festivales y estreno en salas no se producirá antes del próximo año 2018. Más información en la página web www.tierrasdesoledad.com (Tierras de Soledad fue el título provisional de la película).
 

Enclaves burgaleses: El Ternero

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Además del Condado de Treviño, la provincia de Burgos cuenta con tres minúsculos enclaves en otras provincias. El mayor de los mismos, y con seguridad el más interesante, es la conocida como Finca o Hacienda El Ternero. Se encuentra en tierras riojanas, a muy escasa distancia en línea recta del límite con Burgos, aunque con la barrera de los humildes pero escarpados Montes Obarenes.

Delimitación de la Finca "El Ternero" en el mapa.

Reproducción de un antiguo mapa. El Sur está en la parte superior.

Constituye una finca individualizada o coto cerrado, y por lo tanto de acceso privado. Así lo comprobamos al venir por el camino de Sajazarra (pueblo cuya visita bien merece la pena). La superficie total ronda las 250 hectáreas; siendo la altitud media de unos 650 metros. La superficie es más bien montuosa, y está ocupada por cereales, viñedos y otros árboles frutales, amén de áreas de bosque, especialmente pinar.





Aspecto de una de las entrada a La Hacienda. En la columna antigua aparece grabado el nombre de la finca.
Este lugar formó parte desde la Edad Media de las propiedades del cercano monasterio de Herrera, creándose aquí un pequeño priorato. El documento más antiguo al respecto se remonta al año 1077. Una bula del año 1245 confirma la adscripción de El Ternero al Monasterio de Herrera. En 1621 la Hacienda rentaba al monasterio con 150 fanegas de trigo, y en 1714 con 186 cántaras de vino. El peculiar nombre pudiera tener relación con un uso preferentemente ganadero. La vinculación con este monasterio es la clave de su actual pertenencia a la provincia de Burgos.


Dos vistas desde las proximidades de la bodega. En la primera imagen, a la izquierda, se ven las características peñas de Cellorigo.
Esta posesión permaneció inalterada hasta las desamortizaciones del siglo XIX. A partir de entonces ha pasado por diversos propietarios. En el lugar siguieron viviendo vecinos en forma de aparceros o arrendatarios hasta bien entrado el pasado siglo. En 1950 contaba todavía con 37 habitantes. Existía una escuela e incluso un destacamento de la Guardia Civil. Aún hoy en día los descendientes de los últimos pobladores realizan visitas esporádicas a los restos del antiguo cementerio.


Vista de parte de los edificios de la bodega. A la derecha la ermita y a la izquierda el edificio histórico reformado
A principios del presente siglo la finca es comprada por unos empresarios riojanos que han procedido a la modernización y mejora de las instalaciones. Se ha conseguido la inclusión de la finca dentro de la Denominación de Origen Rioja, a la que pertenecen unas 60 hectáreas; aunque se está en proceso de ampliar esta cifra hasta las 120 hectáreas. Algunas de las cepas tienen una antigüedad superior a los 50 años.


Interior de la ermita.
Por lo tanto, desde el punto de vista técnico, se puede decir que aquí se produce el único vino de la denominación de origen Rioja en territorio perteneciente a Castilla y León. Unos vinos por cierto con bastante personalidad derivada de la orografía y altitud de la finca. También hay parte de cultivo de secano y un pequeño olivar.


Interior del edificio histórico; antiguo refectorio y hospital. Obsérvese a la izquierda la entrada a las antiguas bodegas.
Siendo conocedor de la posibilidad de realizar visitas concertadas, me puse en contacto con la finca para evaluar la posibilidad de poder efectuar una visita a la Hacienda enfocada más a los aspectos geográficos e históricos que a los puramente enológicos. La respuesta fue afirmativa y extremadamente amable.



Las uvas van madurando
Llegados a la bodega propiamente dicha, acceso que se realiza desde la preciosa localidad de Sajazarra, nos encontramos con una serie de edificios de cierto volumen. Parte de los mismos siguen siendo originales del siglo XVII, levantados con piedra de la zona. Destaca la gran Sala-Refectorio, que en su momento también se utilizó como Hospital para acoger a los peregrinos que pasaban por el lugar siguiendo un ramal poco habitual hacia Santiago.


Tanques de fermentación
Desde esta sala se accedía hacia la zona de bodegas y almacén de productos, si bien actualmente no se encuentran en condiciones de poderse recorrer. La elaboración actual de los vinos se realiza con materiales y técnicas modernas, pero intentando inspirarse en los conocimientos desarrollados en su momento por los monjes. En el centro de la plazoleta formada por los diversos edificios de la propiedad se encuentra la ermita de la Virgen de la Pera. Se trata de un sencillo edificio que guarda una imagen gótica de la titular.

Zona de cubas.
Comentando las peculiaridades administrativas de la finca, me indican que trae algunos problemas relacionados con la tramitación de licencias, realización de gestiones burocráticas…sin que los mismos sean realmente demasiado engorrosos. Desde el punto de vista enológico están ampliando poco a poco el aspecto enoturístico, aprovechando el hecho de ubicarse en un coto cerrado con un interesante paisaje (buscando un poco el estilo de los chateaux franceses).

Algunos de los vinos producidos en "El Ternero"
Podéis saber más sobre la historia y geografía del lugar, así como de sus bodegas y caldos, en http://www.elternero.es/ y http://elternero.com/ . Para concluir, podéis ver el reportaje que se emitió en el programa "La Posada" de RTVCYL, que se encuentra en youtube en dos partes: uno y dos

Desde la bodega se disfruta de unas fantásticas y relajantes vistas de buena parte de La Rioja
Muy cerca de la Finca "El Ternero" se encuentra el minúsculo enclave de Sajuela.

Ros y Las Celadas

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De Ros se dice aquello de:

San Martín con ser francés
partió su capa con Dios
y vosotros los de Ros
tenéis una y queréis dos.

Foto con zoom realizada desde Páramo Ciudad, lugar del que hablábamos recientemente
En todo caso el motivo de acercarme a la localidad es buscar un moral del que habíamos oído hablar, situado al lado de la iglesia. Dos imágenes más cercanas del árbol. Desmochado pero aún robusto. Según me contaron unos lugareños, antes de su tala parcial el ejemplar era bastante mayor.




Tiene unos 3 metros de perímetro a la altura de la cintura. Sorprende un tanto encontrar este ejemplar, algo alejado de las zonas de la provincia en las que son más abundantes los morales al lado de iglesias.

Seguimos hacia el cercano lugar de Las Celadas para hacer una visita menos agradable; la que nos ofrecen las ruinas románicas del templo de la ermita de la Asunción de Santa María.



En esta imagen se observan los restos de la anterior portada románica, desaparecida a finales del siglo XVIII para hacer un troje.
Ofrece este templo un aspecto bastante mejor que el que tenía hace siete años, cuando realizamos las primera visita. Se ha puesto un nuevo tejado y se ha limpiado el entorno.





En todo caso el interior tiene un aspecto muy similar, con los estragos del expolio aún visibles y sin que podamos afirmar que haya sido salvada de la ruina.



Según parece, las reparaciones se han realizado por parte de los vecinos y la junta vecinal; con pequeña ayuda externa. En realidad esta ermita es la parroquial de un segundo barrio que existió en el lugar hasta finales del siglo XIX (de ahí el plural de la denominación del pueblo). Se trata de un edificio bastante sencillo, con la pureza del románico rural con algunos añadidos posteriores. 

Ruta de senderismo: Hoces de Sobrón

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Ruta muy interesante y sorprendentemente poco conocida que nos permite disfrutar del gran paraje que rodea el embalse de Sobrón. La ribera del Ebro y la iglesia y los alcornoques de Bozoo suponen un gran complemento a la jornada.

Dificultad: Baja salvo en el tramo de ascenso, en donde se puede considerar alta.
Orientación (sin GPS con track o cartografía): media. La dificultad se concentra en el tramo de ascenso.
Belleza: Alta
Tiempo y distancia: 15,5 kilómetros y 4 horas y media.

 



Situación

Saldremos de Burgos en dirección Miranda de Ebro por la N-I. Pasado el desfiladero de Pancorbo tomamos la carretera que se dirige a Puentelarrá y el Puerto de Orduña. A la altura de Santa Gadea del Cid encontramos el desvío hacia la izquierda que en dos kilómetros y medio nos deja en Bozoo. Pasada su iglesia parroquial encontramos una gran plazoleta donde dejar el vehículo.

Puntos de Interés
 
Iglesia de Bozoo. Vistas sobre la llanada de Miranda. Ribera del Ebro. Fuente y Puente de Sobrón. Pantano del Sobrón. Hoces del Sobrón. Alcornoques. Bosques de Bozoo.
 
Descripción de la Ruta
 
En esta plazoleta encontramos un panel explicativo de las Rutas del Parque Natural Montes Obarenes. Nos situamos orientados hacia la iglesia y caminamos hacia la misma, tomando la calle que surge a la izquierda, como a unos 100 metros del templo. En este punto vemos la señal de un sendero de largo recorrido (pintura blanca y roja) que se corresponde con el Sendero de Agua y Roca. Este sendero transita por todo el perímetro de la llamada “llanada de Miranda”. En concreto la señalización indica el pueblo de Portilla, que es hacia donde empieza nuestra ruta. 
 
En pocos instantes dejamos atrás el pueblo y pasamos a caminar por un camino algo borroso que transita justo por el límite entre el monte y las tierras de cultivo. Ganamos un poco de altura pudiendo disfrutar de una buena panorámica de toda la llanura y de los relieves que la limitan: Montes Obarenes orientales, pueblos de Bozoo y Santa Gadea del Cid, las torres características de Fontecha (ya en territorio alavés)…
 
Sin muchas novedades cubrimos el kilómetro y medio que nos separa de Portilla. Se trata de un núcleo de población muy pequeño en el aún sobresale la presencia de su arruinada iglesia. Seguimos ahora por la carretera que da servicio al pueblo; pero en unos cientos de metros nos desviamos por la pista que comunica con el cercano lugar de Villanueva Soportilla. 
 
Se trata este de un pueblo mucho más cuidado que denota la presencia de población flotante procedente probablemente de los cercanos Miranda y País Vasco. Podemos admirar un lavadero y una curiosa fuente, entre otros elementos constructivos. Tomando como referencia la fuente, seguimos la calle que continúa más hacia el este, en dirección al monte. En este punto dejamos de seguir el sendero de largo recorrido GR-291.
 
Al poco salimos del pueblo y continuamos unos metros sin cambiar de dirección en suave ascenso. Pronto giramos hacia la derecha y seguimos subiendo un poco más. No mucho después dejamos de ascender a la altura de una bifurcación, en la que continuamos por la derecha, manteniendo la dirección norte a la búsqueda del cauce del río Ebro. Vamos viendo frente a nosotros los contundentes perfiles de la parte alavesa de la sierra de Árcena
 
En unos minutos giramos bruscamente hacia la izquierda en una bifurcación y casi inmediatamente a la derecha; recuperando la dirección. Al instante pasamos bajo un arco que en realidad es un resto del abandonado canal de Fontecha. Casi inmediatamente llegamos a la vera del río Ebro, junto a las instalaciones arruinadas e irreconocibles de un viejo molino. Acabamos de incorporarnos al trazado del GR-99, sendero del Ebro, que seguimos en sentido ascendente. 
 
Empezamos a seguir un amplio meandro del río protegido por grandes moles rocosas. En realidad acabamos de entrar en la estrechez formada por las Hoces de Sobrón. Según la época del año, será notorio el jolgorio del parque de aventuras que se sitúa al otro lado del río. El sendero es muy bonito y nos ofrece bellos tramos de bosque de ribera y vistas del río y de las laderas de la garganta. Por momentos el agua llega a lamer el sendero; punto en el que nos encontramos con la decimonónica y decadente fuente de la Salud
 
Situada en terreno burgalés, su acceso más evidente se efectuó desde siempre desde zona alavesa. Su acondicionamiento se realizó en paralelo al funcionamiento del cercano balneario de Sobrón. Famosa en su momento por sus propiedades curativas asociadas a sus aguas bicarbonatadas sódicas, hoy se encuentra en estado bastante precario, fruto del abandono de la citada instalación. Tampoco ha corrido mejor suerte el puente de factura romántica que comunicaba ambos lados del río, parcialmente destruido por una riada en el año 2015.
 
A partir de este punto las cosas se empiezan a complicar. Seguimos en la misma dirección, pero estamos atentos en las diversas derivaciones en buscar las sendas que transitan más hacia el interior y más alejadas del río. Esto es especialmente importante en el punto en el que supera un puente sobre el canal abandonado, tras el cual hemos de seguir hacia la izquierda. Inmediatamente afrontamos un tramo muy empinado, al final del cual incluso hemos de ayudarnos de las manos para superar un tramo rocoso. 
 
Desde este punto hemos de seguir nuestra intuición para ir seleccionando el mejor sendero, en general como comentamos hacia el interior. La espesura cierra en muchos momentos la trocha; no tanto a la altura de las piernas, como a la del pecho y la cabeza, con lo que con frecuencia nos vemos obligados a agacharnos y a apartar ramas. La pendiente es también considerable. En las pocas zonas abiertas observamos cómo estamos remontando una especie de gran vaguada que se separa del valle principal. No será hasta el final de la misma cuando tengamos las mejores vistas panorámicas. 
 
Tras este duro y largo ascenso, hacia la cota 760 (hemos empezado el ascenso casi 300 metros más abajo) intuimos cierta apertura del paisaje hacia nuestra derecha. En este punto buscamos unos hitos montañeros en esa misma dirección. Los mismos son los indicadores del acceso a los mejores miradores sobre las hoces y embalse de Sobrón. Son unos 200 metros de avance algo dificultoso bastante cerrado por la maleza. 
 
Durante este tramo tenemos algunos puntos con buenas perspectivas, pero continuamos hasta el último mirador, una plataforma rocosa de color rojizo y tamaño algo mayor a las anteriores. No es hasta este punto en donde podemos ver todo el embalse. Desde aquí tenemos una vista impresionante de todas las hoces y el embalse de Sobrón, siendo fácil contemplar el vuelo de las rapaces bajo nosotros. Estamos ante uno de los paisajes más sobrecogedores de la provincia. Doscientos metros más abajo encontramos la lámina de agua que se extiende por los diversos recodos del cerrado valle. Una exuberante vegetación se extiende por las laderas, especialmente por la sur, mientras que hacia el norte observamos buena parte de las cumbres de la sierra de Arcena.
 
Tras disfrutar de la panorámica remontamos hasta el sendero principal y seguimos subiendo. Afortunadamente poco a poco vamos dejando atrás la parte más cerrada y también la pendiente se suaviza. Cada vez vemos más cerca la ceja rocosa sobre la que se encuentra el pico Recuenco. Incluso durante unos instantes transitamos junto a rodal de hayas. El sendero se acaba transformando en las rodadas de un camino carretero. En todo caso aún hemos de seguir subiendo hasta la cota 930 (empezamos en la 480).
 
Sin solución de continuidad empezamos a descender y nos internamos en los montes de Bozoo. Tras dejar atrás un grupo de vacas llegamos a la altura de una pista en el punto en el que la misma traza una amplia curva. La seguimos hacia la izquierda subiendo ligeramente. Unos 300 metros más adelante la pista gira un poco hacia la izquierda en el punto en el que supera un paso canadiense. Nada más superar el mismo nos salimos del camino buscando una especie de vaguada en el lado derecho, en la que pronto aparece un sendero. Desde aquí hasta la llegada a Bozoo seguiremos las marcas blancas y verdes del sendero de pequeño recorrido SL-BU-92. 
 
Mientras seguimos el suave descenso por la vaguada estamos atentos a la gran sorpresa del recorrido: ejemplares aislados de alcornoque aparecen salpicados aquí y allá entre los pinos y las encinas. Es un poco difícil distinguirlos de estas últimas, debiendo estar atentos a su peculiar corteza. Un controlado programa de seguimiento trata de favorecer el desarrollo de esta valiosísima rareza botánica. Los pinos van siendo cortados selectivamente para ir favoreciendo el desarrollo de los alcornoques, algunos de los cuales va mostrando ya un porte relativamente importante. 
 
El tramo de descenso por la vaguada termina en el momento que nos incorporamos a una pista y continuamos el descenso por la misma. Este camino también es muy agradable, pudiendo descubrir en el fondo de este pequeño barranco ejemplares interesantes de tilo y madroño, entre otras especies. Una nave ganadera nos indica que estamos acercándonos a un núcleo poblado, cosa que sucede un poco más adelante cuando llegamos a Bozoo.
 
No podemos abandonar el pueblo sin dedicar unos minutos a ver su bonita iglesia, en donde destacan sendas portada y ventana de factura románica. 

Comentarios

Ruta que en principio podría considerarse una de las más bonitas de la provincia, aunque lamentablemente está seriamente amenazada por el modo en que se ha cerrado el sendero de descenso hacia el Ebro. Desde la última vez que estuve en la zona, hace unos cinco años, la senda ha empeorado sensiblemente, y ya no me atrevo a recomendarla salvo para personas acostumbradas a tratar con este tipo de terrenos. Es una verdadera pena.

Desde Villanueva Soportilla un camino de unos dos kilómetros nos lleva a su interesante necrópolis medieval.
 
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Track del recorrido (pulsa en el círculo verde para más información):
 

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Vídeo del recorrido:
 

 
  

Santibáñez Zarzaguda

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La localidad que da nombre al municipio y sin duda la de mayor tamaño destaca sin duda por su gran templo, con aspecto casi catedralicio. Construida fundamentalmente a lo largo de los siglos XV y XVI destaca al exterior sobre todo por su gran torre, culminada ya en el siglo XVI.

 
Vista de Santibáñez Zarzaguda desde Páramo Ciudad
 
 


No obstante para el visitante medianamente avispado o avisado, llamará la atención el apostolado románico que aparece empotrado en su fachada principal, a buena altura. En realidad no es un apostolado completo, puesto que al interesante "Maiestas Domini" con su tetramorfos le acompañan únicamente ocho apóstoles.


 

Insertados en la muralla protectora del atrio de la iglesia, a nuestra altura, encontramos dos figuras más. En realidad son dos réplicas que sustituyeron a las originales; hoy en el interior de la iglesia junto a las dos figuras que faltarían para la docena.
 


 
Contemplándolas en proximidad podemos, además de comprobar que su tamaño es casi natural, ver que corresponden a un románico tardío. También es evidente que, aunque estilísticamente son muy similares, no hay una correspondencia total con los personajes apostólicos. Esto, junto con la existencia de algunos capiteles sueltos, lleva concluir que todos estas piezas pudieron pertenecer a un mismo templo, pero que no formaban parte de un único conjunto escultórico. Una teoría asocia estos restos románicos con la antigua iglesia del desaparecido barrio de San Juan, en donde hoy pervive la construcción de lo que fuera un antiguo molino.

 
Ya que estamos en el interior, podemos admirar algunas características de este tipo de templos; como sus altas bóvedas adornadas de nervaduras o el interesantísimo retablo renacentista construido por Gonzalo Ruiz de Camargo y Pedro de Colindres a mediados del siglo XVI.


 
A estos se unen otros elementos más pequeños del patrimonio mueble, entre los que podemos citar la triple figura de Santa Ana con la Virgen y el Niño, o la que sin duda es la pieza más interesante del templo, un tríptico de estilo flamenco que recoge escenas de la Natividad.



Curioso retablo de tipo indiano dedicado a nuestra señora de Gaudalupe. En la predela encontramos esta posible representación de la iglesia antes de erigirse la torre barroca.

Santa Ana con la Virgen y el Niño. Siglo XIV.



Tríptico de la Natividad y detalles. Siglo XV.
Ya fuera de la iglesia, dedicamos unos minutos a ver sendos molinos de propiedad municipal recuperados recientemente, el de Villaniego y el de Somovilla. En este segundo accedemos a su interior, en el que se ha reproducido la maquinaria.






Huérmeces

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Huérmeces es un pequeño pueblo situado a tan sólo una veintena de kilómetros de Burgos, al borde del río Úrbel y en el antiguo camino, hoy vía secundaria, a Aguilar. Por su ubicación al comienzo de un pequeño desfiladero se cree que pudo ser una de las primitivas atalayas de repoblación altomedieval. Según algunas teorías pudo existir un castillo de esta época en el actual emplazamiento de la ermita de Cuesta Castillo, de nombre harto ilustrativo.
 

 

 Tal vez por ello el lugar siempre ha tenido un cierto rango, y ya durante los siglos XVI y XVII seguía siendo hogar de varias familias nobles, algunas constituidas por indianos que regresaban con su fortuna. De esta época data parte del compacto grupo de casas, construido con la excelente y recia piedra caliza del páramo.
 



Muestro, por su originalidad, el relieve de una espada sobre un dintel de sabor medieval.
 


O esta llamada fuente romana o fuente de San Román, con influencias de tal época pero construida en época medieval. 
 
 
El edificio más interesante se encuentra a la salida del pueblo en dirección a Santibáñez. Se trata del palacio de los Fernández Zorilla, del siglo XVII. Este palacio presenta ciertas similitudes con el Palacio de Chiloeches, ya que ambos fueron edificados en similar época y por orden de la misma familia. Nos cuenta el libro "Burgos, mansiones señoriales" que el lema de la familia era “velarse debe la vida de tal suerte, que viva quede después de la muerte”, un lema que da que pensar, sin duda.

 
 
En la construcción de este palacio intervino de forma decisiva don Pedro Fernández-Zorrilla, obispo de Mondoñedo, de Badajoz y de Pamplona. Parece que no le fue bien al obispo en este último destino, ya que su fuerte carácter chocó con el también fuerte carácter de los navarros, lo que llevó incluso al extremo de la excomunión del cabildo pamplonica y el desplazamiento de la sede episcopal a Sos del Rey Católico. Don Pedro murió en Estella y fue traído posteriormente a este casa, en cuya capilla residen sus restos.


 
Llama la atención el excelente escudo familiar perfectamente conservado. El cuerpo principal guarda una estudiada simetría, aunque tiene anexas varias dependencias (entre ellas una capilla) y una gran huerta. Según algunas fuentes, en los siglos XVIII y XIX sirvió de colegio. Hoy el edificio se encuentra restaurado y acondicionado para el alquiler completo, por tarifas que oscilan entre las módicas cifras de 600 y 1000 euros la noche. Para el que quiera saber más al respecto o simplemente ver fotos del interior, se puede consultar la página web



 
También se le ha dado un uso turístico al palacio renacentista de los Arriaga-Salamanca (o de los Alonso de Maluenda); situado en las afuera de la localidad, al otro extremo del pueblo. Lo más llamativo del mismo es la balconada orientada al oeste (aunque para nuestra sorpresa averiguamos que fue creada en pleno siglo XX) y los medallones que flanquean su portada. En este lugar se ha desarrollado un proyecto mixto que implica la ocupación de parte del espacio por parte de la empresa Fénix Restauración (dedicada a la rehabilitación de bienes artísticos) y la utilización del resto para la celebración de eventos. Más información en http://www.palaciodehuermeces.com/

 
 
Y aún queda un edificio histórico adicional, los restos de la torre de los Padilla, conocida en el pueblo como “El Torreón”. De la misma quedan dos lienzos casi enteros, pudiendo rebuscarse el arranque de los otros dos. Aparece citada en documentos de principios del siglo XVI. En 1774 se la menciona como posesión del Duque de Abrantes, indicando que por dentro está toda “desbaratada”. A día de hoy apenas se pueden ver algunas ventanas y aspilleras, aunque es evidente el uso de buen sillar en vanos y esquinas. Los estudiosos han detectado los restos de un cuerpo adosado.




Buena parte de su ruina proviene de su derribo parcial en los años cuarenta del pasado siglo, por parte de su propietario, para vender la piedra para su uso en construcción. ¡Quien sabe cuántas de las buenas casas del pueblo tienen piedra procedente de esta torre!. En el blog sobre el pueblo, podemos ver una fotografía de la torre tomada en los años 30 en la que el edificio aparece estructuralmente íntegro.



Por cierto, quiero aprovechar para recomendar la consulta detenida de los contenidos de este excelente blog, con artículos muy documentados llenos de sensibilidad, que sirven para hacerse una buena idea de la esencia de toda esta comarca y alrededores.


Quintanilla Pedro Abarca y cercanías

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Aguas arriba de Huérmeces (LINK), el río Úrbel atraviesa un sencillo desfiladero. Desde el mismo se abre un valle lateral en donde se encuentran los pequeños pueblos de San Pantaleón del Páramo y Quintanilla Pedro Abarca. 


 En este segundo pueblo encontramos un templo dedicado a San Vicente, que conserva del periodo románico un sencillo ábside.


La mayoría de los canecillos y capiteles son extremadamente sencillos. Quizás se pueden destacar unos en los que aparecen un perro y un cérvido.





Las manchas de arbolado son cada vez más frecuentes a medida que avanzamos por el vallejo, y se convierten en un verdadero bosque pasado el pueblo de Quintanilla. En el mismo encontramos una sencilla ermita en un bucólico paraje. La misma recibe el aclarativo nombre de ermita de la Virgen del Robledillo.


También recibe la advocación de Santa Isabel, día en que se celebra la festividad. El lugar ha sido desde siglos, y sigue siendo, lugar anual de romería en el día de la santa, en Julio, de los pueblos de la cuenca alta del Úrbel. 


El entorno presenta cierto acondicionamiento que no ha afectado a la magia del lugar. Destaca este juego de bolos perfectamente integrado en el paisaje.


Si continuamos por el camino que nos ha llevado a la ermita, en dirección a Acedillo, podremos localizar un camino llamado desde antiguo Camino Real, tradicional acceso a Burgos desde la zona del Tozo. Algunos expertos quieren ver incluso en este camino el heredero de una antigua calzada romana que partiría de Deobrígula (actual Tardajos). Aquí vemos unas fotos del ascenso a la Zona del Perul.





Aquí se pueden apreciar las piedras del lateral.




Pueblos de la despoblación: Avellanosa de Rioja

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De los pueblos con arquitectura popular de interés dentro de la provincia, sin duda Avellanosa de Rioja es el menos conocido. A ello contribuye sobremanera su apartada ubicación en un apartado confín de los Montes de Ayago, dentro de la parte de la Sierra de la Demanda lindante ya con La Rioja, y que su mejor acceso sea una larga pista forestal que por momentos se interna en la citada comunidad vecina.

Situación de Avellanosa de Rioja en el valle del río Reláchigo. Robledales de roble rebollo, que al ganar altura son sustituidos por hayedos y pinares de repoblación, cubren las empinadas laderas que rodean el pueblo. Según parece estas actividades de repoblación llevadas a cabo por el ICONA fueron uno de los acelerantes en el proceso de emigración, al reducir la extensión de pastos disponibles.
 
Avellanosa de Rioja presenta uno de los conjuntos tradicionales urbanos mejor conservados de la provincia de Burgos. Unido a Eterna, que a su vez es pedanía de Belorado, el pueblo que está situado en un estrecho valle abierto por el rio Reláchigo. Tradicionalmente agrícola y ganadero, llegó a tener 50 habitantes en el primer tercio del siglo XX, pro fue paulatinamente abandonado desde los años sesenta.
 



Pese a ello, los hijos de Avellanosa, y algunos neorurales que se han instalado en el lugar los últimos años, se han preocupado de impedir que, como ha sucedido en muchos otros casos, la ruina se apoderase de la localidad. Pero el hecho definitivo fue la llegada al pueblo de un ermitaño (Fray Ramón) que hasta su muerte, se preocupó de cuidar el caserío y de mantener abiertas sus calles y caminos.



De esta forma, hoy día presenta una fisonomía urbana que lo distingue de la práctica totalidad de los pueblos burgaleses. Sus casas responden al modelo más primitivo de vivenda popular imperante en la comarca del alto Tirón. El elemento constructivo protagonista en Avellanosa es el entramado de madera, relleno de adobe y en algunos casos, con ladrillo de tejar. 

 
 
 
Todas las edificaciones cuentan con un zócalo ejecutado con cantos rodados y están cubiertas con tejados a dos aguas, que además presentan amplios aleros con canes de madera trabajados y tallados. En agosto se celebra su fiesta principal en la Ermita de la Trinidad, aunque originalmente tenía lugar a finales de septiembre, en agradecimiento por las buenas cosechas de antaño.
 


Seis personas están empadronadas en Avellanosa, de acuerdo con los datos de 2016. Su despoblación temporal ha hecho que hayan desaparecido como entidad menor, dependiendo de la también menguada localidad de Eterna, y a su vez del Ayuntamiento de Belorado. Esta situación dificulta aún más la puesta en marcha de iniciativas en la localidad (Eterna queda a casi 30 kilómetros de distancia por carretera y pista). En repetidas ocasiones los vecinos han intentado revertir esta situación y constituirse de nuevo como Junta Vecinal para poder sacar un rédito de su amplia superficie rústica, que sería invertido directamente en el pueblo. 


La niebla empieza a cubrir Avellanosa de Rioja a medida que nos alejamos, como si quisiera mantener oculto su secreto.

Aunque acabamos de indicar que el recorrido en vehículo entre Eterna y Avellanosa implica un buen número de kilómetros, existe la alternativa de realizar ese trayecto por senderos montaraces. Se trata de un sencillo y bonito recorrido senderista, especialmente interesante en época otoñal, y que describiremos en el próximo artículo.

Más información en los siguientes enlaces:

Extenso y detallado artículo sobre cómo era la vida en este pueblo en el excelente blog “Los pueblos deshabitados” (destaca la participación como informante de Nati San Martín)

Asociación de vecinos y amigos de Avellanosa de Rioja 

También le dedican varios artículos en el blog “Redecilla, calle y camino”, destacando también los recuerdos y poesías de Nati San Martín.

Ruta de senderismo: de Eterna a Avellanosa de Rioja

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Nueva aproximación a los Montes de Ayago burgaleses, zona muy poco poblada y conocida, que nos permite además una original aproximación al escondido pueblo de Avellanosa de Rioja.

Dificultad: Media-Baja. Cierta complicación en el ascenso por el cortafuegos.
Orientación (sin GPS con track o cartografía): Fácil.
Belleza: Normal.
Tiempo y distancia: 3 horas y media (13  kilómetros)





Situación y acceso

Para llegar hasta el pueblo de Eterna tomaremos la N-120 hasta Belorado. Unos kilómetros más adelante tenemos un desvío que, a mano derecha, conduce a Fresneña, San Cristóbal del Monte y Eterna. Dejamos el coche al principio de la reducida localidad.
 
Puntos de interés
 
Arquitectura popular. Valles y bosques mixtos.
 
Descripción de la ruta
 
El pueblo de Eterna se encuentra al final de un alargado valle orientado de norte a sur formado por el arroyo homónimo. A medida que vamos avanzando por el mismo vamos viendo el tránsito de las suaves ondulaciones cerealistas de la llamada Riojilla burgalesa a los montes ocupados por prados y bosques autóctonos y de repoblación. El pueblo como tal aparece afectado por la despoblación; con la iglesia en ruinas, pero en el que aún vemos buenos restos de arquitectura popular basada en planta baja de mampostería y planta alta de adobe y entramado de madera.
 
Aparcamos el coche a la entrada del pueblo. A la altura de la primera casa, a mano izquierda, localizamos un camino que asciende por la ladera. Pronto llegamos a la divisoria entre el valle del arroyo Eterna y el del arroyo Pichona o San Julián. Hacia el sur observamos algunas de las cimas más importantes del norte de la sierra de la Demanda.
 
De las diferentes opciones optamos por seguir de frente, bajando hacia el segundo de los arroyos. Poco a poco el entorno cercano, que hasta ahora se ha mostrado bastante desprovisto de arbolado, empieza a mostrar algunos rodales de hayas y robles. Llegados al fondo del valle el sendero se orienta paralelo al cauce, siguiéndole en su descenso.
 
Pasados unos minutos llegamos a la altura de un pinar de repoblación que se observa al otro lado del vallejo. Abandonamos el sendero que traíamos buscando el cortafuegos que lo delimita. No hay sendero definido pero el avance no es excesivamente complicado. Pasamos el arroyo y tras pelear un poco con algunos arbustos buscamos el mejor paso hacia el cortafuegos. Tomaremos como referencia el límite del pinar para seguir ascendiendo.
 
Al principio hay que luchar un poco con las escobas pero poco a poco el avance cada vez es más fácil hasta permitir el paso sin mayor dificultad que la que proviene de la propia pendiente. Tras unos minutos alcanzamos una nueva divisoria norte – sur, en este caso entre el valle del arroyo Pichona y el del arroyo Reláchigo. Desde este punto se aprecian aún mejor algunas cimas como el Torocuervo o el San Lorenzo.
 
Encontramos aquí una pista que seguimos unos pasos hacia el norte. Pronto encontramos un marcado sendero que desciende hacia la derecha y que tomamos. Bajamos por el mismo con rapidez, apareciendo bajo nosotros, un tanto repentinamente, el apartado pueblo de Avellanosa de Rioja. En un momento dado llegamos a una bifurcación en la que seguimos hacia la derecha. Aparentemente se trata simplemente de un atajo, pues poco después se nos une un camino desde la izquierda.
 
Sin mayores novedades alcanzamos el núcleo citado, debiendo para ello superar una portilla de una alambrada. Estamos ante uno de los pueblos más singulares de la provincia. Su apartada ubicación, el empeño de sus antiguos y nuevos vecinos; y el hecho de que el único acceso para vehículos a motor se realice por un camino, ha permitido que se conserve una arquitectura popular en excelente estado, de la cual hablamos en un artículo independiente.
 
Tras dedicar unos minutos a la visita del pueblo volvemos sobre nuestros pasos ascendiendo hasta el anterior collado. Tomamos la pista que mencionamos anteriormente dejando a nuestra izquierda el pinar y a nuestra derecha el valle, en el que apreciamos masas boscosas de diferentes características. Se trata de un largo tramo un tanto monótono, en ligero descenso. Los pinos son dejados atrás y sustituido por robles.
 
Poco después de dejar a nuestra izquierda un nuevo cortafuegos encontramos en esa misma dirección un camino que desciende por el robledal. Tomamos el mismo camino de nuevo hacia arroyo Pichona. Superado el mismo lo seguimos curso arriba, dejándolo a nuestra izquierda. A la derecha aparece un pequeño pero bonito hayedo.
 
Unos cientos de metros después llegamos a una bifurcación. Pudiera ser más interesante seguir de frente, cerca del río, pero no tenemos seguridad de que este camino enlace con el que estuvimos hace un rato, en la primera parte de la ruta; así que decidimos asegurar tomando el que remonta por el hayedo.
 
Pronto el camino, en su ascenso, cambia de orientación dejando atrás el hayedo. Un par de revueltas y una larga cuesta con poca pendiente nos deja en la parte alta de este pequeño cordal. Nos vamos situando en dirección sur, confluyendo finalmente con una pista más marcada. El entorno presenta un arbolado un tanto diseminado que nos permite visualizar los paisajes circundantes.
 
Sin mayores novedades vamos avanzando terreno. Finalmente la pista principal acaba descendiendo hacia la izquierda. Siguiendo la misma acabamos junto a la pista que da servicio a Eterna; a tan sólo a unos cientos de metros del lugar en donde dejamos nuestro vehículo.
 
Comentarios
 
Ruta sencilla sin demasiadas pretensiones en la que tal vez lo más interesante sea aportar un original acceso al pueblo de Avellanosa de Rioja y la toma de contacto con algunas muestras de bosque autóctono. Queda pendiente para el futuro explorar las posibilidades de recorrer el valle del Arroyo Pichona o río San Julián, un curso de agua que en sus primeros 11 kilómetros de recorrido no pasa junto a ningún núcleo urbano.

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Castillo de Úrbel del Castillo

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Úrbel del Castillo es un pueblo en el que la mayoría de los edificios lucen la buena y recia piedra castellana. A su entrada aún existen prados que recuerdan lejanamente a aquellos a los que llegaban los rebaños de la Mesta desde la sierra de Neila.


Pero hoy en día todo el conjunto queda supeditado a los restos de su antiguo castillo roquero, que podría aparecer acompañando la definición de "inexpugnable".Tanto es así que si intentamos acceder sin conocer el sendero más adecuado, es probable que acabemos enriscados y teniendo que usar las manos para alcanzar los restos de su torre del homenaje.


Los orígenes de este castillo hay que buscarlos muy probablemente en el periodo de repoblación de finales del siglo IX. Se encuentra ya documentado en el siglo XI, centuria en la que pasa a formar parte durante un pequeño periodo de tiempo (unos 20 años) del reino de Navarra como consecuencia de la división del reino entre los dos hijos de Sancho el Mayor.


Tuvo esta fortaleza cierto protagonismo durante esos años, al situarse justo en la línea divisoria. Como consecuencia de los resultados de batalla de Atapuerca (1054), los castellanos tiene via libre para recuperar el territorio perdido y las principales plazas van cayendo rápidamente en sus manos. Según algunos textos fue Diego Laínez, padre del Cid, el que se ocuparía de recuperar los castillos de Ubierna y de Úrbel.


En el libro "a orillas del Úrbel" nos narran la leyenda según la cual el castillo pudo rendirse gracias a la traición del navarro Íñigo Felones, que descubrió a los castellanos la existencia de un pasadizo secreto que desde la parte baja conducía al castillo. Tal vez el apellido Felones guarde relación con la palabra Felonía, que aún recoge el diccionario con el significado de deslealtad o traición. 


En los siglos posteriores la posesión de la plaza fuerte se alternó entre la Corona y diversas familias a las que la misma concedía su posesión en recompensa a determinados servicios. Ya en el siglo XV, época de construcción de los restos que ahora observamos, su propiedad estaba en manos de la familia de los Zúñiga. A nivel de anécdota, citaré que durante un año dicha propiedad fue retenida por los Reyes Católicos al optar esta familia por apoyar a Juana La Beltraneja. Registros del siglo XVIII ya dejaban claros el abandono y la ruina del lugar.


El resto más evidente de la fortaleza es una pequeña torre de planta pentagonal, con una forma adaptada al exiguo espacio de la cima de la peña. En el pequeño torreón llaman la atención unas pequeñas y estilizadas almenas. En el interior dos filas de canes dejan claro el espacio donde se ubicaban las plantas del edificio. 


En las zonas más practicables se observan también restos de pequeños muretes. Al pie de la parte más escarpada hay indicios de lo que pudiera ser la plaza de armas y de algún pozo. 






 

Ruta de senderismo: bosquetes de Valdelucio

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El paisaje del Valle de Valdelucio aparece dominado por los campos de cultivo y los relieves calizos más o menos contundentes. Junto a los anteriores, en las partes más recogidas, aparecen pequeños y llamativos bosquetes en los que incluso se encuentras algunos grupos de hayas. Lamentablemente estos bosquetes están muy dispersos como para poder plantear una ruta consistente que recorra varios de ellos. La ruta que proponemos hoy es el resultado de un intento de hacerse una idea general del espacio.

Dificultad: Baja en términos generales, aunque hay que asumir las molestias de andar un buen tramo sin sendero y tener que sortear algunos puntos clave campo a través.
Orientación (sin GPS con track o cartografía): Fácil en días claros.
Belleza: Normal
Tiempo y distancia: 2 horas y cuarto (8 kilómetros)


 


Situación.

Hay que salir de Burgos por la N-627 aproximadamente hasta el kilómetro 60. En este punto se encuentra el carreteril hacia el pueblo de Corralejo. Una vez en el pueblo aparcamos en las proximidades de la iglesia.

Puntos de Interés

Cascada de la Chorramea  (sólo en época de deshielos). Bosquetes de frondosas. 

Descripción de la Ruta

Desde la portada de la iglesia vemos nacer dos marcados caminos. Nos decidimos por el situado más a la derecha. Ascendemos por el mismo mientras que la niebla de la mañana se va disipando. El paisaje es bastante abierto. Llegamos a una bifurcación, al final del ascenso, y seguimos por la izquierda. Muy pronto localizamos una derivación un tanto difusa (apenas unas rodadas) en el lado derecho.

Avanzamos por la misma, que tras dar servicio a algunas tierras se acaba diluyendo. A partir de aquí la referencia es un vallado que aparece a nuestra derecha. Superamos un arroyo con cierta dificultad y buscamos la parte más baja del propio arroyo. Siguiendo el mismo acabamos llegando a la parte alta de la pequeña cascada de la Churramea. De la misma hemos hablado antes en el blog, y sólo tiene agua unos pocos días al año.

Continuamos hacia el oeste sin sendero definido, ganando altura poco a poco. A nuestro pies está el valle del río Lucio, y enfrente hay buenas manchas de bosque caducifolio. A nuestra derecha aparece una pequeña hondonada, de modo que nos encontramos andando por una especie de arista. Pronto hemos de bajar por la misma, lo que se hace con facilidad. Bordeamos una pequeña loma por la derecha y encontramos unas roderas que seguimos.

Lamentablemente a los pocos instantes las rodadas giran hacia la izquierda. Nosotros seguimos rectos, sin sendero definido, y desembocamos en el límite entre un campo de cultivo y el monte. De frente observamos una línea de arbolado que desciende desde el monte. Es el signo de un arroyo que nace desde la peña; que en la cartografía aparece como Fuente Cuevas.

Aunque parece atrayente acercarse a este punto, descartamos esta opción ante la posibilidad de no poder avanzar por la maleza. Según parece en época de deshielos hay una poza de cierto interés. Buscamos un paso, con cierta complicación, a la altura del campo de cultivo. Al otro lado buscamos ganar algo de altitud superando una linde. Una vez alcanzada la tierra más alta avanzamos por la misma hasta que vemos de nuevo el vallado que bordea el monte.

Nos situamos junto al mismo siguiendo una especie de sendero-camino relativamente fácil de seguir. A la izquierda observamos el pueblo de La Riba y la zona de El molino del Diablo, por donde asciende la carretera que comunica con Humada. Más hacia el norte vemos otra buena mancha de arbolado, por encima del pueblo de Escuderos. Ya a lo lejos podemos identificar los principales relieves de la montaña Palentina.

El sendero se aproxima bastante a un grupo de casas aisladas que son las herederas de una antigua instalación molinera. En sus cercanías alcanzamos el camino que comunica La Riba con Corralejo, el cual tomamos hacia la derecha. No obstante pronto lo abandonamos por la izquierda, siguiendo de nuevo el trazado de la alambrada. En el siguiente tramo puede haber puntos en los que el avance por la trocha sea algo molesto; en este caso podemos optar por avanzar por el cultivo anexo.

Poco a poco vamos bajando al encuentro de una zona de pequeñas dorsales rocosas. Ya en las mismas encontramos una torreta eléctrica en la que aparece terminar el sendero. No obstante al mirar hacia el otro lado comprobamos que es muy fácil bajar hacia un camino que tomamos hacia el este. Tras unos minutos por este camino nos vamos acercando al bosquete de Corralejo, probablemente el más extenso de la zona. Antes de este punto, con un poco de atención podemos identificar a nuestra izquierda una balsa de agua de cierto tamaño que el pueblo de Llanillo ha acondicionado para la pesca invernal.

El camino se acerca al bosque bordeándolo. Decidimos explorarlo unos instantes, en una zona de hayedo. La mayoría de ejemplares están agrupados en una especie de ramilletes; lo que parece indicar que son rebrotes de una antigua tala. Seguimos por el bosque unos instantes hasta alcanzar una especie de arroyo-sendero que nos devuelve al camino. Una vez en el mismo comprobamos que pronto gira hacia la izquierda alejándose del bosque siguiendo unas rodadas en una tierra.

Pronto alcanzamos una pista muy marcada que vuelve a avanzar paralela al bosque, aunque a unos 100 metros de distancia. Desde esta zona podemos comprobar el carácter alargado y mixto del bosque, protegido por una pequeña ceja rocosa. Cuando queda poco menos de un kilómetro para retornar a Corralejo el camino se aleja un poco más hacia la izquierda pasando a transitar por un bosquete. En realidad avanzamos por un irreconocible cordal de ganado trashumante. Pronto alcanzamos la carretera de servicio al pueblo de Corralejo y en unos instantes llegamos a dicha localidad.

Comentarios

Ruta corta y sin grandes dificultades, aunque un tanto confusa para la gente que no esté habituada a andar campo a través. Dado que hay varios puntos en los que se camina por campos de cultivo; es mejor realizar la ruta en las épocas en que éstos no sean afectados. No tengo muy claro cómo se puede ampliar o mejorar sin tener que asumir largos tramos monótonos.

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La Piedra

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La Piedra; así de contundente es la denominación de uno de nuestros pueblos, que recibe su nombre de la gran peña que da sombra al pueblo. Este lugar es por otro lado ejemplo de la construcción típica de la zona de páramos burgalesa: edificios macizos de piedra caliza hechos generalmente de mampostería reforzada con sillares en las esquinas y en los vanos, estos últimos por lo general pequeños.


El primer documento escrito referente a este lugar data del 7 de Julio de 1029, y aparece en el cartulario de san Juan de la Peña (Huesca). En él Doña Oneca enumera los bienes que posee en Castilla indicando, entre otros: “la villa que dicen Rivadevías íntegra, con su monasterio que está en territorio de La Piedra".

 

La Piedra fue durante la alta Edad Media capital de uno de los pequeños alfoces (coincidiendo aproximadamente con la cuenca del alto Úrbel) en que se organizó la primitiva Castilla. Cuenta la tradición que esta fue una de las plazas que recuperó Diego Laínez (el padre del Cid) de manos Navarras tras la batalla de Atapuerca de 1054.

 

Ya en el pasado más cercano, La Piedra y los pueblos cercanos fueron famosos por la calidad de su ganado equino, tanto de yeguas como de mulas, fruto de la combinación del frío y de la existencia de pastos de mejor calidad que en otras zonas de la comarca, y que eran muy valorados en las ferias que se celebraban en lugares como Villadiego o Polientes. No debemos olvidar, por otro lado, que un ramal de la cañada de las merinas tenía su destino de verano precisamente en estas tierras.


 
El edificio más notable es la parroquial de Santa María la Mayor, y más en concreto, su ábside de periodo románico tardío, con los arcos de las ventanas ya ligeramente apuntados. Los elementos más artísticos: capiteles, canes, columnas y ventanas, presentan un tono más claro, lo que indica un origen diferente del material y el hecho de que fueron encargados a otro maestro,



 

Esta afirmación, que se ve corroborada por la reseñable calidad de la labra (incluso los fustes de las columnas están tallados). El ábside se configura en tres paños separados por columnas. La vegetación fundamental es de roleos vegetales y elementos geométricos. Al interior, las arcadas ciegas quedan ocultas por el retablo. No obstante aún pueden verse unos cuantos elementos románicos dispersos de gran interés, dentro de una estructura general que ya corresponde al siglo XVI.


 

Estos datos, así como otros más cercanos y humildes, podemos registrarlos a través de la lectura del sencillo libro "La Piedra, piedra sobre piedra", escrito por antiguos vecinos del lugar. A lo largo del mismo podremos acercarnos a aspectos como la geografía, historia, arquitectura popular, arte, fauna y flora, economía, fiestas y tradiciones, usos y costumbres, juegos y diversiones de este lugar; siempre con una mirada al pasado y por otro lado, tan similares a los de muchos otros pueblos.


Aspecto general del interior del templo y personaje masculino. Fotos cedidas por Pedro Lozano.
 
Por citar un ejemplo, traigo aquí las leyendas relacionadas con el despoblado de "El Embid", que estaba situado a unos dos kilómetros al norte del núcleo actual. La tradición cuenta que en origen era un pueblo moro, y que durante la reconquista los pobladores tuvieron que abandonarlo precipitadamente, pero aún teniendo tiempo de enterrar un pellejo lleno de oro (nos suena, ¿verdad?) y poner encima una gran roca que aún existe y conocida por "El Peñón". Aún se puede contemplar en la base de la roca una serie de hendiduras, supuestamente producidas por las sogas de los cristianos en sus infructuosos esfuerzos para hacerse con el botín.

Muchos años después, el poblado de El Embid estaba próximo a su fin; sólo quedaba una mujer que se disponía a trasladarse a un pueblo cercano para evitar la soledad. Su intención inicial era trasladarse a Santa Cruz del Tozo, pero una riada le obligó a cambiar de planes e ir a La Piedra. Según la tradición, este hecho significaba que La Piedra tenía derecho a hacerse con el terreno correspondiente al antiguo pueblo. este tipo de leyendas son muy comunes, y nos remiten al periodo de restructuración y agrupación de núcleos de población desarrollado en la baja Edad Media.

Ruta de senderismo: Nacedero del arroyo Trambasaguas

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La localidad de Belorado se sitúa en plena vega del río Tirón. Además de este curso de agua existe un arroyo, el Trambasaguas, que cruza el propio casco urbano. Hoy remontaremos este río hasta la zona en la que nace, en los montes de Ayago, en bonita ruta que, sin embargo, pensamos que tiene posibilidades de un mejor diseño.

Dificultad: Baja.
Orientación (sin GPS con cartografía o track): fácil en la primera parte; prácticamente imposible en la segunda mitad. No recomiendo realizar esta ruta sin GPS a menos que se replantee para hacerla más clara.
Belleza: Alta
Tiempo y distancia: 3 horas y 45 minutos (14,5 kilómetros)





Situación y acceso

El comienzo de la ruta se sitúa en el mismo centro de Belorado. Para llegar hasta allí desde Burgos tomaremos la N-120 durante unos 50 kilómetros. Aparcamos lo más cerca posible de su plaza Mayor.

 Puntos de interés
 
Pueblo de Belorado. Vistas de los montes de Ayago. Arroyo Trambasaguas en la parte alta. Vistas del valle de San Vicente. Bosques de robles y hayas.
 
Descripción de la ruta
 
Al pueblo de Belorado le hemos dedicado un artículo específico. Probablemente su elemento más característico sea su amplia Plaza Mayor. Ubicados en la misma, frente a la iglesia, bordeamos esta última por la izquierda hasta alcanzar la calle Real, por la que acceden los peregrinos del camino de Santiago. Remontamos esta calle hacia la derecha hasta alcanzar la carretera nacional.
 
El siguiente paso consiste en cruzar la carretera y seguir por la pista frontal, en marcado ascenso, abandonando con ello la localidad. Dejamos atrás los últimos edificios mientras a nuestra izquierda aparecen algunas de las peladas lomas que caracterizan el paisaje de la llamada Riojilla Burgalesa. En claro contraste se encuentra las suaves y boscosas ondulaciones de los montes de Ayago, hacia el sur.
 
Ignorando cualquier derivación, terminamos de ascender mientras nos vamos acercando a esta última zona. Bajamos un poco hacia una extensa chopera que dejamos a nuestra izquierda. Al poco cruzamos el arroyo. Ya entre robles el camino busca el lado izquierdo del vallejo y sube un poco. No mucho después llegamos a una bifurcación en la que hemos de seguir por la derecha.
 
Por una especie de túnel de avellanos el nuevo camino se acerca de nuevo al cauce y lo cruza. Empezamos a ascender por una zona cada vez más húmeda y boscosa. Poco después empiezan a aparecer las primeras hayas. De hecho algo más arriba llegan a dominar algunos puntos especialmente sombreados, y sobre todo el propio entorno del cauce, que queda algo por debajo de nosotros.
 
Vamos ganando altitud con comodidad por este bello paisaje hasta una zona en la que se abre el arbolado y llegamos a un multicruce. Nosotros seguiremos por el camino que se encuentra más a la izquierda; mediante un fuerte giro. No obstante merece la pena acercarse a esta especie de mirador que se abre hacia el valle de San Vicente, con el pueblo de San Clemente del Valle en primer plano.
 
El nuevo camino transita entre robles, sin casi variar de altitud. Pronto llegamos a una nueva zona de hayedo en donde encontramos un manantial que nace desde un rústico pilón. Es una de las fuentes del arroyo de Trambasaguas, aunque creo que no la principal. Dejamos atrás este evocador punto y seguimos caminando por el hayedo, en marcado descenso.
 
En este punto termina la parte del recorrido que es fácil de seguir sin GPS. Desde este punto la guía principal, a veces la única, será un track ajeno. El sendero está señalizado con círculos de pintura blanca con un punto rojo, aunque con frecuentes lagunas. Lo que hacemos es más bien retroceder, pero bajando ligeramente por la propia ladera en lugar de volver a ascender; y buscando los trazos de sendas entre el hayedo.
 
Unos cientos de metros después desembocamos en los restos de un camino, que seguimos hacia la izquierda sin casi cambiar de dirección. La senda gura bruscamente justo antes de encontrar el arroyo que baja desde el pilón citado. Seguimos este giro pero enseguida abandonamos el camino para ahora sí cruzar el arroyo por una derivación.
 
La nueva derivación tiende a ascender por la ladera opuesta, pero enseguida salimos de la misma por su derecha de modo que avanzamos paralelos al arroyo dejándolo también en ese lateral. El nuevo borroso sendero también tiende a subir por la ladera, pero de nuevo lo dejamos por su derecha (es imposible identificar el punto sin el track). Al cabo de unos pasos por fin volvemos a ver los puntos rojos sobre fondo blanco, que a partir de aquí son más abundantes.
 
La senda serpentea entre el bosque descendiendo de forma evidente hasta llegar de nuevo hasta el arroyo Trambasaguas. Aquí el hayedo lo domina todo. Tras varios cruces del cauce, se sitúa en el margen derecho, avanzando por una especie de plataforma natural. Unos cientos de metros después baja de nuevo hasta el arroyo en una zona de marcados meandros.
 
Tras cruzar el torrente varias veces más, la senda acaba saliendo del cauce por el margen izquierdo, y tras unos pasos nos unimos al camino que trajimos en el ascenso. Como referencia en este punto el hayedo da paso a una vegetación de ribera más variada. Desde aquí no queda más que desandar el camino hasta Belorado. Son algo más de cuatro kilómetros.
 
Comentarios
 
Ruta en realidad sencilla. Entendemos que el propósito principal era poder disfrutar del tránsito del arroyo por el bosque, pero creemos que se puede diseñar alguna otra variante menos confusa de seguir, tal vez alargando el recorrido por la pista principal.
 
Muchos de los puntos rojos sobre fondo blanco han sido raspados para ser borrados. No sabemos si este acto es obra de personas poco conformes con la ruta o es un intento de diseñar una ruta alternativa a la que nosotros hemos seguido. Trataremos de estar atentos a posibles variaciones sobre la ruta original.
 
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Árboles singulares: los sorprendentes alcornoques de Bozoo

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Si hay un árbol mediterráneo, además de la encina, éste es el alcornoque (Quercus Suber). Asociado a lugares con precipitación más bien escasa y temperaturas medias elevadas, nadie esperaría encontrarlo en los montes de Bozoo, apenas a unos kilómetros de la ribera del alto Ebro y a cerca de 1000 metros de altitud.




El valor del alcornocal de Bozoo radica por tanto más en la originalidad de su ubicación que por su volumen. Está compuesto de unos 30.000 pies dispersos, la gran mayoría de pequeño porte, sobre todo bajo la sombra de pinares de repoblación.



La ausencia de otros alcornoques en las cercanías se ha venido explicando por la tradición popular, relacionándolo con las bellotas de dicho árbol que habrían traído consigo pastores extremeños para hacer su propio pan. A ello contribuye el hecho de que en la toponimia local figure el pago del “corral de los extremeños”.


Sin embargo, los últimos estudios apoyan la posiblidad de que el bosque sea autóctono, habiándose configurado, como otras poblaciones relictas del norte peninsular, durante el último periodo glaciar. De hecho el nombre de Sobrón (lugar muy cercano) podría derivar del nombre latino de esta especie (Quercus Suber).

En esta imagen se aprecia la diferencia con respecto a la corteza de la encina (a la derecha)

Las condiciones edáficas y climáticas son compatibles con el árbol, y las repoblaciones de pinos efectuadas durante los años 50 del pasado siglo favorecieron en primera instancia el fin del pastoreo y la desaparición del matorral como competencia. Sin embargo, hoy suponen una amenaza para esta población al reducir el aporte de irradiación solar.

En este área ya se han eliminado la mayor parte de los pinos.

Afortunadamente, con la integración del monte dentro del Parque Natural de Montes Obarenes se ha podido poner en marcha un proyecto para permitir el desarrollo de este valioso rodal. Poco a poco van siendo eliminados los pinos a medida que se van desarrollando los alcornoques, los cuales poco a poco van teniendo un porte interesante. Algunos ejemplares tienen ya varios metros de altura y cerca del metro de perímetros.


En la página web de la empresa Albera Medio Ambiente tenéis dos estudios sobre esta población de alcornoques. El mapa que he puesto en esta entrada está adaptado desde uno de ellos.

En este artículo os describo una ruta que además de acercarnos a este lugar, servirá para disfrutar del espectacular paraje de las Hoces de Sobrón.


Ruta de senderismo: el barranco del arroyo Matanzas

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Es difícil de sospechar, salvo que nos informen previamente, que en la cara sur del Mencilla, a tan sólo una treintena de kilómetros de Burgos, se encuentra uno de los barrancos más interesantes de la Demanda burgalesa. Estamos hablando del barranco de arroyo Matanzas, una cerrada y alargada garganta en la que, debido a la singular orientación, el hayedo consigue competir con éxito contra las extensas plantaciones de pino.

Dificultad: Media-Alta. La distancia es tirando a larga, y el tramo final junto al río se puede hacer un poco pesado para gente poco acostumbrada. El resto es pista muy cómoda y con desniveles escasos y llevaderos.
Orientación (sin GPS con cartografía o track): Fácil.
Belleza: Alta
Tiempo y distancia: 5 hora y media (20 kilómetros)






Situación y acceso

Para llegar a Palazuelos de la Sierra partiremos de Burgos por la N-120. Poco antes de llegar a Ibeas de Juarros tomamos la carretera que conduce hacia la comarca de Juarros. Ignorando todas las derivaciones, y tras recorrer algo menos de 20 kilómetros adicionales en los que dejamos atrás varias localidades, alcanzamos el pueblo citado.

Puntos de interés

Pueblo de Palazuelos. Bosquetes de robles, en especial la zona de dehesa. Vistas hacia el centro burgalés, Hayedos del barranco y torrente del arroyo Matanzas.

Descripción de la ruta

El pueblo de Palazuelos de la Sierra guarda un buen puñado de elementos de interés etnográfico. De hecho le dedicamos un artículo hace no demasiado tiempo. Independientemente del paseo por sus calles, la ruta de hoy toma como referencia la iglesia parroquial. Desde su ábside parten dos caminos asfaltados. Tomamos el de la derecha durante unos metros, pero pronto encontramos un camino algo borroso en la izquierda, con la señalización del sendero de largo recorrido GR-82, el cual escogemos.

Dejamos atrás rápidamente unas naves ganaderas y superamos una portilla de alambrada, mientras el pueblo va quedando bajo nosotros. Siguiendo en todo momento la señalización, superamos un área despejada para entrar en un extenso bosquete de roble. Poco a poco los ejemplares van siendo algo más robustos.

Tras algo más de un kilómetro de suave ascenso llegamos a un cruce múltiple. Tomamos el camino situado más hacia la derecha. Al cabo de unos minutos llegamos a un área de verdadera dehesa, con estupendos ejemplares que rondan los cuatro metros de perímetro de tronco. En esta zona vemos como sube desde nuestra derecha un camino, el cual acompañamos en su ascenso.

Seguimos subiendo sin excesiva dificultad, de nuevo entre ejemplares más esbeltos. No mucho después llegamos a una especie de vaguada. Tras girar a la izquierda afrontamos el tramo más exigente de la ruta en cuanto a pendiente. Esta rampa más bien despejada nos permite disfrutar, a nuestras espaldas, de la visión de buena parte del centro provincial. En primer plano podemos llegar a ver los últimos metros del barranco Matanzas, que recorreremos al final de esta jornada.

Tras un esfuerzo moderado alcanzamos el llamado alto de la Cuerda, a 1420 metros de altitud. Además de los perfiles de la sierra del Mencilla también podemos identificar otros relieves característicos de la zona: la sierra de Mamblas, Peña Carazo… Tras un corto descenso descubrimos a nuestra izquierda un cerrado valle en donde las hayas compiten con el aparentemente omnipresente pinar de repoblación. Tras descender un poco el camino que sigue esta arista retoma la subida, pero pronto nos encontramos con una derivación en el lado izquierdo. Con esto dejamos por hoy el recorrido del GR82.

El sendero serpentea suavemente entre el arbolado, se asoma un poco hacia el barranco…y finalmente se sumerge en el hayedo. Disfrutamos del largo y cómodo tramo por un camino bien definido y prácticamente llano. Pronto los pinos desaparecen o son residuales mientras las hayas dominan el entorno con sus tonos otoñales.

Tras algo más de dos kilómetros los pinos vuelven a aparecer mientras las hayas se van espaciando cada vez más hasta terminar cediendo. Pronto alcanzamos una zona más abierta, con una especie de praderas de altura rodeadas por pinar en sus lados. El camino transita por el límite entre la pradera y el pinar hasta alcanzar un “multicruce”. Tomamos el camino situado más a la izquierda, siguiendo con las praderas en ese mismo lado del avance.

Pasados unos centenares de metros alcanzamos un cortafuegos. Lo tomamos hacia la izquierda para salir un poco después del mismo también por la izquierda. De esta manera empezamos a retornar por la vertiente soleada del barranco. Pronto los pinos ocupan ambos lados de la pista cerrando casi en absoluto cualquier otra visión. Después de lo anterior el entorno se hace monótono, aunque afortunadamente avanzamos rápido.

Tras varios kilómetros en los que la pista sigue los entrantes y salientes del valle aparece en el lado izquierdo un cortafuegos que desciende hasta el fondo del valle. Esta abertura en el pinar nos permite por fin ver el lado más húmedo del valle, el que recorrimos anteriormente, con sus preciosas manchas de hayedo en el pinar.

Decidimos bajar por el cortafuegos hasta alcanzar el arroyo, que trae consigo una cantidad razonable de agua teniendo en cuenta que estamos en otoño y ha llovido muy poco. De hecho, posteriormente casi nos alegraremos de que no traiga mayor corriente, pues será necesario vadearlo en numerosas ocasiones.

Empezamos a caminar paralelos al cauce, pero no muy cercanos al mismo, buscando las borrosas trochas entre el pinar. En la vertiente contraria el hayedo lo oscurece todo. Tras unos centenares de metros con un avance con cierta dificultad, vemos cómo se nos une desde la derecha un sendero que desciende hasta situarse muy próximo al cauce. Tomamos el mismo y avanzamos con mayor fluidez, aunque la belleza del torrente nos impulsa a tomar instantáneas de su fluir.

Tras un punto en el que el sendero parece interrumpirse por una zona embarrada, vuelve a mostrarse evidente. No obstante terminará desapareciendo en un estrechamiento del barranco. Desde aquí nos veremos obligados a cruzar el cauce con frecuencia, siendo la intuición la que nos guiará por la mejor opción. Habrá que fijarse en los desniveles de las laderas; pues cada vez que sobresalen en una vertiente, automáticamente el sendero salta a la otra.

El sendero como tal a veces es una estrecha y confusa senda entre los árboles y a veces parece casi un camino estrecho. En todo caso el avance es fluido salvo por los citados pasos del río. Paramos aquí y allá para disfrutar del contraste entre el río y el otoñal hayedo. Tras varios kilómetros las hayas van siendo cada vez menos dominantes y van dando paso a robles, árboles de ribera y vegetación arbustiva.

Finalmente este tramo más agreste termina junto a un depósito de agua; que encontramos al otro lado del arroyo. Pasamos junto al mismo y tomamos el camino que le da servicio. El paisaje se abre sensiblemente. Poco a poco el sendero se va alejando del arroyo acompañado de esbeltos robles hasta acabar llegando de nuevo a Palazuelos, justo a la altura de la iglesia.

Comentarios

Ruta muy interesante al poder caminar junto a un torrente y estar acompañados de hayedo durante varios kilómetros. La dificultad estriba en la distancia total y en cierta concentración necesaria para cruzar el arroyo al menos una docena de veces. Es probable que exista un enlace directo desde el camino de la ladera umbría hasta el cauce, con lo que se conseguiría reducir la distancia total y evitar el tramo más insulso.
 
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Vídeo con imágenes del recorrido:


Ruta de senderismo: Barrancos del alto Arlanzón

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El río Arlanzón, que embellece a la ciudad de Burgos y la surte de agua potable tiene su nacimiento en los barrancos situados al suroccidente del pico San Millán. Recorreremos hoy el entorno de este enclave, disfrutando de sus bosques y de sus paisajes.

Dificultad: Alta, debido al desnivel. En todo caso los senderos y caminos son bastante diáfanos salvo el acceso a la fuente del río Arlanzón.
Orientación (sin GPS con cartografía o track): fácil en días despejados, salvo el acceso a la citada fuente.
Belleza: Alta
Tiempo y distancia: 5 horas (18 kilómetros)

 


Situación y acceso

El comienzo de la ruta se encuentra en las cercanías del puerto del Manquillo. Para llegar hasta allí desde Burgos saldremo por la N-120. Llegadosa Ibeas de Juarros tomamos la carretera regional que conduce a Pradoluengo. Unos 20 kilómetrosmás adelante, y tras bordear una parte del embalse de Uzquiza, seguimos hacia la derecha en dirección a Pineda. Superada esta localidad aún hemos de continuar unos kilómetros más. A poco de superar el kilómetro 38 (se contabilizan desde Ibeas) encontramos un ramal en el lado izquierdo. Aparcamos en este punto.

Puntos de interés

Bosques de árboles caducifolios. Vistas de los diferentes barrancos. Nacimiento del Arlanzón. Exterior de la Mina Carmina (opcional).

Descripción de la ruta

Desde el lugar en el que hemos dejado el vehículo continuamos unos pasos por la carretera. Pasado un arroyo localizamos sendos caminos a los lados de la pista. Tomamos el de la derecha y enseguida nos encontramos con el trazado de la vía verde de la Demanda.

Vamos a seguir esta última en su ascenso hasta el puerto de El Manquillo (unos cuatro kilómetros). Remontamos el valle del alto Arlanzón. A veces estamos acompañados de robles y en otras ocasiones el paisaje se abre; momentos en los que comprobamos que las partes bajas está ocupadas fundamentalmente por pinar. No obstante a medida que vamos ganando altura las frondosas van ganando terreno.

Los últimos metros hasta el puerto de El Manquillo son especialmente empinados. En origen la vía atravesaba este puerto gracias a un túnel hoy impracticable. Con un poco de esfuerzo y acompañados de las hayas llegamos a la cima, a más de 1400 metros. Desde aquí podemos contemplar el Valle de Valdelaguna, regado por las aguas del río Pedroso, y cerrado al fondo por la sierra de Neila.

Hacia el norte tenemos la parte más alta del valle del Arlanzón, que resulta impracticable de remontar directamente. Lo que hacemos es cruzar la carretera y seguir la dorsal que sube hacia el cordal principal de la Demanda, dejando el citado valle a nuestra izquierda. Detrás de nosotros va quedando la sierra del Mencilla y los hayedos que ocupan buena parte de la cara norte.

La ruta que seguimos es uno de los accesos más habituales al Pico San Millán, techo de la provincia, especialmente en periodo invernal. Hay que tomarse con calma la ascensión. Al cabo de un primer tramo observamos como el camino bordea un primer mogote con el fin de mitigar la pendiente. De este modo lo que queda ante nuestra vista es el entorno de los pueblos de Riocavado de la Sierra y Barbadillo de Herreros. En el frente empezamos a vislumbrar los picos del cordal principal de la Sierra de la Demanda.

Precisamente en esa dirección vamos dejando atrás el llamado Barranco Malo. Algo más adelante aparece a la izquierda de nuevo el barranco del río Arlanzón, ocupado en su parte más alta por un pequeño grupo de hayas, en esa zona es donde se ubica su nacimiento. Tras un buen tramo de descanso aparece ante nosotros una empinadísima rampa que hemos de afrontar.

Más bien en su parte final encontramos un cartelito en el lado izquierdo que nos indica la ubicación de la fuente del río Arlanzón. Son sólo unos 500 metros de desvío. Los primeros 300 se cubren con bastante facilidad, pero los últimos hay que pelear con las escobas, especialmente si no estamos atentos a buscar las mejores trochas. Sí que es verdad que podemos disfrutar de unos vetustos ejemplares de haya. Un panel indicativo nos señala la ubicación de la fuente, un minúsculo manantial llamado fuente Tañuelos. Estamos a unos 1700 metros de altitud.

Terminamos este tramo especialmente duro y de frente encontramos una nueva loma. De nuevo el sendero (indicado por hitos) la bordea por su derecha. Con ello aparece ante nosotros un nuevo barranco, el del río Valdorcas. Este es más interesante que los anteriores al mostrar muy buenas manchas de hayedo. Al poco aparece a la izquierda un nuevo barranco, el del Duengo, que será por el que finalmente descendamos.

Pronto aparece una derivación en el lado izquierdo del camino que remonta el cordal. Aquí tenemos dos opciones. La primera consiste en seguir por el cordal hasta el trifinio entre los municipios de Barbadillo, Riocavado y Pineda de la Sierra, a unos 1900 metros. Desde allí tomaremos el camino que desciende por una arista en dirección a Pineda. Desde este trifinio el pico San Millán queda aproximadamente a kilómetro y medio.

Nosotros decidimos seguir por la izquierda, ya en el valle del Duengo, de manera que no superaremos ya la cota actual de 1800 metros y reduciremos algo la distancia total. Pasamos por un área con pinos jóvenes de replantación mientras comprobamos que estos últimos ocupan toda la parte soleada del valle mientras que hayas y robles dominan la umbría.

Tras un tramo enlazamos con el camino que baja por el cordal descrito, teniendo del frente en inconfundible pico Mencilla. Tras unos centenares de metros, y a unos 1700 de altitud, aparece un camino transversal en el lado izquierdo que se introduce en el pinar. Tomamos este ramal que llanea durante un poco y gira a la derecha para finalmente descender vertiginosamente. Por momentos es algo borroso aunque es fácil de seguir. El brusco descenso se prolonga hasta alcanzar la cota 1500, punto en el cual encontramos una bifurcación. Optamos por el lado izquierdo.

Seguimos por pinar, pero la sensación de humedad es mayor. Frente a nosotros queda el precioso y tupido hayedo. Ahora no bajamos; incluso subimos un poco hasta una revuelta. Desde aquí el descenso hacia el fondo del valle es más evidente. Llegamos al borde del río aproximadamente en la cota 1400. La pista sigue paralelo al mismo hasta el fin de la ruta, pero su anchura y el hecho de que el cauce esté algo encajonado hace que la garganta no sea todo lo encantadora que pudiera ser.

Encontramos no obstante bonitos rincones que registramos en la mirada y en la cámara mientras que terminamos nuestro descenso. En los últimos instantes observamos cómo son especialmente abundantes los serbales de los cazadores; que en esta época están cargados de fruto y muestran sus tono amarillos y rojizos. La pista termina junto a la carretera de ascenso al puerto del Manquillo, justo en el punto en el que iniciamos la caminata.

Comentarios

Los tramos de fuerte ascenso, el corto pero pesado acceso a la fuente del Arlanzón y el manejarse con altitudes cercanas a los 2000 metros nos obligan a caracterizar a esta ruta como dura. No obstante a toro pasado nos arrepentimos de no haber seguido al menos hasta el trifinio indicado (desde el que probablemente se tengan buenas vistas del barranco de San Millán, hacia el este). Si nos sentimos con fuerzas podemos incluso enlazar hasta el pico provincial homónimo.

De la consulta de los mapas observamos con cierta sorpresa que la mayor parte de esta zona pertenece al municipio de Riocavado de la Sierra, incluida la fuente del río Arlanzón, pese a que el pueblo como tal vierte sus aguas al río Pedroso.Al respecto hay una preciosa leyenda que recojo en el artículo dedicado a dicho pueblo.

Si contamos con algo de tiempo, siguiendo el camino en donde he sugerido aparcar el coche, a unos 500 metros y al borde del arroyo de Hoyos, se encuentra la boca abandonada de la mina Carmina, que en su momento alcanzó cierta fama en la producción de minerales de plomo.

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Vídeo con fotos del recorrido




 

Ruta de senderismo: Monte Escabroso

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La parte oriental del Valle de Losa está cerrada por el sur por un alargado frente rocoso de escasa altura. Bajo el mismo se resguarda una estrecha franja boscosa en la que llaman la atención especialmente los hayedos. La parte de este espacio que pertenece al territorio de San Martín de Losa recibe el sugerente nombre de Monte Escabroso. Hoy diseñamos una sencilla ruta para conocer estos parajes.

Dificultad: Baja.
Orientación (sin GPS con track o cartografía): Fácil, sólo hay algún punto delicado que se solventa con un poco de atención.
Belleza: Alta
Tiempo y distancia: 3 horas (11 kilómetros)



Situación

Hay que salir de Burgos por la N-1 o la A-1 hasta Briviesca. Desde aquí buscamos la carretera provincial que enlaza con la N-232 y con Oña. Pasada esta localidad tomamos la N-629 por el desfiladero de la Horadada hasta Trespaderne. Desde aquí cambiamos a la carretera que se dirige al Puerto de Angulo.

Pasados unos 25 kilómetros desde Trespaderne llegamos a una rotonda en donde hemos de girar hacia la derecha en dirección a Berberana. Ya solo nos quedan unos 5 kilómetros hasta el ramal que asciende a San Martín de Losa. Aparcamos al final del pueblo, justo en la salida de la pista hacia Villaluenga.

Puntos de Interés

Entorno de la ermita de Ahedo. Hayedos y bosques mixtos. Vistas desde la parte alta.

Descripción de la Ruta

Salimos por la pista citada, al suroeste del pueblo. Al cabo de unos pasos encontramos un ramal en la izquierda por el que continuamos. Pronto hay que superar una portezuela con la indicación de que estamos entrando en Monte Escabroso. El paisaje aparece cerrado por una alineación rocosa, no muy alta, bajo la que se encuentra en primer lugar una delgada línea de hayedo, y a continuación un pinar salpicado de gran variedad de arbolado.

Avanzamos por una pradería con robles algo dispersos. Dejamos un ramal en el lado derecho mientras que el arbolado se va densificando. No tardamos en llegar al entorno de la ermita de Nuestra Señora de Ahedo, un edificio cuidado y sencillo. La advocación deja bien a las claras que las hayas eran aún más protagonistas de este espacio en el pasado.

Prácticamente en la dirección que traíamos vemos que un sendero asciende hacia lo alto. Superamos las fuertes rampas entre un arbolado compuesto fundamentalmente por hayas, aunque también encontramos un gran quejigo. Pronto queda atrás el arbolado y un par de revueltas nos permiten ascender hasta la paramera. Desde la parte alta tenemos buenas vistas del hayedo otoñal.

Superamos una portilla para el ganado. A partir de aquí todo el borde del cortado estará delimitado por una alambrada, que a su vez es el límite entre las provincias de Burgos y Álava. El territorio perteneciente a esta última provincia se constituye en forma de una amplia pradera en la que pasta un ganado disperso, fundamentalmente caballar.

Continuamos hacia la derecha, dejando el cortado y el vallado en este mismo lado. Tenemos la opción de ir siempre al lado de este último, siguiendo los entrantes y salientes de la sierra, o bien ir más por el interior para acortar las distancias. Escogeremos en general la primera opción para poder disfrutar de las vistas, pues el avance es fluido y el recorrido total es corto.

A medida que avanzamos tenemos a nuestros pies diversas panorámicas del bosque y del valle de Losa. Más llano (aparentemente) hacia el oriente y más quebrado hacia el occidente. En esta dirección surgen las cimas de los Montes de la Peña y Sierra de la Carbonilla. Vamos cubriendo distancia con facilidad y sin mayores novedades hasta que tras varios kilómetros por la parte alta observamos que el vallado se cruza transversalmente en nuestro avance.

Superamos el vallado (que coincide con el límite provincial) por una especie de escalera y continuamos más o menos en la misma dirección, dejando el cortado a unos 20 o 30 metros de distancia. Tras unos cien metros serpenteando entre las encinas encontramos unas rodadas por las que podemos continuar. En efecto a este otro lado de la alambrada se extiende un bosque mixto, aunque curiosamente bajo los cortados encontramos menos hayas.

Caminamos unos centenares de metros mientras se nos une por nuestra izquierda otras rodadas. Hemos de estar atentos para localizar en el borde del monte una gran encina, bastante avejentada. En este punto nace un sendero que baja hacia el valle. El nuevo camino rápidamente se hace evidente, ancho y limpio; y nos ofrece varios puntos de gran belleza.

Bajamos rápidamente y sin cambiar de dirección durante un buen rato. Este descenso acaba cuando nos unimos a otro camino, punto en el cual hemos de girar bruscamente hacia la derecha; de modo que iniciamos el retorno hacia la zona de la ermita. Desde aquí la tendencia es ligeramente ascendente. En el arbolado se alternan hayas y pinos con robles y arces; árbol este último relativamente abundante en el valle.

Sin mayores novedades que las variaciones de arbolado seguimos este camino durante un buen rato, ignorando todos los desvíos. Tras una zona en la que la pendiente es algo más acusada, el camino que traemos gira hacia la izquierda y comienza a descender. Hay que estar atentos a la aparición a nuestra derecha de un murete de piedra maltratado, complementado con una alambrada. A la mínima oportunidad lo superamos y vemos que al otro lado existe un camino paralelo al nuestro.

Retrocedemos por este nuevo camino subiendo un poco y localizamos un ramal hacia la izquierda, de modo que retomamos la dirección oeste-este que traíamos hasta hace unos instantes. Una vez en el nuevo camino, algo más sombreado en el principio, retomamos el ritmo y comodidad de avance. Imperceptiblemente nos vamos alejando del monte y el arbolado va siendo cada vez menos húmedo.

Avanzamos acompañados por los signos de reciente talas en el bosque y acabamos llegando a una zona más abierta. Finalmente alcanzamos el punto en el que nos unimos al camino de acceso a la ermita de Ahedo. Ya sólo queda retomar el corto tramo que nos separa de San Martín de Losa.

Comentarios

Recorrido bastante sencillo. Estaría bien que por la parte inferior existiesen caminos o sendas más pegados a la sierra, permitiendo con ello transitar más inmersos en el hayedo. Se pueden diseñar trazados similares a este en torno a los pueblos situados más a oriente.

El paraje de Nuestra Señora de Ahedo acoge cada mes de julio una pequeña romería por parte de los vecinos de San Martín. Antiguamente asistían también vecinos de la cercana localidad alavesa de Bóveda, que llegaban bajando por la estrecha senda por la que hemos ascendido en el día de hoy. Por este camino venía también hace ya muchas décadas el vino de Rioja hasta Losa. Nuestra señora de Ahedo da nombre a una asociación local y a una cooperativa de la afamada patata de la zona.

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Vídeo con imágenes del recorrido




La ermita de San Pantaleón de Losa

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No son muchos los turistas que paran en el Valle de Losa; y la gran mayoría de los mismos lo hacen exclusivamente para visitar esta relativamente famosa ermita.



Dos imágenes de la "peña colorada". En la segunda se aprecia el camino de acceso y la pradera que ocupa su parte superior

Y es que son varios los elementos de interés del lugar, que le conceden incluso un halo de misterio. En primer lugar la propia peña en la que se ubica, conocida como “peña colorada”, que semeja una especie de gran navío que emerge a la superficie para obligar al río Jerea a trazar un gran meandro para bordearla por su parte posterior. Tal y como reza el cartel informativo, parece como si el objeto de esta peña fuera poner en contacto la tierra con el cielo.

Impactante perspectiva de la "peña colorada" desde el sendero GR-85. Por detrás observamos los grandes pinares de Losa y al fondo los Montes de La Peña.

El lugar fue escogido por el pueblo prerromano de los autrigones para erigir uno de sus numerosos castros. El más primitivo cristianismo ya mantendría el culto en el lugar, tal y como se ha podido comprobar con los trabajos arqueológicos.
Pradera de acceso a la ermita.

 En segundo lugar, la ubicación del templo, casi en lo más alto de la peña y adaptado a una pradera con una pendiente considerable; lo que hace que fachada y ábside tengan una gran diferencia en altura. Al interior este problema se solventa con una serie de escalones, e incluso en el suelo del ábside aflora la propia roca.

Aquí se aprecia el desnivel visto desde la parte del ábside. La nave lateral es muy posterior.

En tercer lugar, la decoración escultórica de la ermita; empezando por ese personaje que nos recibe, una especie de atlante con un enigmático saco a la espalda y en el que algunos quieren reconocer a Noé y otros a Sansón. También intrigante es la imagen simétrica al personaje, un zig-zag a modo re rayo ¿pudo estar aquí en el pasado la compañera del atlante?

Portada. Vista general.

Portada. El misterioso "hombre del saco". Capiteles con representación de los martirios del santo. Extrañísima figura que sin duda procede de otra ubicación.

Ausencia de la pareja del Atlante. Misterioso rayo en zig-zag. 

Capiteles con los martirios del santo. Personajes encerrados en las arquivoltas. Más imágenes desubicadas.

Y, siguiendo con las incógnitas, ¿Quiénes son esos personajes encerrados en las arquivoltas de portada y ventana? ¿Son presos o tal vez eremitas? ¿Qué significan esas caras grotescas, algunas quejumbrosas? En los capiteles de la portada sigue existiendo un interesante repertorio iconográfico en el que se muestran imágenes de los diferentes martirios que sufrió San Pantaleón, un santo del más primitivo cristianismo.

Ventanas del ábside. Personaje grotesco que "se come" la columna.

Ventanas del ábside. Cabezas enigmáticas.

Ventanas del ábside. Fuste tallado.


Ventanas del ábside. Personajes encerrados en la piedra (detalle).

En todo caso vemos una cierta desorganización de la decoración, lo cual parece corroborar la suposición de que el templo sufrió un grave deterioro al poco de ser construido, y hubo de rehacerse recién entrado el siglo XIII (la leyenda del interior se remonta al año 1207).

Según algunas propuestas, el templo sería una reedificación respecto a una iglesia original situada al pie de la peña.

En el interior domina el espacio un gran ala que se adosó en el periodo gótico tardío, lo que hace que la pequeña construcción románica quede un tanto relegada a convertirse en una especie de atrio de entrada. Para que el espacio sea aún más extraño vemos como el suelo se organiza en diversas alturas y los estilos artísticos aparecen mal combinados.


Podemos destacar en todo caso una especie de cenotafio un tanto deteriorado en cuyo centro existe un sepulcro románico así como algunos capiteles que muestran milagros del santo. También se encontraba en la ermita una imagen del siglo XIII representando a Nuestra Señora de Sociruelos (en algunos sitios aún se llama así a esta ermita). Hoy la talla se guarda en el museo del Retablo de Burgos.

Precioso paisaje del valle del Jerea, visto desde la ermita.

Pero los visitantes del lugar no vienen sólo atraídos por el enclave singular y la calidad artística del templo. Traen consigo los ecos de un legado inmaterial que es fácil de evocar una ver llegados a la peña. Durante siglos se guardó en esta apartada ermita una ampolla con parte de la supuesta sangre del mártir Pantaleón.

Algunos de los relieves del interior del templo
Como en otros lugares con reliquias análogas, en la víspera de la festividad, el 27 de julio, el contenido de la ampolla se licuaba durante unas horas augurándose, cada vez que no ocurría así, un periodo de desgracias. La transformación ya es citada por un monje irlandés del siglo XII. Hoy la reliquia ha desaparecido; aunque pudiera ser la misma que existe en el convento de la Encarnación de Madrid (en donde cada año se sigue reproduciendo el fenómeno).


Durante siglos acudieron peregrinos a visitar la reliquia a este templo que en el pasado fue regentado por la orden de San Juan de Jerusalén; que no los templarios como en algunos sitios se cita. En todo caso, el ambiente del lugar y una serie de ¿coincidencias? han ayudado a construir la teoría más importante relacionada con esta ermita: su vinculación con la leyenda del Santo Grial (según algunos el milagro de la sangre de San Pantaleón se debe a que fue recogida con el vaso utilizado en la última cena).


Y es que muy cerca de San Pantaleón se encuentra la Sierra Salvada(que equivaldría al Mont-Salvat donde se suponía que se guardaba la reliquia más famosa). Además San Pantaleón dependía de Santa María de Siones (¿relación con Priorato de Sión, hermandad dedicada a proteger la reliquia?) y se encuentra al lado de Criales de Losa (¿griales?).


En Internet podéis encontrar varias páginas, que van desde el escepticismo a la elucubración, desarrollando más el carácter esotérico y misterioso de San Pantaleón. Por citar una os recomiendo los artículos publicados en el interesante blog “siete merindades”. Yo por mi parte me quedo con lo que está a la vista: una preciosa ermita ubicada en un precioso lugar.

Un antiguo pilar de apoyo de torres de alta tensión ha sido pintado a modo de "cubo de Rubik", creando un interesante contraste.

Y si aún fuera poco, recientemente han empezado a llamar la atención unas curiosas oquedades que se ven en la ladera opuesta a la ermita. 


¿Naturales o (parcial o totalmente) artificiales?¿Tenían algún tipo de simbolismo relacionado con el uso de la peña?. Sugerente caso sin duda cuyo conocimiento debemos al divulgador Vladimir Rivero.

El caso es que ya en la propio visita a la iglesia se hace mención al llamado "ídolo de la Edad del Hierro". Por cierto que dichas vistas corren a cargo de losamigos de San Pantaleón de Losa. Esta asociación ha conseguido, entre otras cosas, recuperar la romería ancestral.

San Pantaleón es punto de inicio de una interesante ruta senderista que describo en este artículo.
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