Quantcast
Channel: Tierras de Burgos
Viewing all 544 articles
Browse latest View live

Torreón de Fernán González en Covarrubias

$
0
0
Hace ya cerca de tres años publicábamos en este blog los correspondientes artículos dedicados a la milenaria villa de Covarrubias. Nos centramos hoy en este torreón altomedieval, aprovechando la visita a su interior que pude realizar hace unos meses. Este edificio, imagen característica de la localidad, merece capítulo aparte debido a su excelente estado de conservación pese a los mil años largos transcurridos desde su construcción.
Plano de los distintos espacios del recinto

Pese a su nombre, existen dudas de si el promotor de la obra fue Fernán González, dentro de la red de fortificaciones de frontera, o más bien su hijo, Garci Fernández, impulsor de la villa e infantado de Covarrubias, en la segunda mitad del siglo X. También recibe el nombre de doña Urraca, porque según la tradición allí murió emparedada una condesa de tal nombre por negarse a casarse con el rey de León. La historia nos dice que en realidad esta Urraca sí quiso casarse con el rey, y que incluso ya viuda volvió a contraer matrimonio. Está enterrada en la cercana colegiata. 

El torreón tiene una altura de 22 metros. Su base rectangular tiene 19 por 14 metros de lado y está formado por grandes piedras sin labrar que proceden, en buena parte, de una fortificación anterior probablemente romana. Al ganar altura la torre se va estrechando hasta adquirir el característico perfil troncopiramidal de las construcciones defensivas mozárabes.

El acceso original se realizaba mediante escalera o patín móvil, que una vez retirado convertía la torre en prácticamente inexpugnable.
En realidad el torreón forma parte de una finca privada protegida de una muralla en la que se encontraba el antiguo palacio abacial de Covarrubias. En un documento de 1371 se señalaba que todo vecino que tuviera bestia debería traer leña a la torre tres veces al año. Por esos mismos años se emplearon más de mil florines de oro en la restauración, que seguramente incluyó los matacanes que actualmente podemos contemplar. 

Vista de la colegiata desde una de las ventanas del torreón
En el siglo XVIII la finca sufrió un importante incendio que acabó con el palacio abacial y también dañó algunas partes de la torre. El tejado se remonta al menos al siglo XIX, siendo imposible determinar cuando perdió las almenas. Ya por dicha época, la propiedad pertenecía a la familia Barbadillo, que acondicionó el recinto hasta dejarlo en un estado similar al actual (también perteneció en su momento a dicha familia  el Palacio de Saldañuela). Los herederos siguen siendo los propietarios de la torre; que es Monumento Histórico desde 1931.

Casa que sustituyó al antiguo palacio y algunas de las armas de asedio de la exposición.
Desde hace unos años se ha venido ofreciendo la posibilidad de visitas al recinto y torreón. Al principio más esporádicas y desde hace unos meses de manera cada vez más estructurada. Es preciso indicar que estas visitas han sido impulsadas por los propietarios por propia iniciativa y sin apoyo ni intervención pública.

Curiosa oquedad a modo de capilla
Durante el recorrido recibiremos diversas explicaciones sobre la torre; como la planta baja que servía de nevero, la entrada a gran altura y que todavía conserva la forma de arco mozárabe, las diversas técnicas pensadas para dificultar el avance en el interior, y las funcionalidades de diversas estancias. Debemos meditar sobre el hecho de que esta robusta construcción y sus piedras que ahora tocamos tienen unos 1150 años de antigüedad, único testimonio de la época de constitución del poderoso infantado de Covarrubias.

Maquetas de armas de asedio, en una de las plantas del torreón
Se complementa la visita con una exposición de armas de asedio de diferentes épocas y lugares. En realidad esto segundo se plantea como el principal atractivo de la misma, aunque para mí resultaba secundario. Los periodos de apertura se corresponden con los fines de semana, salvo en verano, cuando se extienden durante más días, y en invierno, cuando se suspenden. Parece ser que este año 2017 se ha renovado la exposición. Para más información al respecto, consultar https://www.torreondefernangonzalez.es; o bien la correspondiente página de Facebook.

Más información en la completísima y excelente web Castillos del Olvido.

Escalones con diversas alturas para dificultar el avance. Desde el poyete superior un soldado con una maza podía golpear a los asaltantes.

Ruta de senderismo: sendero de Pinarejos

$
0
0
Arauzo de Miel es un municipio un tanto escondido que disfruta de un término de gran extensión, en la zona de tránsito entre los sabinares del Arlanza, las llanuras de la Ribera del Duero y los pinares serranos. Sin duda estos últimos juegan el papel protagonista, tal y como podremos comprobar en la ruta que se presenta.
 
Dificultad: Baja, salvo por una longitud relativamente larga
Orientación (sin GPS con track o cartografía): Fácil en términos generales, aunque en los pinares no hay que descuidarse y dependerá del mantenimiento de la señalización.
Belleza: Normal
Tiempo y distancia: 4 horas y media (19 kilómetros)




Situación

Para llegar hasta Arauzo de Miel tenemos varias opciones. Nosotros escogimos tomar la carretera de Soria hasta unos 12 kilómetros después de Salas de los Infantes. Aquí encontramos la carretera regional que en unos 14 kilómetros alcanza Huerta del Rey. En el mismo casco urbano encontramos la carretera que, en cuatro kilómetros más, nos permite enlazar con Arauzo. Al final del pueblo encontramos el cruce hacia la localidad de Doña Santos, que tomamos. Justo a la altura de la última casa de Arauzo de Miel hay una pista secundaria, a la derecha, que se dirige a Pinarejos. Aparcamos en esta zona.
 
A Arauzo también se puede llegar siguiendo la ruta Cuevas de San Clemente – Covarrubias – Silos – Espinosa de Cervera – cruce antes de Caleruega.
 
Puntos de interés
 
Vistas desde la ermita de San Cristóbal. Bosques de sabinas y especialmente de pinos. Área recreativa de Pinarejos. Desfiladero de Fuente Barda o de los Hocinos. Merece la pena conocer, aunque no tuve tiempo para ello, el casco urbano y la iglesia de Arauzo de Miel.
 
Descripción de la ruta
 
Empezamos a caminar por la pista que se dirige a Pinarejos en llevadera subida. A la derecha observamos la parte trasera de la iglesia de la localidad. Pasamos junto a un lugar en el que han situado varios capiteles romanos procedentes con bastante probabilidad del cercano yacimiento de Clunia. A la altura de una cerrada curva encontramos el panel explicativo de la ruta y el nacimiento de un sendero por el que hemos de continuar.
 
Subimos por una especie de pequeña canal, atentos a las señales de pintura, hasta alcanzar una tenada ganadera. Unos 200 metros después, sin cambiar de dirección, encontramos un camino perpendicular. Tomamos el mismo hacia la derecha, en dirección a una torre de vigilancia de incendios. Ascendemos por una pendiente evidente pero llevadera. El entorno es de sabinas dispersas de un porte no excesivamente llamativo. Hacia la izquierda se empieza a apreciar el mar de pinos que ocupa buena parte de la comarca.
 
Sin mayores novedades vamos cubriendo el espacio que nos separa de la torre, que se sitúa en el punto más alto de la elevación de san Cristóbal. Junto a la instalación encontramos el sencillo edificio de la ermita homónima, desde la que se tienen muy buenas vistas del pueblo y de la parte noreste de la Ribera del Duero. Estamos a poco menos de 1200 metros.
 
Retomamos la dirección que traíamos. El camino se ha transformado en sendero que empieza a descender. Tras unos centenares de metros la senda se estrecha, gira un poco hacia la izquierda y se interna en un bosque más cerrado en donde los pinos hacen su aparición. Los últimos metros del descenso se realizan por un firme más tortuoso.
 
Estando atentos al sendero y la señalización, acabamos encontrando una pista que transita transversalmente. Seguimos la misma hacia la izquierda comprobando que vamos a compartir trazado con el camino del destierro del Cid. Llegamos a una zona con tierras de labor que dejamos a nuestra izquierda. Al final de la misma hemos de estar atentos en buscar la señalización hacia una derivación hacia la derecha. Tras una zona de pinar volvemos a encontrar cultivos y al poco giramos a la izquierda.
 
Enseguida llegamos a una pista asfaltada, que simplemente cruzamos, en la zona de Las Tenadas del Pinar. Unos 500 metros después llegamos a una bifurcación en la que debemos ir hacia la derecha, por el camino menos marcado. Subimos por el pinar pero pronto termina el ascenso y descendemos un poco. Una alambrada transita a nuestra derecha.
 
Tras una nueva subidita y descenso posterior acabamos llegando a una zona más abierta en donde encontramos diversas instalaciones dedicadas al esparcimiento: juegos, asadores, fuentes, mesas… Estamos en Pinarejos, un lugar con posible vinculación con la epopeya cidiana al que ya dedicamos un artículo. Se trata de un buen lugar para un descanso.
 
Para continuar debemos buscar el edificio que se encuentra en la parte más noroccidental, una especie de pared sin fondo destinada a servir como barra de bar. Detrás de la misma encontramos unas cuantas mesas de piedra que llaman la atención por estar hechas todas con ruedas de molino. Desde aquí nace un sendero que por un momento va paralelo a la pista asfaltada; pero que pronto se aleja de la misma siguiendo en su ascenso a una suave vaguada.
 
Vamos ganando altura con suavidad. En la parte más alta nos incorporamos a un camino más definido sin cambiar de dirección. Afrontamos ahora un largo descenso entre el pinar, haciéndose el tramo un tanto pesado pero rápido. Tras pasar bajo un cableado de alta tensión, termina el descenso junto a una torrentera que cruzamos; y que seguimos dejándola a nuestra derecha. No obstante pronto nos alejamos de la misma interponiéndose tierras de labor.
 
Algo más adelante el “Camino del Destierro” gira hacia el norte separándose de nuestra ruta. Al poco terminan las tierras de labor. Nuestro camino las cruza y serpentea entre el pinar en ascenso casi inapreciable que pronto se convierte en descenso. El camino gira de forma paulatina hacia el sur y se incorpora a una pista que sigue dicha dirección.
 
Pronto salimos a zona mucho más abierta con tierras de labor y sabinas desperdigadas. Avanzamos con rapidez por la nueva pista al encuentro del pueblo de Doña Santos, pedanía de Arauzo de Miel. Ya a la vista de la torre de su iglesia salimos por una derivación que nace a la izquierda pero pronto giramos hacia la derecha, al encuentro directo del citado edificio. Bordeamos el sencillo templo a la altura de su torre y nos incorporamos a la calle principal; pero enseguida salimos de la misma por la marcada calle que nace a su derecha.
 
Manteniéndonos siempre en esta calle pronto dejamos atrás esta localidad de sencillos edificios. Un camino bastante evidente se dirige a una fuente con pilón. Al poco la señalización nos obliga a cruzar un cauce, generalmente seco, por un puente en condiciones mejorables. Este arroyo es Fuente Barda, y da nombre al desfiladero que estamos a punto de transitar; aunque también recibe el nombre de Los Hocinos.
 
Una vez cruzado el puente, empieza un sendero bastante difuso pero que  resulta fácil de seguir al ir en todo momento paralelo a la torrentera. El fondo del vallejo, en principio muy poco profundo, aparece ocupado por variada vegetación; si bien debido a la aridez del suelo esta no es demasiado exuberante. Las sabinas son casi siempre las protagonistas.
 
Avanzamos con facilidad evitando las ramas que salen a nuestro paso, con frecuencia hay que cruzar el cauce o incluso andar por el mismo. Tras un buen tramo las laderas se hacen más rocosas y el cauce se encajona durante un corto tramo. Si está seco debemos andar por el mismo, con cuidado al poner el pie por su fondo irregular. En épocas lluviosas nos veremos obligados en algunos momentos a remontar la empinada ladera.
 
Tras este tramo más angosto se vuelve a avanzar con facilidad. Poco a poco los cantiles laterales van perdiendo fuerza y pendiente. Tras cerca de cuatro kilómetros alcanzamos una presa de hormigón que nos cierra el paso. Antes de la misma remontamos sin excesivas dificultades por la ladera de la izquierda enlazando enseguida con la pista asfaltada que viene desde Doña Santos. El final del desfiladero lo transitamos por la carreterita. En menos de un kilómetro llegamos a la zona en la que dejamos nuestro vehículo.
 
Comentarios
 
El trazado propuesto se corresponde con el sendero PR-BU-75, “sendero de Pinarejos”, incluido dentro de la red de senderos de la Ribera del Duero Burgalesa.  Recorrido relativamente sencillo salvo por la distancia. Sólo hay que prestar un poco de atención a los cortos tramos en que hay que avanzar por el cauce irregular del arroyo. Al respecto, y pese a que suele estar seco la mayor parte del año, hay que tener en cuenta los periodos en los que venga con agua y que pueden complicar sensiblemente la terminación del trazado (recomiendo leer, en este caso, la descripción realizada por Diego Nieto en wikiloc).
 
Al pueblo de Arauzo de Miel le dedicamos hace tiempo un artículo en este mismo blog.
 
Guarda este artículo como pdf e imprímelo cuando quieras

Track del recorrido para GPS (pulsa en el círculo verde para más información)


Powered by Wikiloc

Vídeo con imágenes del recorrido:



Pasado y presente de Fuentenebro: vino, minas y naturaleza

$
0
0
Hace breves fechas me acercaba al pueblo más sureño de nuestra extensa y variada provincia para visitar el restaurante y museo del vino “El Rincón del Pasado”. Se trató de una visita concertada e individualizada con su dueña, Begoña, con lo que además de conocer las instalaciones pudimos departir sobre la filosofía del establecimiento y otros aspectos relacionados con la localidad.
 
Vista del salón del restaurante
“El rincón del Pasado” no es un establecimiento hostelero al uso. Desde su apertura hace unos veinte años el gran tándem formado por Begoña y su marido Ángel “El Alforjillas” lograron crear un lugar mágico en el que cada velada era diferente y en que la familiaridad y el buen rollo eran (y son) la nota dominante.

Entrada al museo
Buena prueba de ello son los miles de personas que pasaron por este sencillo rincón, animadas por el boca a boca y venidas desde todos los rincones, y también la enorme tristeza que asoló la comarca cuando sobrevino el inesperado fallecimiento de “El Alforjillas” hace unos años.
 
Escalera de acceso
Tras el comprensible parón, Begoña ha dado muestras de su inquietud, saber hacer y amor a su pueblo para reactivar el establecimiento. Los fundamentos de su funcionamiento son el trato personalizado al cliente y la cuidada elaboración de los platos; basados en la cocina tradicional y el producto de calidad. Estos criterios implican por ejemplo, que siempre se trabaje con citas y menús cerrados y que rara vez se atienda más de un grupo por día.
 
Representación del oficio de tonelero
El propio aspecto del restaurante ya nos habla de este ambiente familiar y cercano. Casi un museo en sí mismo, aparece decorado con montón de objetos y cachivaches que sabrán apreciar los amantes del valor de lo humilde y lo rural. Pero el museo como tal se encuentra habilitado aprovechando varias de las pequeñas bodegas que tanto abundan en esta y otras localidades ribereñas.
 
Antiguas cubas

 
Los espacios han sido acondicionados para mostrar los diferentes ámbitos de la actividad vitivinícola tradicional, junto con un montón de objetos relacionados: herramientas, botellas, corchos, sacacorchos, etiquetas, botellas… Existe además un espacio dentro de la misma bodega habilitado para la realización de catas.
 
Área de catas

Salida del museo
La oferta de “El rincón del Pasado” no se limita al restaurante y el museo, sino que también existe la posibilidad de ampliar la experiencia, a menudo mediante realización de excursiones por el variado y sorprendente entorno de Fuentenebro. En efecto, lejos del paradigma asociado a la comarca de la Ribera, el sur del municipio muestra un aspecto de campo ondulado y abierto, apto incluso para la cría de ganado en extensivo, y que se prolonga hasta las estribaciones de Pico Cuerno, el punto más al sur de la provincia.
 
Restos de la torre de vigilancia de Fuentenebro
 
Merece también la pena recorrer la zona para conocer los restos de sus antiguas explotaciones mineras. En efecto, en Fuentenebro existió una importante explotación de cuarzo, feldespato y mica hasta hace unas pocas décadas. Aún son visibles los rastros de la misma en varios puntos al sur de la localidad. Camino de los mismos nos encontramos con los restos de una antigua torre medieval, el castillo de la Peña, que formó parte de la línea de fortificaciones de control del Duero.
 

Ejemplos del tipo de rocas que se observan con facilidad en el entorno 
 
Cerca de la torre se encuentra la que fuera mina de Aguacae. Recibe tal nombre de una pequeña cascada que se forma junto a la misma en épocas propicias. En su entorno podremos ver el corte transversal de la peña y las diferentes y brillantes tonalidades de los distintos tipos de rocas. También hay rastros de alguna cavidad exploratoria. A cierta distancia de Aguacae se encuentra la gran brecha abierta por la mina de “El Risco”.
 
Antigua mina de Aguacae
 
Hasta los años 20 del pasado siglo existía en el lugar una explotación azarosa e intermitente de moscovita. Se realizaba de forma artesanal, separando los grandes cristales de manera manual, y era destinada a la fabricación de componentes eléctricos y electrónicos (condensadores, materiales aislantes y elementos no conductores).
 
Antigua mina de "el risco"
 
A mediados de siglo se profesionalizó y amplió la actividad, lo supuso un gran revulsivo para el pueblo, llegando a atraer bastantes trabajadores de otras provincias. Lamentablemente tuvo como problema derivado las afecciones de silicosis durante el tratamiento del producto. Según parece hay interés de una empresa en volver a explotar las minas, aunque el mismo no acaba de cuajar.
 
Bocamina exploratoria clausurada
 
Aunque yo hice el recorrido por esta área gracias a la amabilidad de Begoña y acompañado de sus cercanas explicaciones; también es posible realizarlo por libre. De hecho existe una ruta de senderismo catalogada y señalizada que podéis consultar en este enlace. No descarto acercarme de nuevo en el futuro para recorrerlo con más calma.
 
El espíritu de las antiguas minas ha sido recogido por un oriundo de Fuentenebro para crear la cerveza artesana MICA. Producen con cebada cultivada en la zona y, aunque por el momento se realiza la producción en Aranda, la idea es trasladarla al pueblo si se dan las circunstancias favorables. Más información en su página web.

El barrio de bodegas de Moradillo de Roa

$
0
0
Varias sensaciones se agolpaban en mi mente al terminar mi visita a Moradillo de Roa, casi todas buenas. No, los pueblos castellanos no están condenados a la desaparición por ley divina. Sí, si es posible convencer a la gente para que defienda el bien común. Sí, si es posible un trabajo comunitario voluntario en los pequeños pueblos. Sí, si es posible convencer a los burgaleses del mundo rural de que lo propio puede ser tan importante como lo de los demás.
Aspecto del barrio de bodegas de "el Cotarro" en un bonito día de finales de invierno


Hace unas semanas fui a visitar el barrio de bodegas de Moradillo de Roa invitado por su concejal de Cultura, Nacho Rincón. El hecho de que el primer contacto se estableciese por parte suya (cosa excepcional en el largo devenir de este blog) ya era el primer signo de que no estaba ante una visita más. 
Algunas imágenes del barrio de bodega
Como muchos otros pueblos de la zona, en Moradillo se aprovechó una loma cercana o integrada en el propio pueblo para la creación de un sistema de bodegas tradicionales. Pero el caso de Moradillo es especial por varios motivos: primero, porque se extiende por un área independiente prácticamente sin interferencias de otros edificios (lo que por otra parte la da gran plasticidad al conjunto), segundo, porque el área en cuestión es una finca de propiedad municipal, tercero, porque la mayor parte de las bodegas se encuentran en buen estado de conservación y cuarto, porque tanto en el interior como en el exterior se han mantenido los modos y materiales de construcción tradicionales.
Componen el barrio de bodegas de Moradillo, conocido por el significativo nombre de “El Cotarro” unas 150 bodegas y lagares particulares. Las bodegas tienen su entrada eminentemente hacia el lado norte o noreste, para facilitar la ventilación, y de hecho, están todas comunicadas con tal fin (apenas unas pocas zarceras son suficientes para todo el conjunto). 


Como indicábamos, la construcción dominante es la tradicional: entradas y bóvedas de acceso de buena piedra caliza, puertas de madera, cerraduras tradicionales y ausencia de elementos modernos en la bodega propiamente dicha. En el fondo de estas últimas podemos observar algunas cubas de castaño de gran tamaño y con antigüedades que llegan a rondar los 200 años. Me comenta Nacho que desde siempre los vecinos llamaban la atención a los propietarios que trataban de reformar sus bodegas usando ladrillo o puertas metálicas.

Aspecto interior y exterior de un lagar-cueva
En la zona más soleada existen varias lagares-cueva. Estas peculiares construcciones tienen un aspecto exterior similar al resto de bodegas, pero con la existencia de dos entradas paralelas. Por una de ellas vertían los carros directamente la uva a las cajas para su prensado, mientras que la otra servía de acceso para las diversas operaciones. Llama la atención ver todavía en el interior de alguna de estas estancias las grandes piedras y vigas de lagar.
Contador de cueva preparado para una comida festiva

bajando a una bodega tradicional
A partir de este valioso patrimonio y aprovechando el hecho de que la propiedad en superficie sea pública, el Ayuntamiento ha puesto en marcha un ambicioso plan de estudio, conservación y difusión de “El Cotarro”. Para ello, en coordinación con los propietarios, se ha aprobado una ordenanza regulatoria que recoge las normas tácitas que venían siendo aplicadas secularmente. 
Aspecto de una bodega tradicional
Cubar centenarias. En la del fondo aparece escrita la fecha de 1822. Foto cedida por el Ayto. de Moradillo de Roa.

El primer esfuerzo está consistiendo en la catalogación de todas las bodegas, tarea nada fácil debido a la multipropiedad y al abandono de una parte importante de las mismas. Los procesos de abandono vinieron asociados a la drástica reducción de la mano de obra disponible para las tareas más exigentes. Para esta catalogación está siendo efectivo el proceso de registro que se está fomentado entre los propietarios, ya que así los mismos pasan a tener constancia documental de la posesión de cada bodega.
Dintel de una bodega fechada en 1863. En la misma se realizará la maduración del vino "El Cotarro".
La idea original es que cada propietario registre y mantenga su bodega o bodegas, pero en caso contrario se ofrece la posibilidad de una cesión al Ayuntamiento para que éste haga un mantenimiento y, en su caso, restauración. El proceso de catalogación está ofreciendo muchas sorpresas ya que hay bastantes bodegas en las que hace más de 30 años que no entra nadie…y aún quedan unas cuantas por ver.
Bodega en estado precario
En paralelo a la catalogación se están haciendo muchas otras cosas. Por ejemplo se ha procedido a una limpieza periódica en superficie de todo el “cotarro”, permitiendo el acceso esporádico del ganado. Se ha prohibido el acceso de vehículos hasta las bodegas y se va fomentar la eliminación de cemento y otros materiales de compactación. Todo ello con vistas a favorecer la escorrentía natural y solventar los problemas de humedades, que son probablemente los principales existentes actualmente. 
Una de las curiosidades de este barrio de bodegas es que cada una tiene su nombre, algunos ciertamente inquietantes: bodega del infierno, bodega de las ánimas… Se están recopilando las historias asociadas a cada una de las bodegas a menudo mediante grabaciones de entrevistas con los propietarios. La idea es que estas historias estén disponibles en internet. También se está haciendo un estudio histórico documental, existiendo registros de explotación del vino en la localidad al menos desde el siglo XVII.
Uno de los lagares tradicionales del municipio

lagar arruinado; pero que nos permite ver los dos grandes espacios del mismo.
 Fuera de la zona del cotarro existen varias bodegas y lagares exentos; siendo destacables estos últimos, algunos con cerca de 300 años de antigüedad. La idea del ayuntamiento es intentar poner en valor de alguna manera estas instalaciones, todas fuera de uso. 

La torre de la iglesia es heredera de una antigua atalaya altomedieval que servía para proteger la línea del Duero, junto a las cercanas de Fuentenebro, Adrada, Haza y Torregalindo.
Aunque todo este proyecto tiene una evidente potencialidad turística, se ha querido que el peso del mismo sea fundamentalmente cultural y comunitario. Tal vez la mejor muestra de esto último sea la producción de una añada “experimental” a base de uva banca Albillo. Esta variedad, despreciada tradicionalmente por las bodegas debido a que es blanca, sigue apareciendo en bastantes cepas dispersas de la zona. 

El pasado año se realizó una recolección colectiva de toda la uva dispersa por el municipio llegándose a conseguir unos 5000 litros. Esta recolección se hizo en un solo día mediante la participación voluntaria de todos los vecinos y la contribución desinteresada de los viticultores. El prensado de la uva se realizó en un lagar histórico fechado en 1736.

Lagar tradicional en donde se prensó la uva "albillo". Foto cedida por el Ayto. de Moradillo de Roa.
La mayor parte se va a comercializar en la modalidad de vino joven con la denominación, no podía ser de otra manera, de “El cotarro”; y una parte va a ser envejecida en barrica en una bodega de 1863. Los trabajos han sido asesorados por el enólogo Alfredo Maestro. Los beneficios obtenidos van a ser reinvertidos en el propio proyecto. Parece ser que la demanda de botellas de este vino va a cubrir sobradamente la oferta.

Imagen de una de las botellas del primer lote de vino "El Cotarro".
Y es que el trabajo de difusión del proyecto en este último año ha sido muy intenso y exitoso, tanto que podríamos decir que a día de hoy la respuesta está prácticamente desbordando a los promotores del proyecto: entrevistas, nada menos que el premio a la mejor iniciativa enoturística de España 2016, celebración de la Fiesta de la Vendimia, participación en ARPA y FITUR… También se está trabajando en la declaración como bien de interés cultural; figura de la cual disfrutan actualmente lugares como Baltanás, Torquemada y Atauta.
En definitiva, un proyecto del que no podemos sino alegrarnos, pues poco requiere de nuestra promoción o consejo. Evidentemente, su enfoque está orientado al turista enológico (sólo el interesado en el mundo del vino sabrá apreciarlo en todos sus matices) y un tanto selectivo (dadas sus características sólo podrá trabajar con grupos pequeños); pero creo sinceramente que también hay espacio para las personas que como yo valoran la preservación de la cultura y el patrimonio popular. Sin duda habrá que seguir estando atentos a esta iniciativa.
Más información:

Canal de youtube con varios vídeos muy ilustrativos de lo que es este proyecto.

Página de Facebook.
Blog de reciente creación


 

Ruta de senderismo: El cañón del río Lobos Burgalés

$
0
0
Aunque la parte más extensa y conocida del cañón del río Lobos transcurre en tierras sorianas, no debemos olvidar que este curso de agua nace en la provincia burgalesa; y que la parte inicial de la garganta pertenece al municipio de Hontoria del Pinar. Hoy conoceremos este tramo en una sencilla y llevadera ruta por la sombra de pinos y sabinas.
 
 Dificultad: Baja
Orientación (sin GPS con track o cartografía): Fácil, especialmente si la señalización se mantiene en buenas condiciones.
Belleza: Normal
Tiempo y distancia: Opción corta: 2 horas y media y 11 kilómetros. Opción larga :3 horas y media y 15 kilómetros.






Situación

Para llegar hasta Hontoria del Pinar basta seguir la carretera de Soria hasta poco antes de entrar en dicha provincia. Una vez en el pueblo seguimos la señalización hacia la derecha, siguiendo el cartel indicativo del “cañón del río Lobos”. Pasamos la iglesia y una picota en dirección al área de autocaravanas, pero aparcamos algo antes; en el entorno de una fuente y una mesa para el descanso.

Puntos de interés

Bosques de sabinas y pinos. Puente “romano”. Sendero del cañón. Vistas de los paredones rocosos. En época adecuada; río y surgencias. 


Descripción de la ruta

Muy cerca de donde hemos aparcado el vehículo encontramos un cartel explicativo de la ruta. Empezamos a caminar en la misma dirección que la calle principal que hemos recorrido con el coche; siguiendo las señales a base de pilotes de madera con placas blancas y amarillas. El sendero se aleja de la calle para buscar la ermita de la virgen de la Cueva, con rastros románicos.

Desde aquí bajamos de nuevo dejando las casas atrás. De frente tenemos una extensa ladera cubierta de sabinas. Enseguida llegamos al llamado puente romano o puente campanario; resto de una secular calzada. Lo más peculiar del mismo es que una de las pilastras consiste en realidad de una gran roca. Superado el puente continuamos de frente, por los restos de un sendero y empezamos a ascender.

Ganamos altura con algunos cambios de dirección, sin desnivel demasiado exagerado. A nuestras espaldas va quedando el relativamente grande casco urbano de Hontoria. Pasamos junto a una sima aparentemente profunda; delimitada por un vallado de madera. Atentos siempre a la señalización el bonito sendero nos deja, en alrededor de un kilómetro, en una pista. 

 Avanzamos por la pista tan sólo unos instantes; pues pronto surge a mano izquierda un camino secundario pero bien visible que hemos de seguir. El ascenso, prácticamente imperceptible en los últimos momentos, termina, y empezamos a descender sin casi apreciarlo. Poco a poco van apareciendo los pinos y entramos en una zona más sombreada y húmeda. En un momento dado debemos estar atentos, en una bifurcación, a seguir el camino de la derecha.

Los pinos se hacen protagonistas absolutos y seguimos descendiendo. Pronto llegamos a una pista a la altura de una curva, la tomamos hacia la izquierda, pero inmediatamente salimos de la misma por un sendero en este mismo lado. Hemos entrado en un suave vallejo (el Vallejo de los Lobos) en el que seguimos bajando muy suavemente. Tras un buen tramo por el vallejo observamos poco a poco más rocas en los laterales y el sendero se hace algo más abrupto, aunque siempre es muy cómodo. Sin mayores novedades alcanzamos el cauce, normalmente seco, del río Lobos.
 
El sendero como tal giraría hacia la izquierda y remontaría para volver hacia Hontoria; pero nosotros decidimos explorar un poco más, río abajo. A nuestra derecha aparece un paredón rocoso. Observaremos cómo los mismos tienden a aparecer en las caras exteriores de los meandros del río; mientras que las interiores tienen unas laderas más suaves.
 
Seguimos un sendero muy bonito y sombreado. En algunos momentos hemos de cruzar el cauce apreciando por su aspecto la fuerza que debe mostrar en los momentos de mayor apogeo. El primer tramo se conoce como “La isla”; y visto sobre un mapa semeja un largo meandro en forma de espolón en el que hemos de realizar el camino de ida y vuelta. A continuación llegamos al paraje de “Las Raideras”, de donde el agua brota en épocas de lluvias fuertes y prolongadas. 
 
Avanzamos cerca de un kilómetro adicional hasta llegar a la siguiente curva fuerte hacia la izquierda (en el sentido de la marcha). Estamos en el paraje de “el Apretadero”, en donde observamos varias cavidades. Este puede ser un buen momento para darnos la vuelta, pues aunque queda cerca de un kilómetro adicional hasta entrar definitivamente en Soria, las vistas no son muy diferentes a las que acabamos de contemplar. Como referencia, poco más delante de este punto encontramos la placa del kilómetro 17 del cañón.
 
Retrocedemos sobre nuestros pasos por el sombreado sendero, detectando los puntos kilométricos en orden ascendente. Poco a poco los cortados rocosos van siendo menos frecuentes y espectaculares y las laderas menos marcadas. Hacia el kilómetro 21 observamos en el otro lado del río una reconstrucción de un antiguo chozo resinero. Enseguida el paisaje se abre y las sabinas vuelven a sustituir a los pinos.
 
Superamos una zona con una replantación de chopos y la fuente Agualinos. A la altura del edificio de la EDAR podemos cruzar el río para alcanzar de forma más directa el pueblo de Hontoria; pero el sendero como tal se mantiene en este lado. Unos cientos de metros después alcanzamos un aparcamiento. Siguiendo ya un camino ancho nos encontramos con el aparcamiento de autocaravanas y un sencillo puente nos deja en la zona en donde aparcamos nuestro vehículo.
 
Comentarios
 
La ruta se corresponde con el sendero de pequeño recorrido PRC-BU-5, incluido dentro de la red de senderos del Parque Natural Cañón del Río Lobos; salvo el “anexo” de exploración del cañón que son unos cuatro kilómetros entre ida y vuelta. En el momento de realizar la ruta la señalización es buena. El primer kilómetro de esta descripción coincide con el último de la ruta de acceso al Pico Navas, incluida también en este blog.
 
Sin duda el cañón es más interesante cuando el río tiene agua superficial, pero parece que hay que estar atento al régimen de lluvias de cada temporada; para encontrar el sendero interesante pero practicable.

Guarda este artículo como pdf e imprímelo cuando quieras

Track del recorrido para GPS (pulsa en el círculo verde para más información)


Powered by Wikiloc

Vídeo con imágenes del recorrido



 

Historias y paisajes en el Monte Gurdieta

$
0
0
El Monte Gurdieta es un amplio y apartado espacio natural perteneciente al valle de Losa, en su límite con el menés valle de Angulo, dentro de la llamada Sierra de la Carbonilla. Un amplio hayedo ocupa buena parte de este territorio escasamente transitado, que al parecer en el pasado también se conoció como Burdieta. 
 
Visión General del Monte Gurdieta. Las áreas no ocupadas por hayedo son en su mayoría zonas de base rocosa
La riqueza forestal de este lugar ha sido objeto de interés desde hace tiempo. Ya en el siglo XIX existe constancia de dos cortes de hayas para la fabricación de tablón-madera. Las ramas menos valiosas eran empleadas para carbón vegetal. Con el tiempo esta segunda producción acabaría siendo la más importante, impulsada por las necesidades de las cercanas ferrerías menesas y, especialmente, vizcaínas.
 
Dos imágenes de la parte interior de Monte Gurdieta

 
En las últimas décadas de dicho siglo, a la vista del proyecto de construcción del ferrocarril de La Robla, los productores se animaron a mejorar el peligroso camino mulero de bajada al valle de Mena. De entonces data el peculiar túnel de La Complacera, que hoy hace las delicias de los senderistas que recorren la zona. Desde este punto, siguiendo la vereda conocida como “camino del cuatro”, los pequeños carros trasladaban la producción hasta la estación de Mercadillo. 
 
Peculiar túnel de la Complacera. No hay rastros visibles de barreno, con lo que es probable que fuese tallado exclusivamente con esfuerzo humano.

Vistas del "camino del cuatro" al poco de dejar atrás el túnel en dirección al valle de Mena

 
Obviamente, la estructura también fue aprovechada para el trasiego de todo tipo de mercancías entre los valles de Mena y Losa (caballos losinos y otro tipo de ganado, vino, patatas...), incluyendo las actividades de estraperlo de la posguerra.
 
Vista del túnel de la Complacera desde el monte Gurdieta. A su derecha el contundente perfil de Castro Grande
Décadas más tarde, unos vecinos del pueblo de Quincoces se hicieron con la propiedad de parte del monte Gurdieta. Para hacer más rentable la producción, idearon una especie de teleférico para bajar la leña desde el collado de los Tornos hasta el término de “Puente de la Hoz”, ya en el valle de Angulo. Desde aquí la leña era transportada a la papelera de Aranguren. Aún pueden observarse unos escasos restos de la plataforma superior, lo suficiente como para poder imaginarse cómo sería la instalación y su uso.
 
Restos de la plataforma superior del teleférico para el transporte de madera.


Probable trazado del cable del teleférico. Al fondo se distingue el pueblo de Encima-Angulo
Ya acabada la actividad, esta parte del monte sería vendida tiempo después a la Diputación de Burgos, que hacia 1990 la transferiría a la Junta de Castilla de León. El área, con una superficie superior a las 500 hectáreas, está hoy catalogada como zona de caza controlada y reserva forestal, con lo que en principio podremos seguir disfrutando de sus umbríos bosques y contundentes paisajes. En un próximo artículo describiremos una ruta que transita por el monte Gurdieta y otros interesante parajes cercanos.
 
Imágenes otoñales de Gurdieta; algo desmejoradas por la posición relativa del sol.

 

Ruta de senderismo: En torno al valle de Angulo

$
0
0
Duro y largo recorrido en torno a uno de los valles más bonitos de la provincia. Verdes praderas, macizos bosques, grandes paredones calizos, cascadas en época propicia; y hasta dos loberas son algunos de los elementos que hacen de esta ruta una de las más agrestes que se pueden plantear en la provincia.

Dificultad: Alta. Distancia, desniveles y tramos complicados hacen que esta ruta no sea apta para todos los senderistas.
Orientación (sin GPS con track o cartografía): Difícil. Aunque en la mayor parte del recorrido las señales son evidentes hay algunos tramos clave para los que es casi imprescindible.
Belleza: Muy Alta
Tiempo y distancia: 8 horas y media (30 kilómetros)
 
 

 


Situación

Para llegar al valle de Angulo desde Burgos existen varias opciones. Una vez en la zona de “el Cañón”, en las cercanías de Quinconces de Yuso, continuamos por la carretera del puerto de Angulo. Superado el mismo y el túnel correspondiente, aparece a la derecha el cruce que conduce a Encima-Angulo y Cozuela. Al final de este último pueblo, pasados unos 8 km y hacia la izquierda, encontramos la señal de bajada hacia la cascada de Peñaladros. Aparcamos el coche a mitad de descenso, en una explanada a la entrada de unos apartamentos rurales.

Puntos de Interés

Praderías. Bosques caducifolios. Peñas calizas que rodean al valle. Loberas de San Miguel y Gurdieta. Vistas desde las zonas elevadas. Cascada de San Miguel (en época de deshielo) Portillo de Egaña. Cascada de Peñaladros.

Descripción de la Ruta

Aunque nos separan escasos metros de la cascada de Peñaladros, decidimos dejar su visita para el final de la larga jornada. Comenzamos a caminar remontando el tramo realizado con el coche hasta el cartel de entrada a la localidad, buscando la señalización de acceso a una casa rural en el lado izquierdo. El camino bordea una finca en la que se encuentra una torre de origen medieval. 

Llegados a la casa rural, giramos a la derecha e inmediatamente de nuevo hacia la derecha tomando un camino que asciende hasta un depósito de agua. Lo bordeamos y seguimos el camino que sigue una especie de arista de frente a la impresionante mole rocosa de la Peña del Aro. Siguiendo esta orientación subimos con facilidad por el bosque rechazando todas las derivaciones. 

Tras un buen tramo superamos una portilla y justo al otro lado encontramos tres caminos. Tomamos el de frente, que parece más borroso. Al poco el camino se separa de la arista hacia la derecha. Lo seguimos hasta que tuerce hacia la izquierda y al poco baja a una zona de praderas en el lado derecho. En lugar de bajar seguimos ascendiendo recto, entre helechos y pinos dispersos, hasta alcanzar de nuevo la dirección de la arista frente a la peña.

Afortunadamente los senderos del ganado hacen que el piso sea muy practicable; así que la única dificultad proviene de la fuerte pendiente. Con frecuentes descansos vamos cubriendo la distancia que nos separa del camino que asciende a lo alto de la meseta; procedente del pueblo alavés de Añes. Si hemos mantenido la dirección lo lograremos justo en el punto en el que una portilla permite salvar el cerramiento ganadero.

Estamos en el límite entre Álava y Burgos. Por debajo de nosotros observamos el precioso valle cerrado por las sierras Salvada (por donde avanzamos) y de la Carbonilla (enfrente). Dentro de unas horas recorreremos esta última. El camino cementado tiene una fuerte pendiente, suaviza posteriormente y vuelve a endurecerse en el tramo final. Alcanzamos así, tras cuatro kilómetros y 600 metros de desnivel, el portillo del Aro, ya plenamente en territorio del País Vasco. 

Tras el oportuno descanso avanzamos un poco por el camino frontal; pero pronto nos desviamos tomando como referencia el vallado de la parte derecha, pero sin acercarnos al mismo. Sin señales claras llegamos a un bonito hayedo de fondo irregular (bordeamos incluso una marcada torca) y vamos subiendo con ligera tendencia hacia nuestra derecha. Tras el ascenso salimos a una zona muy despejada y de fácil avance. No muy lejos localizamos el vértice geodésico del pico Moscadero (1132 metros), hacia el que nos dirigimos. 

Llegados al mismo, y a poca distancia, vemos un camino que viene de izquierda a derecha, y lo seguimos en esa segunda dirección. Empezamos así un tramo de avance fácil en suave descenso. A la izquierda observamos el alargado perfil del valle de Losa, con sus cultivos en proceso de maduración. Siguiendo el camino en todo momento observamos cómo llega a una zona en la que vuelven a aparecer los árboles y gira bruscamente hacia la izquierda. Al poco acaba desapareciendo en una zona de abrevaderos.

Si nos fijamos bien estamos en el nacimiento de una especie de hondonada. Empezamos a bajar por el centro de la misma (quizás un tanto hacia la izquierda) buscando los mejores pasos entre el hayedo. Por momentos parece intuirse la existencia de senderos. Tras unos centenares de metros acabamos alcanzando el borde del cortado, en las cercanías de la cueva de San Miguel el Viejoy la cascada que nace desde la misma (sólo en épocas lluviosas) y que quedan debajo de nosotros.

Bordeamos el vallado que se encuentra en el borde del cortado hasta alcanzar una puerta que nos permite superarlo. En este tránsito hemos vuelto a entrar en la provincia de Burgos. Al otro lado del portón observamos restos de construcciones. Ya junto a las mismas vemos que se trata de los restos de la lobera de San Miguel, en la que observamos su foso y sus paredes convergentes. Desde aquí continúa un fácil camino que nos permite seguir descendiendo. En algunos puntos se acerca lo suficiente al cortado como para observar la caída de la espectacular cascada de San Miguel y nuevas perspectivas del valle de Angulo. Podéis consultar el artículo específico en el que muestro esta cascada en todo su esplendor.

Vamos perdiendo altitud mientras observamos algunos puestos de caza de paloma hasta que finalmente alcanzamos la antigua carretera del portillo de Angulo. Caminamos por la misma unos metros hacia la izquierda (ahora es usada como parking) hasta alcanzar la carretera moderna. Justo enfrente nace la pista que nos permitirá ascender hacia la sierra de la Carbonilla.

Tras un tramo de ascenso llevadero por zona más bien despejada el camino principal gira hacia la izquierda. En el lado derecho nacen dos caminos. Tomamos el que nos permite seguir casi recto. Ascendemos algo más girando hacia la izquierda pero pronto nos encontramos con otro camino en el que giramos hacia la derecha siguiéndolo en su ascenso. 

Cada vez a mayor altitud nos unimos a otro camino que viene por nuestra izquierda pero sin cambiar de dirección. Lamentablemente el nuevo camino acaba girando hacia la izquierda, hacia el bosque, y desaparece. Intentamos seguir sus restos haciendo un zig-zag y recuperando la dirección. Siempre atentos a los señales de tránsito entre el monte bajo y el arbolado, seguimos ganando altura poco a poco sin escorarnos demasiado hacia la derecha pero siempre con vistas hacia esa zona.

Afortunadamente son sólo unos 700 metros en esta tesitura; que terminan cuando encontramos un camino más o menos claro que transita transversalmente. Lo tomamos hacia la izquierda y comprobamos que, aunque por los lados está algo amenazado por la vegetación, el piso es bastante practicable. De esta manera nos vamos alejando de la línea de cortados durante algo más de un kilómetro. Cuando el paisaje empieza a clarear encontramos una portilla en el lado derecho. La cruzamos y tomamos un camino mucho más claro que continua prácticamente en la misma dirección.

Pasados unos centenares de metros encontramos una nueva derivación, también en el lado derecho. Seguimos la misma mientras comprobamos como en el paisaje se ve la parte más occidental del valle de Losa, cerrado al norte por los montes de la Peña. Poco a poco el camino va girando hacia la derecha ganando algo de altura.

Tras buen tramo nos sorprende ver una construcción moderna en medio de la nada. El camino la bordea y entra en una zona algo más boscosa. Finalmente dejamos de ascender y empezamos una bajadita que se introduce en el precioso hayedo del monte Gurdieta. El descenso termina junto a una marcada revuelta. Antes de continuar decidimos desviarnos por la derecha en este punto por unas poco marcadas rodadas. Enseguida localizamos los restos de la lobera de Gurdieta. Un poco más adelante detectamos, en el mismo borde del cortado rocoso, los restos de unas antiguas instalaciones desde las que durante un tiempo se bajó mediante cableado el carbón vegetal al fondo del valle.

De vuelta al camino continuamos el rápido avance por el precioso bosque de Gurdieta. El camino zigzaguea entre el arbolado con tendencia fundamentalmente ascendente. Tras más de dos kilómetros llega a una zona más abierta, gira un poco hacia la derecha y tiende a desaparecer. Hacia la izquierda buscamos el sendero que, de nuevo en el hayedo, busca una escalera practicable para superar un vallado ganadero.

Al otro lado entramos en el marcado lapiaz que nos indica que estamos llegando a la cima del monte Gurdieta. Buscamos el sendero que sale del hayedo y supera una corta trepada rocosa. Ahora cubierto de hierba, el lapiaz sigue siendo incómodo aunque ya estamos muy cerca de la cima, que finalmente alcanzamos. Desde este punto se tienen buenas vistas hacia los montes del País Vasco y hacia el resto de la sierra de la Carbonilla, que finaliza en Castro Grande y su característico Pico del Ahorcado.
 
Para continuar debemos seguir peleando con el lapiaz durante un buen tramo. Lo menos malo, aunque obliga a tener más precaución, es ir justo por el borde rocoso. Nos lleva bastante tiempo el avance y las fuerzas van menguando. Finalmente observamos frente a nosotros un marcado descenso. A nuestros pies se encuentra el llamado portillo de Egaña, que separa nuestra ubicación del macizo de Castro Grande.

Descendemos hasta el portillo y superamos un paso en el vallado. Al otro lado nace un aparentemente borroso sendero que rápidamente se hace más evidente para convertirse en un espectacular camino montañero que se sumerge en el bosque. Afrontamos empinados zig-zags con cuidado de no resbalar. Por momentos se ven restos de antiguo empedrado. Tras un primer tramo de descenso en el hayedo el sendero va a media ladera durante unas decenas de metros.
 
Al poco volvemos a descender de forma brusca y rápida. La bajada sin embargo se hace larguísima. Finalmente vamos viendo signos de que estamos finalizando. Curiosamente el sendero es algo menos claro en las cercanías del pueblo de Santa Olaja. Localizamos un depósito y una fuente en la que calmar la sed. Inmediatamente encontramos el citado pueblo pero, en lugar de entrar en el mismo, giramos a la derecha desembocando en la carretera y siguiéndola hacia la derecha. 

Una vez en la pista hemos de caminar por el maltratado asfalto unos dos kilómetros y medio prácticamente llanos. El avance es rápido aunque ya nos empiezan a pesar los kilómetros. Poco a poco vamos dejando a nuestra derecha la sierra de la Carbonilla y de frente vuelve a aparecer ante nosotros la Peña del Aro, hacia la que nos vamos aproximando lentamente.
 
Terminado este tramo llegamos a la BU-550. La cruzamos y caminamos por la misma unos cuantos metros en dirección al puerto de Angulo. Enseguida aparece un camino en el lado izquierdo. Cruzamos un portón ganadero tras la cual nacen varios caminos. Continuamos por el que está más a la derecha. Tras unos 500 metros de llaneo llegamos a una bifurcación, en el punto en el que pasa sobre nosotros una línea telefónica. Aquí nos decidimos por el camino de la izquierda.
 
Tras unos metros algo borrosos el camino entra en una zona boscosa y empieza descender claramente. Según la época el piso puede estar algo embarrado en algunos tramos; por lo demás el avance es sencillo. El arbolado no es especialmente interesante, quejigos y pinar fundamentalmente. Evitamos cualquier desvío hasta llegar a un punto en el que pasa sobre nosotros una línea de alta tensión. A continuación encontramos una portilla que hemos de superar. 
 
Un poco más adelante ya aparece a cierta distancia una nave ganadera del pueblo de Cozuela. Seguimos hasta otro punto en el que camino gira un poquito hacia la izquierda, buscando el vallejo del arroyo de la Incea. Tras un tramo más llano volvemos a descender y pronto llegamos a un nuevo portón. Al otro lado del mismo enlazamos con un camino cementado que es el que conduce al barrio de La Abadía. Estamos en el entorno de la preciosa cascada de Peñaladros, que podemos ver desde la parte superior, desde su borde y desde la parte inferior (un artículo específico lo encuentras aquí). 
 
Tras disfrutar del entorno a nuestro gusto, ya sólo queda remontar por el cemento unas decenas de metros hasta el lugar en donde dejamos nuestro vehículo.

Comentarios

Una de las rutas más duras que recuerdo haber realizado por Burgos, sin duda en buena medida por el fuerte calor que hizo a partir de mediodía. El hecho rondar la treintena de kilómetros y los 1500 metros de desnivel acumulado; y que sólo se crucen dos minúsculos núcleos de población, estando el resto del trazado apartado de zonas habitadas, también contribuye a cierta sensación de desasosiego. Es una pena que no haya un sendero que permita atravesar de forma más directa la zona del Paredes, lo que simplificaría varios kilómetros la ruta.
 
Es muy difícil encontrar simultáneamente los hayedos con hoja y la cascada de San Miguel con agua. Tal vez el mejor momento para realizarla es mediada la primavera, con los días largos y el campo verde. Pese a recorrer buenos tramos de hayedo, estos no dan mucho juego en otoño, al perder buena parte de su hoja antes de adquirir todas las tonalidades posibles. 
 
Se puede plantear un acceso directo a Gurdieta desde Santa Olaja y el Portillo de Egaña, mediante una ruta semicircular de menos de 10 km. Se puede combinar con el acceso al cercano Castro Grande y Picón del Fraile. En la descripción se ha obviado intencionadamente entrar en profundidad en la descripción de las loberas de San Miguel y Gurdieta, que serán objeto de un artículo próximo.
 
Guarda este artículo como pdf e imprímelo cuando quieras
 
Track del recorrido (pulsa en el círculo verde para más información)
 

Powered by Wikiloc

Vídeo con imágenes del recorrido
 

 

Ruta de senderismo: En torno al valle de Angulo

$
0
0
Duro y largo recorrido en torno a uno de los valles más bonitos de la provincia. Verdes praderas, macizos bosques, grandes paredones calizos, cascadas en época propicia; y hasta dos loberas son algunos de los elementos que hacen de esta ruta una de las más agrestes que se pueden plantear en la provincia.

Dificultad: Alta. Distancia, desniveles y tramos complicados hacen que esta ruta no sea apta para todos los senderistas.
Orientación (sin GPS con track o cartografía): Difícil. Aunque en la mayor parte del recorrido las señales son evidentes hay algunos tramos clave para los que es casi imprescindible.
Belleza: Muy Alta
Tiempo y distancia: 8 horas y media (30 kilómetros)
 
 

 
Situación

Para llegar al valle de Angulo desde Burgos existen varias opciones. Una vez en la zona de “el Cañón”, en las cercanías de Quinconces de Yuso, continuamos por la carretera del puerto de Angulo. Superado el mismo y el túnel correspondiente, aparece a la derecha el cruce que conduce a Encima-Angulo y Cozuela. Al final de este último pueblo, pasados unos 8 km y hacia la izquierda, encontramos la señal de bajada hacia la cascada de Peñaladros. Aparcamos el coche a mitad de descenso, en una explanada a la entrada de unos apartamentos rurales.

Puntos de Interés

Praderías. Bosques caducifolios. Peñas calizas que rodean al valle. Loberas de San Miguel y Gurdieta. Vistas desde las zonas elevadas. Cascada de San Miguel (en época de deshielo) Portillo de Egaña. Cascada de Peñaladros.

Descripción de la Ruta

Aunque nos separan escasos metros de la cascada de Peñaladros, decidimos dejar su visita para el final de la larga jornada. Comenzamos a caminar remontando el tramo realizado con el coche hasta el cartel de entrada a la localidad, buscando la señalización de acceso a una casa rural en el lado izquierdo. El camino bordea una finca en la que se encuentra una torre de origen medieval. 

Llegados a la casa rural, giramos a la derecha e inmediatamente de nuevo hacia la derecha tomando un camino que asciende hasta un depósito de agua. Lo bordeamos y seguimos el camino que sigue una especie de arista de frente a la impresionante mole rocosa de la Peña del Aro. Siguiendo esta orientación subimos con facilidad por el bosque rechazando todas las derivaciones. 

Tras un buen tramo superamos una portilla y justo al otro lado encontramos tres caminos. Tomamos el de frente, que parece más borroso. Al poco el camino se separa de la arista hacia la derecha. Lo seguimos hasta que tuerce hacia la izquierda y al poco baja a una zona de praderas en el lado derecho. En lugar de bajar seguimos ascendiendo recto, entre helechos y pinos dispersos, hasta alcanzar de nuevo la dirección de la arista frente a la peña.

Afortunadamente los senderos del ganado hacen que el piso sea muy practicable; así que la única dificultad proviene de la fuerte pendiente. Con frecuentes descansos vamos cubriendo la distancia que nos separa del camino que asciende a lo alto de la meseta; procedente del pueblo alavés de Añes. Si hemos mantenido la dirección lo lograremos justo en el punto en el que una portilla permite salvar el cerramiento ganadero.

Estamos en el límite entre Álava y Burgos. Por debajo de nosotros observamos el precioso valle cerrado por las sierras Salvada (por donde avanzamos) y de la Carbonilla (enfrente). Dentro de unas horas recorreremos esta última. El camino cementado tiene una fuerte pendiente, suaviza posteriormente y vuelve a endurecerse en el tramo final. Alcanzamos así, tras cuatro kilómetros y 600 metros de desnivel, el portillo del Aro, ya plenamente en territorio del País Vasco. 

Tras el oportuno descanso avanzamos un poco por el camino frontal; pero pronto nos desviamos tomando como referencia el vallado de la parte derecha, pero sin acercarnos al mismo. Sin señales claras llegamos a un bonito hayedo de fondo irregular (bordeamos incluso una marcada torca) y vamos subiendo con ligera tendencia hacia nuestra derecha. Tras el ascenso salimos a una zona muy despejada y de fácil avance. No muy lejos localizamos el vértice geodésico del pico Moscadero (1132 metros), hacia el que nos dirigimos. 

Llegados al mismo, y a poca distancia, vemos un camino que viene de izquierda a derecha, y lo seguimos en esa segunda dirección. Empezamos así un tramo de avance fácil en suave descenso. A la izquierda observamos el alargado perfil del valle de Losa, con sus cultivos en proceso de maduración. Siguiendo el camino en todo momento observamos cómo llega a una zona en la que vuelven a aparecer los árboles y gira bruscamente hacia la izquierda. Al poco acaba desapareciendo en una zona de abrevaderos.

Si nos fijamos bien estamos en el nacimiento de una especie de hondonada. Empezamos a bajar por el centro de la misma (quizás un tanto hacia la izquierda) buscando los mejores pasos entre el hayedo. Por momentos parece intuirse la existencia de senderos. Tras unos centenares de metros acabamos alcanzando el borde del cortado, en las cercanías de la cueva de San Miguel el Viejoy la cascada que nace desde la misma (sólo en épocas lluviosas) y que quedan debajo de nosotros.

Bordeamos el vallado que se encuentra en el borde del cortado hasta alcanzar una puerta que nos permite superarlo. En este tránsito hemos vuelto a entrar en la provincia de Burgos. Al otro lado del portón observamos restos de construcciones. Ya junto a las mismas vemos que se trata de los restos de la lobera de San Miguel, en la que observamos su foso y sus paredes convergentes. Desde aquí continúa un fácil camino que nos permite seguir descendiendo. En algunos puntos se acerca lo suficiente al cortado como para observar la caída de la espectacular cascada de San Miguel y nuevas perspectivas del valle de Angulo. Podéis consultar el artículo específico en el que muestro esta cascada en todo su esplendor.

Vamos perdiendo altitud mientras observamos algunos puestos de caza de paloma hasta que finalmente alcanzamos la antigua carretera del portillo de Angulo. Caminamos por la misma unos metros hacia la izquierda (ahora es usada como parking) hasta alcanzar la carretera moderna. Justo enfrente nace la pista que nos permitirá ascender hacia la sierra de la Carbonilla.

Tras un tramo de ascenso llevadero por zona más bien despejada el camino principal gira hacia la izquierda. En el lado derecho nacen dos caminos. Tomamos el que nos permite seguir casi recto. Ascendemos algo más girando hacia la izquierda pero pronto nos encontramos con otro camino en el que giramos hacia la derecha siguiéndolo en su ascenso. 

Cada vez a mayor altitud nos unimos a otro camino que viene por nuestra izquierda pero sin cambiar de dirección. Lamentablemente el nuevo camino acaba girando hacia la izquierda, hacia el bosque, y desaparece. Intentamos seguir sus restos haciendo un zig-zag y recuperando la dirección. Siempre atentos a los señales de tránsito entre el monte bajo y el arbolado, seguimos ganando altura poco a poco sin escorarnos demasiado hacia la derecha pero siempre con vistas hacia esa zona.

Afortunadamente son sólo unos 700 metros en esta tesitura; que terminan cuando encontramos un camino más o menos claro que transita transversalmente. Lo tomamos hacia la izquierda y comprobamos que, aunque por los lados está algo amenazado por la vegetación, el piso es bastante practicable. De esta manera nos vamos alejando de la línea de cortados durante algo más de un kilómetro. Cuando el paisaje empieza a clarear encontramos una portilla en el lado derecho. La cruzamos y tomamos un camino mucho más claro que continua prácticamente en la misma dirección.

Pasados unos centenares de metros encontramos una nueva derivación, también en el lado derecho. Seguimos la misma mientras comprobamos como en el paisaje se ve la parte más occidental del valle de Losa, cerrado al norte por los montes de la Peña. Poco a poco el camino va girando hacia la derecha ganando algo de altura.

Tras buen tramo nos sorprende ver una construcción moderna en medio de la nada. El camino la bordea y entra en una zona algo más boscosa. Finalmente dejamos de ascender y empezamos una bajadita que se introduce en el precioso hayedo del monte Gurdieta. El descenso termina junto a una marcada revuelta. Antes de continuar decidimos desviarnos por la derecha en este punto por unas poco marcadas rodadas. Enseguida localizamos los restos de la lobera de Gurdieta. Un poco más adelante detectamos, en el mismo borde del cortado rocoso, los restos de unas antiguas instalaciones desde las que durante un tiempo se bajó mediante cableado el carbón vegetal al fondo del valle.

De vuelta al camino continuamos el rápido avance por el precioso bosque de Gurdieta. El camino zigzaguea entre el arbolado con tendencia fundamentalmente ascendente. Tras más de dos kilómetros llega a una zona más abierta, gira un poco hacia la derecha y tiende a desaparecer. Hacia la izquierda buscamos el sendero que, de nuevo en el hayedo, busca una escalera practicable para superar un vallado ganadero.

Al otro lado entramos en el marcado lapiaz que nos indica que estamos llegando a la cima del monte Gurdieta. Buscamos el sendero que sale del hayedo y supera una corta trepada rocosa. Ahora cubierto de hierba, el lapiaz sigue siendo incómodo aunque ya estamos muy cerca de la cima, que finalmente alcanzamos. Desde este punto se tienen buenas vistas hacia los montes del País Vasco y hacia el resto de la sierra de la Carbonilla, que finaliza en Castro Grande y su característico Pico del Ahorcado.
 
Para continuar debemos seguir peleando con el lapiaz durante un buen tramo. Lo menos malo, aunque obliga a tener más precaución, es ir justo por el borde rocoso. Nos lleva bastante tiempo el avance y las fuerzas van menguando. Finalmente observamos frente a nosotros un marcado descenso. A nuestros pies se encuentra el llamado portillo de Egaña, que separa nuestra ubicación del macizo de Castro Grande.

Descendemos hasta el portillo y superamos un paso en el vallado. Al otro lado nace un aparentemente borroso sendero que rápidamente se hace más evidente para convertirse en un espectacular camino montañero que se sumerge en el bosque. Afrontamos empinados zig-zags con cuidado de no resbalar. Por momentos se ven restos de antiguo empedrado. Tras un primer tramo de descenso en el hayedo el sendero va a media ladera durante unas decenas de metros.
 
Al poco volvemos a descender de forma brusca y rápida. La bajada sin embargo se hace larguísima. Finalmente vamos viendo signos de que estamos finalizando. Curiosamente el sendero es algo menos claro en las cercanías del pueblo de Santa Olaja. Localizamos un depósito y una fuente en la que calmar la sed. Inmediatamente encontramos el citado pueblo pero, en lugar de entrar en el mismo, giramos a la derecha desembocando en la carretera y siguiéndola hacia la derecha. 

Una vez en la pista hemos de caminar por el maltratado asfalto unos dos kilómetros y medio prácticamente llanos. El avance es rápido aunque ya nos empiezan a pesar los kilómetros. Poco a poco vamos dejando a nuestra derecha la sierra de la Carbonilla y de frente vuelve a aparecer ante nosotros la Peña del Aro, hacia la que nos vamos aproximando lentamente.
 
Terminado este tramo llegamos a la BU-550. La cruzamos y caminamos por la misma unos cuantos metros en dirección al puerto de Angulo. Enseguida aparece un camino en el lado izquierdo. Cruzamos un portón ganadero tras la cual nacen varios caminos. Continuamos por el que está más a la derecha. Tras unos 500 metros de llaneo llegamos a una bifurcación, en el punto en el que pasa sobre nosotros una línea telefónica. Aquí nos decidimos por el camino de la izquierda.
 
Tras unos metros algo borrosos el camino entra en una zona boscosa y empieza descender claramente. Según la época el piso puede estar algo embarrado en algunos tramos; por lo demás el avance es sencillo. El arbolado no es especialmente interesante, quejigos y pinar fundamentalmente. Evitamos cualquier desvío hasta llegar a un punto en el que pasa sobre nosotros una línea de alta tensión. A continuación encontramos una portilla que hemos de superar. 
 
Un poco más adelante ya aparece a cierta distancia una nave ganadera del pueblo de Cozuela. Seguimos hasta otro punto en el que camino gira un poquito hacia la izquierda, buscando el vallejo del arroyo de la Incea. Tras un tramo más llano volvemos a descender y pronto llegamos a un nuevo portón. Al otro lado del mismo enlazamos con un camino cementado que es el que conduce al barrio de La Abadía. Estamos en el entorno de la preciosa cascada de Peñaladros, que podemos ver desde la parte superior, desde su borde y desde la parte inferior (un artículo específico lo encuentras aquí). 
 
Tras disfrutar del entorno a nuestro gusto, ya sólo queda remontar por el cemento unas decenas de metros hasta el lugar en donde dejamos nuestro vehículo.

Comentarios

Una de las rutas más duras que recuerdo haber realizado por Burgos, sin duda en buena medida por el fuerte calor que hizo a partir de mediodía. El hecho rondar la treintena de kilómetros y los 1500 metros de desnivel acumulado; y que sólo se crucen dos minúsculos núcleos de población, estando el resto del trazado apartado de zonas habitadas, también contribuye a cierta sensación de desasosiego. Es una pena que no haya un sendero que permita atravesar de forma más directa la zona del Paredes, lo que simplificaría varios kilómetros la ruta.
 
Es muy difícil encontrar simultáneamente los hayedos con hoja y la cascada de San Miguel con agua. Tal vez el mejor momento para realizarla es mediada la primavera, con los días largos y el campo verde. Pese a recorrer buenos tramos de hayedo, estos no dan mucho juego en otoño, al perder buena parte de su hoja antes de adquirir todas las tonalidades posibles. 
 
Se puede plantear un acceso directo a Gurdieta desde Santa Olaja y el Portillo de Egaña, mediante una ruta semicircular de menos de 10 km. Se puede combinar con el acceso al cercano Castro Grande y Picón del Fraile. En la descripción se ha obviado intencionadamente entrar en profundidad en la descripción de las loberas de San Miguel y Gurdieta, que serán objeto de un artículo próximo.
 
Guarda este artículo como pdf e imprímelo cuando quieras
 
Track del recorrido (pulsa en el círculo verde para más información)
 

Powered by Wikiloc

Vídeo con imágenes del recorrido
 

 

La lobera de San Miguel

$
0
0
Hace ya tiempo que no hablamos sobre estas enigmáticas y atávicas construcciones tan características del norte provincial; y cuyo valor patrimonial apenas llegamos a comprender. No en vano, tal y como apunta Moisés Boza, son las estructuras de caza de mayor tamaño jamás construidas por el hombre; y las tenemos aquí, en Burgos. Un pequeño repaso nos permite recordar las de Perex, Monte Santiago, Alto del Caballo, Castrobartoy el Corral de los Lobos. Podemos recordar algo más sobre el funcionamiento de las loberas en el primero de estos enlaces.
 
Dedicamos el artículo de hoy a visitar los restos de la lobera de San Miguel. Se localizan bastante cerca de la cueva y cascada homónimas, en las proximidades del puerto de Angulo, lugares que hace años fueron mostrados en este blog y que de un tiempo a esta parte han cogido cierta fama.

Siguiendo el sendero que conduce a los citados lugares, pero en un plano superior, encontramos los restos de esta construcción. Estamos prácticamente en el límite con el País Vasco. Lo primero que encontramos es su foso principal. Y digo foso principal porque en la pared sur aparece habilitado otro foso. La razón de esta distribución parece comprenderse con facilidad con una vista aérea del conjunto.
 


Foto: vista norte de la lobera de san Miguel adaptada de Google Maps (a) Original (b) Con comentarios. En la parte inferior cortados cercanos a la cascada. Se aprecia el foso y parte de los muros, semiocultos por la vegetación. Nótese la gran longitud del muro sur. 
 
Una vez más los constructores de la lobera demostraron su especial habilidad para sacar el mejor partido del terreno. Así los dos fosos producen en cierta manera el efecto de dos loberas transversales y combinadas, una de Este a Oeste y otra, accesoria, de Norte a Sur. Esta segunda necesitó apenas de unos cuantos metros de recorrido de su muro Este, ya que a partir de ese punto el efecto es conseguido por el propio cortado rocoso natural.
 
 
Lo mismo ocurre con el muro norte de la lobera E-O, que en realidad es la única lobera. De esta manera, el único muro largo que hubo que construir y mantener es el que queda más al sur, del que hace décadas se midió una distancia cercana a los 900 metros. Ello le convertía en el muro de lobera de mayor longitud de toda España, y el segundo de la península detrás de otro en Portugal.

 
Muros de la lobera poco antes de la convergencia
Pese a los derrumbes y expolios producidos por el tiempo, aún se puede constatar que los muros tuvieron una altura superior a los dos metros. El foso principal tiene una superficie de 20 metros cuadrados y una profundidad original superior a los tres metros; siendo de los más hondos que se encuentran registrados.
 
Foso de la lobera
Es muy difícil precisar su momento de construcción, entre otras cosas porque probablemente fuera rediseñada en varias ocasiones. Entre los siglos XII y XVIII se extiende la implantación de estas instalaciones. Las batidas serían realizadas por los vecinos de las localidades de la parte este del Valle de Losa y el Valle de Angulo. También parece que colaboraban algunos pastores de la Tierra de Ayala.
 
Vista del valle de Angulo desde el foso de la lobera. Se aprecia la cicatriz de la carretera atravesando el arbolado
Parece ser que el último lobo lo mató Julián Salazar, vecino de Villota, mediado el siglo XX. Precisamente de los recuerdos recopilados por Elías Rubio de este pueblo abandonado poco después, (LINK) podemos citar el hecho de que parece que existía un toque de campana específico para llamar a la batida del lobo, consistente en golpear dos badajos al mismo tiempo. Anotaremos en el anecdotario, además, que en una ocasión cayeron en el foso un jabalí y un lobo, que lucharon entre los dos, matando el jabalí al lobo.
 
Más información en:
"Loberas en la Comarca de las Merindades". Judith Trueba Longo
"El trampeo y demás artes de caza tradicionales en la Península Ibérica". Moises D. Boza.

Lobera de Gurdieta

$
0
0
Hablábamos hace unos días de la lobera de San Miguel. Aunque poco conocida, la lobera de San Miguel aún es localizada con cierta frecuencia por los montañeros que recorren la zona. No pasa lo mismo con nuestra protagonista de hoy, la lobera de Gurdieta, cuya aislada localización la hace muy poco propensa a la visita. 

Curiosamente, los emplazamientos de ambas loberas son visibles mutuamente, ubicados por encima de los cortados situados a ambos lados de la carretera del puerto de Angulo (hablamos de los emplazamientos, no de las loberas). En realidad la lobera de Gurdieta se encuentra en la depresión que separa a dicho monte de la cima del Paredes. El acceso se puede realizar tras una buena caminata partiendo desde el citado puerto de Angulo o desde las cercanías del Puente Nuevo, junto a la carretera de acceso a Relloso. Ambas opciones acaban confluyendo poco antes de integrarse en el tupido bosque que cubre esta área. 


Vista del emplazamiento de la lobera en Google Maps: (a) Original (b) con indicaciones de los espacios más relevantes


Precisamente la existencia del arbolado dificulta la visión aérea de la lobera, salvo en su muro este, el que la conecta con el precipicio. El muro oeste se integra en el bosque. Existen una serie de cabañuelas más o menos arruinadas (se contabilizaron en su momento hasta 15), siendo este el elemento más peculiar de este callejo. También están bastante arruinadas sus paredes, entre otras cosas porque sus piedras fueron utilizadas como base para construir la pista que recorre la zona.



Restos de muros existentes parecen dar cuenta de una reformulación de la estructura inicial, sustituyendo el muro oeste por otro situado en ángulo más abierto, consiguiendo una mayor amplitud de la trampa. La longitud de la pared oeste es de 339 metros y la de la este de 290 metros. El foso tiene una profundidad de 2,5 metros y una superficie de unos 16 m2. Como en otros casos, en el interior del foso hay un amontonamiento de piedras que servía para evitar que el lobo tomara carrerilla y saltara fuera del hoyo.

Vista del foso. El amontonamiento de piedras en su centro no es casual
A las batidas de Gurdieta acudían gentes de Quincoces de Yuso, Villaventín, Castresana, Relloso, San Miguel de Relloso, Quincoces de Suso, Lastras de la Torre, Oteo, Villabasil y Vescolides. Como en otros casos, es probable que las últimas fases de la montería y acoso correspondiesen fundamentalmente a los habitantes de los pueblos más cercanos a la trampa.


Su remodelación más reciente podría fecharse en los siglos XVII o XVIII (existe un documento fechado en 1763 en el que se habla de la construcción de una lobera en Relloso). Estuvo en activo hasta 1950, fecha en la que dos vecinos de Quincoces de Yuso mataron unos lobos.
 
Más información en:
"Loberas en la Comarca de las Merindades". Judith Trueba Longo
"El trampeo y demás artes de caza tradicionales en la Península Ibérica". Moises D. Boza.

Antiguos monasterios burgaleses: San Cristóbal de Ibeas

$
0
0
En el exterior de la sencilla iglesia de San Millán de Juarros encontramos una sencilla placa de mármol que hace referencia al antiguo monasterio de San Cristóbal. 
 
 


Buscamos ese “enfrente” citado en la placa, camino del cercano cementerio. Junto al mismo, encontramos unos ralos muros, informes e irreconocibles, probablemente correspondientes a la cabecera de la iglesia, que junto con una valla perimetral son los únicos rastros visibles del recinto religioso. 
 
 
Es llamativo el hecho de que la desaparición física de este monasterio haya sido tan rápida. Tanto que incluso muchos ni siquiera saben que existió o donde se ubicó, teniendo en cuenta su importancia histórica y que estaba situado en un emplazamiento relativamente cercano a Burgos y con buena accesibilidad.
 
 
Las referencias legendarias asocian la fundación de este cenobio nada menos que con el Cid, a finales del siglo XI. Lo cierto es que un documento de 970 ya indica la existencia de vida monástica en el lugar. Mucho más concreta es la amplia donación efectuada por Alvar Díaz en 1107 al monasterio de “sancti Christophri de Evea”. Ya en 1146 el propio rey Alfonso VII lega al abad distintas propiedades. Donaciones posteriores confirman además que los ocupantes del recinto siguen la regla premostratense. 
Vista del interior de la valla perimetral, hoy una simple tierra de cultivo
 
Según la tradición, en San Cristóbal se depositaron los pendones arrebatados al ejército aragonés en la batalla de Calahorra de 1159. La abadía de San Cristóbal sirvió de matriz para la creación de Bujedo de Pandejares, cuyos edificios afortunadamente aún se conservan.  San Cristóbal llegó a regentar hasta 15 iglesias en la zona, así como capillas en otras; y varias granjas entre las que destacaron las de Quintanar, Mijaradas y San Miguel de Villapedro. Asimismo regentó una fábrica de papel en Ibeas, reedificada en 1583, con iglesia propia construida de nuevo en 1786 con unas condiciones especiales para no perjudicar a la parroquia.
 
Durante los siglos XIV y XV sufrió una importante influencia de las familias nobles del entorno que ocasionaron graves quebrantos económicos. Las bóvedas de la iglesia fueron reformadas en el siglo XVI. Siguiendo la tradición hospitalaria y de atención a los enfermos que la Orden Premonstratense tenía, San Cristóbal también administró un hospital (el lugar queda no muy lejos del camino de Santiago) que fue uno de los edificios más afectados a consecuencia del desbordamiento de los ríos Mozoncillo y Cueva, en 1737. En 1786, en tiempos del abad Diego Rodríguez-Mendo, fue instalado allí un Estudio de Filosofía cuyos alumnos más aventajados marchaban a la Facultad de Salamanca para completar su formación. En esos años se construyó una nueva sacristía en sustitución de la anterior.
 
El 12 de noviembre de 1808 tuvo lugar la invasión de las tropas francesas que permanecieron acuarteladas en las dependencias monásticas, destrozando todo lo que a su paso encontraban y llevándose tanto sus pertenencias como alhajas y ganado. La comunidad tuvo que abandonar la casa que, con el abad Gregorio Martínez, volvieron a ocupar, encontrándose el exterior de la iglesia en buen estado, pero el interior todo desmantelado. Los franceses se habían llevado algunos retablos, vendido los altares colaterales de San Norberto y San Juan Bautista, las losas del pavimento estaban levantadas y la sacristía saqueada. Según parece algunos de estos elementos fueron vendidos al cura de Cardeñuela. Tampoco quedó ni un solo grano, ni una sola bestia de labor, ni una vaca de leche, ni aves de corral, ni animal alguno de pluma, carne y lana.
 
De todas formas se restableció la vida comunitaria, aunque no mucho después, en 1835 y con la Desamortización de Mendizábal, la comunidad se distribuyó entre las parroquias de diferentes pueblos y tuvo lugar el abandono definitivo. Aquí acabó la historia de un monasterio que acumuló en su historia hasta 115 abades.
 
Pese al expolio, debía todavía ser digno de ver, pues en un amplio reportaje publicado en 1847 en el Semanario Pintoresco Español aparecen dos imágenes bastante ilustrativas. 
 
 
A partir de las mismas parece comprobarse que el templo correspondía al periodo románico, con tres naves, siendo la central más alta que las laterales (esta parece que fue una característica en los monasterios mostenses). El edificio habría sido completado en el gótico siendo el resto de dependencias monacales posteriores. El aspecto general no sería por tanto muy diferente del que hoy podemos ver en el citado templo de Bujedo. Agrada, en todo caso, leer el texto de la publicación que nos ayuda a completar la escena. Está disponible en algunas bibliotecas digitales de internet, con lo que aquí pondré sólo algunos fragmentos. 
 
Su situación es alegre y pintoresca. Yace en un barrio pequeño rodeado de arboledas, cerca de unas colinas no muy altas. […]. El monasterio es muy pequeño; y tanto, que está reducido a un claustro y una iglesia que ocupa la parte septentrional del edificio.
Se entra a este por un patio, cuya perlada, perteneciente al estilo ojival primitivo y sobre la cual hay un tejaroz con canecillos. La portada exterior de la iglesia, y la del monasterio que están inmediatas, son del estilo greco-romano decadente del siglo XVII, y tienen frontones circulares, feamente achatados, con otras extravagancias. La piedra con que están construidas es de granito rojo.
Forman la cabecera de la iglesia tres ábsides semicirculares, de los cuales el de en medio es considerablemente mayor que los colaterales; y estos son en todo semejantes entre sí.
[…]
Los pedestales, basas y capiteles (del ábside central) son completamente caprichosos : estos últimos se diferencian unos de otros, como todos ó los más de la iglesia. Las columnas sostienen ayudadas de una arcatura trebolada cuyos arquitos arrancan de canecillos, unas molduras que corren en derredor del ábside, y con la arcatura y capiteles forman el tejaroz.
[…]
Los tres ábsides son de piedra de sillería muy bien labrada, amarillenta y de granito arenizo, tan limpia y bien conservada como si aquellos acabaran de hacerse. Cada piedra tiene rehundida una letra que parece contraseña.
[…]

Los ábsides, una puerta tapiada que constando de un arco y dos columnas con capiteles revestidos de toscos follajes está cercado ella, algunos canecillos, y finalmente la puerta por donde se pasa del claustro a la iglesia pertenecen [..] al estilo que en Francia se ha llamado Lombardo, [..] Al ojival, impropiamente dicho gótico, pertenece lo restante del templo, que está muy desnudo de ornato.

 

Por razones para mí desconocidas el artículo no habla del claustro, por lo que no podemos hacernos a una idea de su aspecto. Sólo se conserva actualmente algún resto escultórico: un capitel cuádruple en el Museo de la Catedral de Burgos y otro conservado en una casa de San Millán de Juarros. Los mismos parecen remontar su construcción a mediados del siglo XII. Hay quien dice que el famoso claustro de Palamós se podría corresponder con el de San Cristóbal de Ibeas. No obstante hay registro documental de la edificación de un claustro a finales del siglo XVI, aunque tal vez correspondiera a la planta superior o a algún claustro menor.

En definitiva, un ejemplo más de patrimonio burgalés lamentablemente perdido por la desidia y la rapiña. En realidad, la mayoría de los monasterios de la poco conocida orden de los premostratenses corrieron suerte similar. Actualmente en España no queda ningún monasterio masculino y sólo dos femeninos. Por lo que se refiere a Burgos, sólo dos centros han aguantado el paso del tiempo, el de Bujedo de Candepajares y el de Santa María de la Vid (aunque cambiando de comunidad o uso). En algunos casos, como los de Sordillos o Brazacorta, las iglesias monasteriales se han acabado convirtiendo en parroquiales. 

Ruta de senderismo: Laguna y pico de Haedillo

$
0
0
Bonito y poco frecuentado recorrido hacia una de las lagunas menos conocidas de la sierra de Neila. Nos sirve para tener un relativamente fácil contacto con las montañas de la zona, quizá como preparación de otras rutas más espectaculares.

Dificultad: Media.
Orientación (sin GPS con track o cartografía): fácil
Belleza: Alta
Tiempo y distancia: 4 horas (13 km)





Situación

La subida a la Laguna de Haedillo o Ahedillo se realiza desde el pueblo de Tolbaños de Arriba; bastante alejado del centro provincial. Para llegar aquí desde Burgos lo mejor es tomar la carretera de Soria hasta Salas de los Infantes. En este pueblo tomamos la regional en dirección a Nájera. A la altura de Barbadillo del Pez giramos a la derecha hasta llegar a Huerta de Abajo. En esta localidad giramos de nuevo a la derecha en dirección a Tolbaños de Abajo y Tolbaños de Arriba. Hay que pasar el pueblo y justo después de las últimas casas nace una carretera a mano derecha, tras unos metros nos encontramos con una cancela (normalmente abierta) tras la cual podremos dejar el coche.

Puntos de interés


Robles de la dehesa, todo el arroyo Rompebarcas, algunos tramos de sendero, lagunas de Haedillo, vistas desde el pico Haedillo.


Descripción de la ruta


Desde donde dejamos el coche se ve la ermita de Nuestra Señora del Salterio, un edificio de cierto volumen de sencilla factura. No nos acercamos a la misma sino que seguimos por un borroso camino (más bien unas rodadas), dejándola a nuestro lado izquierdo. En esta zona adehesada podemos ver algunos robles de gran tamaño, aunque el entorno arbolado es más bien confuso, con áreas despajadas y otras ocupadas por distintas especies. 


Seguimos recto hasta un momento en el que las rodadas principales giran a la izquierda. Aquí encontramos una indicación hacia la derivación de la derecha, al principio casi imperceptible. Enseguida el camino se hace más marcado y en unos centenares de metros llegamos a la orilla de un arroyo que en realidad es una especie de canalización del arroyo Rompebarcas. Encontramos un peculiar puente hecho con una gran lancha de piedra.

Seguimos paralelos al mismo sin cruzarlo durante unos cientos de metros, a la sombra de un pinar, hasta un ramal hacia la derecha que conduce a otra pasadera similar que salva el cauce. Al instante llegamos a una gran pista en el entorno conocido como Puentes de Angelitos. Salvamos el verdadero arroyo Rompebarcas y localizamos un sendero secundario a la izquierda que nos conduce a una pista a un nivel superior. En realidad con estas últimas maniobras lo que hemos hecho es ahorrar algunas decenas de metros evitando llegar hasta los cruces de los camino principales.

La nueva pista afronta una larga recta en evidente ascenso. A nuestra izquierda baja cantarín el arroyo, que según la época tendrá un caudal variable. La existencia de la pista acelera y facilita considerablemente el ascenso, pero afea bastante el entorno del torrente, que poco a poco se ve acompañado de más ejemplares de frondosas, especialmente hayas.

Ignoramos algunas derivaciones que nos permitirían cruzar al otro lado, e igualmente hacemos caso omiso del giro de la pista principal hacia la derecha. Así, continuamos rectos por un camino algo más estrecho y descuidado, pero evidente en cualquiera de los casos. No mucho después trazamos algunas curvas de herradura que nos permiten seguir ganando altura, alejándonos con ello de forma definitiva del arroyo principal.

El camino adquiere un fondo herboso y acaba desapareciendo transformándose en un sendero en las proximidades de un pequeño regato. Aquí poco a poco los pinos van cediendo paso a las hayas (algunos de los primeros aparecen caídos). Desde este punto hay que prestar atención a los hitos montañeros y a las marcas de pintura, pues la trocha es poco evidente y zigzaguea bastante. 

Cruzamos el arroyo y ganamos altura por una pedrera algo incómoda. Alternamos tramos casi llanos, hacia la izquierda, con otro de claro ascenso, en la única parte del recorrido dominada por el hayedo. Finalmente se intuye la cercanía de la laguna al alcanzar un segmento casi llano con fondo herboso; alcanzando la lámina de agua a los pocos instantes.

Enmarcada por unas imponentes moles rocosas que forman su circo, esta laguna se caracteriza (como la mayoría de las de este tipo) por su poca profundidad, lo que hace que esté cubierta por cañaverales en su gran mayoría. El croar de las ranas domina el espacio; y con un poco de suerte veremos anátidas en el agua. Procedemos a bordear la laguna por su lado derecho para ascender al circo glaciar, por una clara brecha que se abre en el mismo a la derecha de una gran peña en forma de saliente. 

Los hitos montañeros nos guían de nuevo en la subida, que parece más compleja de lo que parece desde abajo. Cuando llegamos al cordal lo tomamos hacia la derecha en dirección al pico Haedillo (cercano a los 1900 metros de altitud). Hay que calcular unos 500 metros de avance por el cordal; al principio bastante cómodos y luego por un lapiaz cada vez más marcado. Desde el pico, con apenas pendiente desde el lado desde el que nos aproximamos, podemos ver unas grandes vistas. Estamos en la cumbre más occidental de la sierra de Neila; y es hacia ese lado y hacia el norte donde las vistas son más evidentes: algunos pueblos serranos, la peña Carazo, las sierras del Mencilla y San Millán, y su continuación hacia tierras riojanas, y a nuestros pies el ondulado y boscoso valle de Valdelaguna. 
De regreso podemos asomarnos un poco a los cortados para tener una vista hacia la laguna en la que estuvimos hace poco. Con un poco de atención podemos ver que cerca de la misma hay otras lagunas de menor tamaño.
De vuelta de nuevo al borde de la laguna la seguimos por nuestra derecha y, a la altura de unos pinos que nacen en medio de la misma, tomamos una pequeña loma a nuestra derecha que nos deja en pocos metros al borde de la segunda laguna. Esta nueva laguna es bastante más pequeña que la anterior, pero más profunda, lo que impide que se cubra de juncos. Bordeando la misma por su lado izquierdo podemos acercarnos a una tercera laguna de características similares a la anterior. Aunque podemos continuar hasta enlazar con el camino original, lo mejor es desandar lo andado volviendo a la laguna principal; para desde aquí afrontar el regreso a Tolbaños que realizaremos por el camino de subida. 
Comentarios
 
Se trata de una ruta relativamente fácil pese a un desnivel principal superior a los 600 metros. Buena parte del ascenso se realiza por pista y el resto no es especialmente trabajoso. También se puede evitar el ascenso a la cumbre, si bien comparada con otras ascensiones finales como las del Mencilla o San Millán es relativamente suave y corta.
 
En cuanto a orientación, la ruta se encuentra señalizada por marcas de pintura amarilla y blanca e hitos montañeros. Se pueden contemplar algunas variantes para no retornar por el mismo camino. Si se accede a la ruta con autobús o con varios coches, es posible planificar una interesante combinación con salida o llegada en el entorno de las lagunas de Neila.

Track del recorrido (pulsa en el círculo verde para más información)


Powered by Wikiloc

Vídeo del recorrido:


 

Tobes y Rahedo

$
0
0
En las cercanías de Rioseras nace un ramal que nos conduce a la localidad de Tobes y Rahedo. Próximos a este lugar, justo antes de afrontar el descenso al mismo, nos encontramos con un paisaje casi desértico, de fantasiosa apariencia y variadas tonalidades, modelado por la erosión en los blandos materiales terciarios y cuaternarios.
En el valle de las Navas se suceden los conglomerados calcáreos, las arcillas rojas, las areniscas amarillentas y las margas blancas y grises; que modeladas por una activa erosión de los arroyos que forman la cabecera del rio Homino y teniendo en cuenta la distinta dureza de los materiales, han creado este original paisaje de cerros testigos, cárcavas, barrancos y terrazas. Una aproximación a este espacio podemos obtenerla realizando esta ruta de senderismo ya publicada en el blog.


Llegados ya a Tobes destaca especialmente la iglesia románica de San Miguel. Original por su construcción claramente arcaizante, con rastros prerománicos. Al exterior llama la atención el airoso alzado de su muro septentrional (posible por la ligereza de la piedra de toba utilizada) articulado con tres enormes arcos ciegos que protegen una sencilla y abocinada portada de una sola arquivolta.




El edificio está no obstante muy alterado respecto a su configuración primitiva. No queda nada del ábside ni de la portada sur originales. En la misma pudo existir una galería porticada. Parte de la torre sí que corresponde al periodo románico.

Curioso tallado de los sillares en la portada sur
También es muy significativo el diseño interior de los muros de la nave, que en sus dos primeros tramos aparecen reforzados por cuatro arcadas ciegas superpuestas. Por encima se levanta la bóveda de medio cañón. Los expertos parecen ver dos periodos constructivos.

Los capiteles, tanto en el interior como en exterior, son muy toscos. Abundan los de hojas de acanto con cabezas en cada una de las caras. En muchas ocasiones el tallado apenas se encuentra rebajado respecto al sillar original. Se salen un poco de esta tónica los que aparecen en el tejaroz de la portada norte.





Extraña simbología en uno de los capiteles interiores.
Las fechas manejadas por los expertos parecen concordar con los primeros registros documentales relacionados con este lugar.  De acuerdo con un documento de 1088 se data en este pueblo la fundación de un monasterio familiar de San Miguel de Tobes, sometido a la jurisdicción y patronato del Obispo D. Gómez. Tres hermanos Bellite, Gonzalo y Trigida, se consagran al servicio de dicha iglesia.

En el atrio de la iglesia de Tobes se encuentran algunos interesantes restos. Entre ellos dos campanas recuperadas de la iglesia de Rahedo a mediados del pasado siglo. Rahedo fue un antiguo barrio de Tobes y estaba situado aproximadamente a un kilómetro. El pueblo como tal aún estaba habitado mediado el siglo XIX. Hoy apenas pueden detectarse los basamentos de su iglesia, dedicada a San Andrés, cuyas piedras se emplearon para la construcción de las escuelas de Tobes.

Aspecto de las ruinas de la iglesia de tobes en el año 2009
Tobes es una localidad relativamente dinámica cuya actividad se centra en torno a las fiestas de San Miguel,destacando un homenaje anual a las víctimas del terrorismo.

Para terminar, indicaremos que en las proximidades del pueblo existe un curioso y relativamente robusto ejemplar de Serbal común, un árbol que resulta poco probable en este territorio tan árido. Tiene unos 2 metros y medio de perímetro de tronco y unos 10 metros de altura.




Iglesia románica de Valdazo

$
0
0
En las proximidades de Briviesca, aunque en un valle un tanto escondido, se encuentra la localidad de Valdazo. Sus casas muestran algunos interesantes ejemplos de arquitectura popular de entramados de madera, aunque el aspecto de las mismas es mejorable debido a una cierta sensación de abandono.

El "discreto" cartel apenas molesta. No importa que lleve ahí casi diez años.

Sorprende encontrar en su reducido caserío la existencia de una iglesia del románico tardío de cierto volumen, sorpresa que se ve realzada por una restauración relativamente reciente. Lo más característico de este templo es la existencia de una torre de tres niveles sobre la parte inicial de la nave. En el primero de los mismos aparecen sendos arcos de medio punto divididos por columnilla.




En el resto del edificio se observa una especie de “recrecimiento” en casi todas las direcciones, lo que podría obedecer a que el proyecto original se comenzó en periodo románico y se terminó en el gótico. La sensación final, sin embargo, sigue siendo bastante estética. Quizá lo más interesante sea el ábside. 





La escultura del templo es bastante sencilla y en cierta medida tosca. La observamos en los distintos capiteles y canecillos. En general muestra motivos vegetales. Los motivos animales o antropomorfos son simples, aunque no dejan de tener la extraña simbología tan habitual en estos templos. En una de las ventanas aparece un tímpano liso con tres semicírculos incisos, similares a los que se pueden ver en otros templos cercanos como Abajas, Castil de Lences o Escóbados de Abajo.


¿pero que es esto? Podría pasar perfectamente por un personaje de la guerra de las galaxias

Otro extraño capitel
No se puede hablar de este templo, cuyo titular es San Pelayo, sin hacer una mención algo más detallada a su poco afortunada restauración. En primer lugar el enorme cartelón informativo, ubicado en un sitio que hace prácticamente imposible tomar una foto sin que aparezca el mismo. Pero es que además el cartel está aquí desde al menos el año 2008, sin que nadie haya tenido la afortunada idea que quitarlo. Más allá del cartel, el tipo de teja no ha sido el más afortunado, efecto que se ve aún más realzado por unos mejorables remates en hormigón y canalones metálicos poco discretos.




La lobera del Toyo

$
0
0
En el valle de Losa, en el monte situado prácticamente frente a la lobera de la Barrerilla respecto al eje formado por el curso del río Jerea, encontramos los restos de la lobera del Toyo. Al contrario que aquella, que fue casi milagrosamente salvada gracias a la oportuna intervención, a iniciativa propia, de algunos agentes forestales, esta lobera se encuentra en un estado lamentable debido a los procesos de plantación y extracción de madera.



Y es una verdadera pena, pues según las mediciones realizadas el del Toyo era el callejo de mayor longitud de todos los localizados en España. Más de 1000 metros distribuidos entre los 700 de una de las paredes y los más de 300 de la otra. Al leer estas cifras debemos reflexionar sobre el enorme trabajo y tiempo que debió requerir la localización, traslado y colocación de este gran volumen de piedras sin apenas medios.


Las paredes están construidas a base de piedra pequeña y ripio (material de relleno). De los tramos existentes se estima una altura máxima en torno a los 2,30 metros. Ambas disponen de portilleras. El foso actualmente tiene una profundidad de 1,50 metros con una superficie de 15 metros cuadrados, encontrándose bastante colmatado.



En el borde del hoyo se observan tres palos clavados en el suelo de 40 cm de altura, cuya función era soportar el parapeto bardado que impedía la visualización del foso por parte del lobo. Al encontrarse con este bajo parapeto, el animal se concentraba en el salto sobre el mismo, quedándose sin margen de reacción frente el foso inmediatamente contiguo. Son muy pocos los casos en los que se encuentran restos de estos parapetos. En otros casos este efecto se conseguía situando el foso a continuación de un pequeño cambio de rasante.


Vista general y detalle de las estacas de sujeción del muro de bardado.
La lobera del Toyo se encuentra situada en terrenos de aprovechamiento comunal de Villaluenga, Rio de Losa y San Llorente. Se supone que a las correspondientes batidas acudirían los vecinos de estos pueblos, además de los de Hozalla, Mambliga, Fresno y San Martín; además de los alaveses de Basabe, Bóveda, Pinedo, Mioma o Quintanilla. En mi paso por el lugar hablé con un vecino de Rio de Losa de edad avanzada que tenía algún confuso recuerdo de batidas narradas por su padre. 

En esta imagen se observan, con un poco de atención, ambos muros que van poco a poco confluyendo.



Ruta de senderismo: El valle de Losa

$
0
0
Larga toma de contacto con la parte sur de este amplio municipio. El curso del Jerea y los extensos bosques son protagonistas, junto con el que con seguridad es el monumento más conocido del valle: la ermita románica de San Pantaleón. Aún encontramos otros dos elementos patrimoniales no suficientemente valorados: las loberas de la Barrerilla y del Toyo.

Dificultad: Media-Alta.
Orientación (sin GPS con track o cartografía): Regular. Si no disponemos de este dispositivo es mejor seleccionar otra ruta.
Belleza: Normal.
Tiempo y distancia: 5 horas y media (21 kilómetros)






Situación

Para llegar al valle de Losa desde Burgos debemos acceder a Merindades a través de Oña y Trespaderne. Desde aquí tomamos la carretera en dirección al puerto de Angulo. Pasados unos veinte kilómetros adicionales, y tras superar el cañón del Jerea, llegamos a la altura del inconfundible perfil de la Peña Colorada y el pueblo de San Pantaleón de Losa. Dejamos el coche en un amplio aparcamiento que aparece a la izquierda de la carretera; en el citado pueblo. También existe la posibilidad de empezar la ruta algo más adelante, en el pueblo de Río de Losa.

Puntos de Interés

Peña Colorada y ermita de San Pantaleón. Vegas del río Jerea. Bosques mixtos. Panorámicas. Loberas de La Barrerilla y El Toyo. Pueblo de Río de Losa.


Descripción de la Ruta


Desde este punto tenemos una buena vista de la notable e inclinada peña Colorada, con sus característica forma de proa de barco, que aparece como a punto de desplomarse sobre el pequeño pueblo. En esta perspectiva no es visible la conocida ermita que se encuentra en el alto. Al lado del lugar en donde hemos aparcado encontramos un panel explicativo de la ruta. Tras echarle un vistazo caminamos unos pasos hacia el norte hasta encontrar un camino en un nivel inferior. Aquí giramos a la izquierda y nos dirigimos hacia la base de la peña. Atravesamos parte del trazado urbano, no especialmente bien conservado. 

Una vez junto a la iglesia tenemos dos opciones. La ruta como tal continúa bordeando la iglesia por la derecha. Existe la variante consistente en ascender hasta lo alto de la ermita. Para ello continuamos subiendo por un camino parcialmente empedrado hasta llegar al lado oeste de la peña. Desde aquí se aprecia la fuerte inclinación de la plataforma superior, de modo que el espacio que nos separa del templo, ya a la vista, está ocupado por una empinada y ondulada pradera.

A medida que ascendemos podemos ir admirando no sólo la peculiaridad del enclave, sino también la calidad constructiva y artística del edificio. En el mismo podemos observar dos fases más diferenciadas: una de mayor calidad que corresponde al periodo románico y otra, prolongación de la anterior, que proviene del gótico. Este templo es muy interesante desde el punto de vista estético y cultural, y por ello es abordado en un artículo específico

De vuelta en la iglesia giramos dejándola a nuestra izquierda. Pasamos así a bordear la peña camino del cauce del río, cuya cercanía se hace notar por el insistente croar de las ranas. En este punto pasamos a coincidir durante un pequeño tramo con el trazado de los senderos de largo recorrido GR-85 y GR-1. Superamos el río, con escaso cauce, gracias a un puente de cemento, y pasamos a caminar dejándolo a nuestra izquierda, por una zona herbosa.

Tras unos cientos de metros, y tras superar un vallado, observamos una clara derivación para ascender por la ladera de nuestra derecha. Seguimos la misma tomando un bonito sendero que se interna en la espesura. En este tramo la vegetación es fundamentalmente de encinas, pinos y enebros, pero a lo largo del recorrido veremos cómo en muchas zonas los pinares de replantación originales están siendo sustituidos manchas de arbolado autóctono más variado: robles, hayas, acebos…

A lo largo del ascenso podemos desviarnos un poco hacia nuestra derecha para tener nuevas perspectivas de la peña de San Pantaleón. El sendero como tal termina su ascenso situándose junto al pequeño cortado sobre el valle de Losa, si bien el arbolado dificulta verlo directamente. La vereda como tal se vuelve algo borrosa por momentos, pero resulta fácil de seguir. A nuestra izquierda queda la humilde cima del Muyentes.

Pasados unos minutos comentamos a descender y no mucho después nos encontramos con un camino transversal algo más marcado. El sendero señalizado continúa hacia la derecha, descendiendo, pero nosotros vamos a subir hacia la derecha en busca de la relativamente cercana lobera de “La Barrerilla”.

Subimos casi rectos y con relativa facilidad, dejando a un lado una fuente-abrevadero. Notamos cómo estamos entrando en una especie de estrecho vallejo, cerrado en su parte alta por unos cantiles rocosos. Estos cantiles son los que servían de complemento para la operativa de la lobera. Ya casi en la parte alta superamos una alambrada y desembocamos en una pista que seguimos hacia la derecha.
 
En esta zona observamos cómo el bosque ha sido clareado quedando encinas algo dispersas. Podemos salir del camino hacia la derecha hasta llegar a una alambrada; con lo que localizaremos con relativa facilidad el foso de la lobera, visto desde la parte exterior. Estamos ante un elemento etnográfico de excepcional valor, que trato con relativa profundidad en un artículo independiente.
 
De regreso al camino, llegamos a un nuevo cruce, que seguimos hacia la derecha. Con ello podemos acceder a la parte interior de la lobera y explorar los elementos de la misma. En su parte este hay una especie de balcón-mirador con buenas vistas. Para continuar deberemos retroceder sobre nuestros pasos. Alternativamente, podemos aprovechar un derrumbe parcial en el muro izquierdo (visto desde el interior) cercano al foso. Desde el otro lado, en descenso y hacia la derecha, y superando algunos obstáculos y ramajes, podemos enlazar en unas decenas de metros con el camino de ascenso, recuperando con ello unos cuantos minutos.
 
Descendemos hasta recuperar el trazado de la ruta. Al poco llegamos a una especie de trifurcación, en donde la señalización nos indica que hemos de seguir de frente, por el camino menos marcado (creo que hacia la izquierda acabaríamos confluyendo igualmente). La borrosa trocha parece ser el resto de un camino perdido. Al cabo de unos cientos de metros se hace más clara y acaba saliendo del bosque, ya a la vista de la localidad de Río de Losa.
 
Enlazamos con una pista que viene por nuestra izquierda y llegamos al pueblo en unos minutos. Además de una torre muy transformada con una curiosa historia reciente, en río de Losa encontramos un conjunto de edificios mejor conservados. Destacan algunos ejemplos de casa losina. De grandes volúmenes más bien cúbicos, muros hechos a base de lastras, pequeños vanos y esos peculiares balcones rehundidos respecto a la fachada.
 
Recorremos la alargada calle principal en dirección sur y superamos un puente sobre el río. Enseguida nos desviamos hacia la izquierda y caminamos unos instantes por el arcén de la BU-550. Al cabo de unos 100 metros de andar por la misma identificamos al otro lado de la carretera el inicio de un sombreado camino. Tomamos el mismo, que según parece es un tramo del antiguo camino Real que por aquí transitaba. El mismo gana altura suavemente alejándose poco a poco de la carretera. Hay algunos puntos húmedos.
 
Sin especialmente novedades alcanzamos un grupo de chalets aislados. Desde este punto existe la posibilidad de realizar un enlace de ida y vuelta hasta la ermita de San Antonio de Villaluenga. No obstante consideramos que el tramo no aporta especial interés y, como a la ermita se puede acceder cómodamente con coche, decidimos prescindir de este ramal (podéis saber algo más de esta ermita en este artículo).
 
Así que lo que hacemos es girar a la derecha por la pista asfaltada que da servicio a esta urbanización. Pronto dejamos atrás los edificios y continuamos ascendiendo en dirección al bosque. Al cabo de unos instantes localizamos un camino secundario que surge en el lado derecho. El ascenso se hace más duro, y aún aumenta tras una bifurcación en la que seguimos hacia la izquierda.
 
Tras un tramo en el que nos vemos obligados a hacer varios descansos, alcanzamos una zona más llana. El bosque aquí está compuesto de encinas algo dispersas. A los lados tenemos vistas algo “sucias” de la zona de Sierra Salvada y Montes de la Peña. De frente apenas destaca la elevación de Peña Alta de Losa, la cota más alta de la zona con poco más de 1000 metros.
 
Poco después de incorporarnos a un camino que viene por nuestra derecha estaremos atentos a ese lateral. Con un poco de atención observaremos los muros de los restos de la Lobera de Toyo. Nos aproximamos a los mismos observando que se encuentra en mucho peor estado que la lobera de la Barrerilla, al parecer debido a las prácticas forestales de las últimas décadas. En todo caso el camino que traíamos cruza la lobera algo más adelante (es bastante probable que dediquemos un artículo en el futuro a esta lobera).
 
A partir de aquí entramos en una zona un tanto confusa en la que hay que estar atentos a la señalización para no confundirse en los cruces. Básicamente mantendremos la dirección este alternando suaves subidas y bajadas. Ignoramos un primer desvío a la derecha y llegamos a una primera bifurcación en la que nos decidimos por esa misma dirección. En la siguiente trifurcación seguimos de frente (las dos opciones laterales parecen más evidentes). A continuación nos incorporamos a una pista; y no mucho después ignoramos la posibilidad de girar a la derecha. Al final de este tramo acabaremos junto a un portón y un alargado y rectilíneo vallado. Estamos en la entrada de la Granja de Bovéda y en el límite con Álava.
 
Seguimos el camino que se dirige hacia el sur, paralelos al vallado, en clara ascensión. Tras una posterior bajada y una corta subida alcanzamos el lugar conocido como Barrerón de Muniteri. En el mismo superamos un vallado, disfrutando al otro lado de buenas vistas de una parte de Losa y del área de Valdegobía y San Zadornil. Aquí el camino gira alejándose definitivamente del límite provincial.
 
Iniciamos así un nuevo tramo algo confuso en cuanto a orientación en los que hay que estar atentos a la señalización y del track correspondiente, si se dispone del mismo. Básicamente se transitará en dirección oeste y suroeste; y en general en descenso. Tras bordear una zona parcialmente rocosa entramos en una zona más sombreada. Ignoramos alguna derivación hacia nuestra derecha. La senda es más estrecha; en algunos puntos encontramos grandes pinos caídos en el sendero. Al poco salimos a una zona con el suelo más descarnado y alcanzamos el fondo de un vallejo.
 
Al otro lado del cauce seco la vereda más clara asciende frente a nosotros, pero un sendero secundario nos permite faldear sin tener que ascender. Tras otro tramo sombreado, alcanzamos sin demasiados problemas la fuente-abrevadero de Camoro, acompañada de grandes robles. Desde aquí hasta el final compartiremos el trazado del sendero de largo recorrido GR-1 “Sendero histórico”.
 
Aquí se gira a la derecha y se continúa el descenso. Unos centenares de metros más adelante hemos de estar atentos para girar a la izquierda; en lugar de continuar por el camino frontal que parece más evidente. Tras serpentear un poco aparece a lo lejos, y por unos instantes, la vista de la peña de San Pantaleón.
 
Bajamos de manera evidente hasta llegar a una zona de muretes de piedra en seco; en donde se encuentra una portilla que viene a dar por finalizado el tramo de monte. Poco después llegamos a una bifurcación en la que hay que ir hacia la derecha. En unos instantes aparece ante nosotros la peña de San Pantaleón. A unos pasos de la carretera buscamos un camino desdibujado que nos permite alcanzar el pueblo sin caminar por la carretera, dando así por concluida la ruta.
 
Comentarios
 
La ruta descrita se corresponde básicamente con el recorrido del sendero de pequeño recorrido PR-BU-62, Valle de Losa, promovido por el Ayuntamiento homónimo. El estado de la señalización en el momento de realizar la ruta (mayo de 2017) es correcto. Las variaciones sobre el trazado propuesto son básicamente dos:
- Acceso hasta la lobera de la Barrerilla, que supone aproximadamente 3 km adicionales, entre ida y vuelta. Suponemos que la razón principal de que lo se incluya este lugar en el trazado es que se encuentra en terreno de Medina de Pomar.
- Se omite el ramal de ida y vuelta hasta la ermita de San Antonio de Villaluenga.

Los desniveles acumulados y la larga longitud hacen que esta ruta sea más dura de lo que pueda parecer en un principio. No obstante no hay tramos complicados técnicamente. Visto a posteriori tal vez sea más práctico realizar el recorrido a la inversa, desde el punto de vista de administración de los esfuerzos.

La orientación es uno de los puntos a tener en cuenta a la hora de realizar esta ruta. Hay muchos cruces en los que sería complicado decidirse si no fuera por la ayuda de la señalización y/o el track (es probable que en la descripción se me haya pasado indicar alguna de las derivaciones). El interés del recorrido es difícil de calificar; incluso aunque nos interesen las loberas (como es mi caso), existen algunos tramos largos que se acaban haciendo algo monótonos.


Guarda este artículo como pdf e imprímelo cuando quieras

Track para el GPS (pulsa en el círculo verde para más información)


Powered by Wikiloc

Vídeo con imágenes del recorrido.




 

El dolmen de Reinoso y el palacio de Revillagodos

$
0
0
Aprovechamos la visita a la iglesia de Valdazo para hacer un pequeño alto en el dolmen de “El Pendón” de Reinoso; que está siendo objeto de una intervención arqueológica. Pese a un secular expolio, parece que aún se han encontrado restos que permiten conocer algo más de este lugar. Desde luego la ubicación del túmulo, como los de la mayoría de este tipo de restos, no es casual, en un alto dominante sobre la zona. La intervención ha sido posible gracias a una innovadora línea de subvenciones de la Diputación que esperamos pueda tener continuidad en años venideros.
 
Vistas de la sierra de la Demanda desde el dolmen.
 


 
Por lo demás, Reinoso tiene el dudoso honor de ser uno de los municipios más pequeños de España. En su momento tuvo una efímera “fama” por ser uno de los que renunció al plan E de Zapatero debido a la escasa cuantía a percibir. Hace un par de años los medios de comunicación reflejaban la petición de los vecinos de construcción de una nueva iglesia; toda vez que de la antigua sólo queda la torre.

A tiro de piedra de Reinoso se encuentra el también escaso caserío de Revillagodos (que nombre más evocador). Aún más escaso parece a la vista de su enorme y sorprendente palacio; ornado por un igualmente voluminoso y trabajado escudo. El edificio data del siglo XVIII y según parece el escudo pertenece a los Juez-Sarmiento. El lema reza “Si obedieris Deo, angelis suis mandavit de te” (Si obedecieras a Dios, te encomendaría a sus ángeles). Tanto el palacio como su escudo merecerían mejor suerte.
 


 

El palacio y la iglesia arruinados de Castil de Peones

$
0
0
Castil de Peones es un núcleo situado en la misma vera de la carretera N-I en dirección al País Vasco y a Francia. Aunque ahora la vía no pasa por el pueblo sí que fue así históricamente, cosa que se ve fácilmente en su configuración de pueblo-camino.



El edificio patrimonialmente más interesante de Castil se encuentra en esta calle principal. Se trata de una casa fuerte, conocida como La Casona o Casa de los Torres. Datada en el siglo XVI, cuenta con arco de medio punto en la entrada, ventanas renacentistas y sendos escudos. Aunque son de diferente factura, ambos parecen estar relacionados con la familia Aguilar. Pese a la evidente calidad de la piedra, el edificio muestra claros signos de avanzado deterioro. Al parecer en su interior hay o hubo una interesante chimenea.
 


 

A escasos metros de la casa fuerte se encuentran los maltrechos restos de la antigua iglesia parroquial. Los derrumbes empezaron en los últimos años del pasado siglo y ya desde entonces los escasos servicios religiosos se viene celebrando en un edificio municipal. Actualmente se está ejecutando un proyecto para transformar lo que queda del templo en un centro de usos múltiples. Por lo que parece aún queda bastante camino por delante.
 
 

Mansilla y Zumel

$
0
0
Mansilla es una localidad distante veinte kilómetros escasos de la capital. Su nombre proviene quizás de una antigua “mansio” romana. Tuvo su importancia histórica al ser cabeza de uno de los alfoces burgaleses de la época de la repoblación (siglos IX-XI). Este alfoz se extendía por los actuales municipios de Huérmeces y Valle de Santibáñez, e incluso llegaba hasta la zona de Isar y Tardajos. 23 núcleos de población actuales pertenecían a este alfoz, amén de un grupo de despoblados.
 
Posible extensión del alfoz de Mansilla, con indicación de algunos núcleos de población como referencia


Posible cerro del castillo del Alfoz, visto desde las proximidades de la ermita de la Virgen de la Cuadra
 
El castillo desde el que se controlaba el Alfoz se ubicaba, más que previsiblemente, en un llamativo cerro situado al oeste del pueblo. No en vano la loma recibe el nombre de El Castillo y en la misma se han localizado algunos restos que podrían estar asociados al mismo. 
 
Vista del cerro de "El Castillo" desde la iglesia de Mansilla.

 

El elemento patrimonial más interesante de Mansilla es su parroquial, una construcción del siglo XVII en la que queda empequeñecido el sencillo ábside de época románica y esencia del románico lombardo. Más enigmático es el arco de factura mozárabe que da paso al atrio. Es evidente que este arco ha sido reubicado, pero no queda claro desde donde ¿será un resto del antiguo templo asociado al castillo del alfoz?. 
 

 

Al otro lado de cerro de El Castillo se encuentra la localidad de Zumel. Entre sus buenas casas de sólida piedra de páramo destaca una bien conservada torre Medieval. Este restaurado castillo consta de una torre del homenaje de planta cuadrada de unos 20 metros de altura, construida con materiales sencillos salvo en las esquinas, con ocho pares de canes situados en las esquinas y en el centro de cada paño. La torre está rodeada por una cerca a modo de pequeño patio de armas. En todo caso la cerca ha sido reconstruida en épocas recientes. Los escudos pueden datarse en los siglos XVI y XVII.
 
Zumel desde la ermita de la Virgen de la Cuadra

 

Como muchas otras torres similares, más que una función defensiva tenía como objetivo demostrar el poderío de sus propietarios. Es más que probable que estuviese almenada y que, como en muchos otros casos, dichas almenas fuesen hechas destruir por la corona como símbolo del triunfo del poder real sobre la nobleza. Es bastante probable que también tuviera tejado. 
 

 

El constructor de la torre fue Pedro Yáñez de Ulloa, canciller mayor del rey Juan II, que la levantó a mediados del siglo XV. En 1516 la torre pasó, por compra, a manos de los Bernuy. Esta familia burgalesa, de origen judío converso, obtuvo el curioso título de marqueses de Benamejí (localidad cordobesa), y fue una de las más importantes e influyentes en el comercio europeo del siglo XVI (no en vano fueron los que levantaron el Hospital de la Concepción). Contó con delegaciones en las principales ciudades del continente y con el tiempo extendió su influencia comercial y financiera al norte de África, América y las islas Azores. 
 
 

Ruta de senderismo: La bóveda de Leva

$
0
0
 La bóveda de Leva es un anticlinal en forma de altiplanicie que separa los valles del Nela Medio y Manzanedo. Recorriendo este espacio podremos contemplar amplios paisajes y disfrutar de algunos interesantes rincones de carácter antrópico y natural.
 
Dificultad: Media, la debida a la distancia.
Orientación (sin GPS con track o cartografía): fácil salvo en algunos puntos clave que en realidad tampoco son especialmente complejos.
Belleza: Media
Tiempo y distancia: 5 horas (20,5 kilómetros)
 

Situación
 
Para llegar desde Burgos hay que tomar a C-629 hasta Villarcayo. En pleno centro del pueblo se localiza el cruce a mano izquierda que conduce hacia la zona del alto Nela. Tras unos siete kilómetros alcanzamos la localidad de Escaño, inicio de la presente ruta.
 
Puntos de Interés
 
Barranco de la Capellana o Capellanía. Vistas desde la parte alta. Boca de Covanegra. Bosque y pueblo de Leva. Iglesia de Escaño.
 
Descripción de la Ruta
 
Es más que recomendable dedicar unos minutos al principio o la final de la etapa a contemplar la interesante iglesia románica de Escaño, considerada entre las más antiguas del románico burgalés. Tomamos la calle que nace junto al templo y se dirige hacia el monte. En unos instantes giramos a la derecha y al poco salimos del pueblo por un camino carretero que remonta la ladera.
 
La pendiente es moderada y nos permite ganar altura por un bosque mediterráneo compuesto principalmente de encinas carrascas. A los poco minutos giramos hacia la izquierda y a continuación hacia la derecha, mientras el camino se convierte en sendero. Legamos así a una especie de portillo que deja a cierta distancia sendas dorsales rocosas.
 
Frente a nosotros aparece un vallejo cuyo fondo está ocupado por unas praderías. Ya podemos intuir la continuación del recorrido, remontando este vallejo o barranco de la Capellanía mediante un arco de izquierda a derecha. Bajamos unos cientos de metros dejando a nuestra derecha un vallado ganadero. Ya cerca de los prados superamos una portilla y empezamos a ascender.
 
Por momentos los senderos se desdibujan y se dividen, especialmente en los puntos más rocosos. En todo caso no nos es muy difícil encontrar la continuación. Tras un tramo algo más empinado, pero siempre llevadero, notamos como la pendiente se suaviza y poco a poco vamos intuyendo el final de la subida. La vegetación arbórea es algo escasa. Por encima de nosotros vemos incluso una estrecha alineación de hayas.
 
Llegando ya arriba vemos un parque eólico no muy grande por el que rondaremos bastante tiempo, aunque en ningún momento caminaremos bajo los aerogeneradores. El punto alto se encuentra en torno a la cota mil (hemos empezado desde aproximadamente la altura de seiscientos). Desde aquí observamos la planicie un tanto irregular y algunos paisajes un tanto confusos del noroeste burgalés, no muy lejos transita la carretera N-232.
 
Localizamos una portilla para superar el vallado que aparece transversalmente. Al otro lado nace un camino que al poco tuerce a la izquierda tendiendo a descender. Nosotros nos salimos del camino buscando la placa descriptiva del parque eólico, Coterejón, de color verde, sin casi cambiar de altura. Se encuentra la misma junto a la pista que sirve para subir a la instalación. Justo en este punto nace un camino que sin hacernos cambiar de dirección ni de altitud se interna en una replantación de pinos jóvenes.
 
El nuevo camino en algunos puntos está algo borroso debido a la vegetación, pero el avance es en todo momento claro y fácil. Junto a una dolina traza un pequeño zig-zag para ir dejando atrás los pinos e internarse en una zona de encina carrasca en dónde sorprendemos a mamá corza con su corcino. Las formas cársticas son bastante abundantes en esta bóveda de Leva, y en ocasiones han dado lugar a interesantes torcas y cuevas.
 
Tras aproximadamente un kilómetro, al poco de pasar bajo una instalación de alta tensión, encontramos un camino que sube desde la carretera. Lo tomamos ascendiendo un poco hacia la derecha, hasta llegar a la subestación controladora del parque eólico. Aquí giramos hacia la izquierda superando una portilla, pasamos junto al edificio y continuamos en dirección a una torre bastante alta asociada a la instalación. Desde esta zona tenemos muy buenas vistas de las canales de Dulla.
 
La pista termina junto a esta torre, empezando el tramo más confuso del recorrido. Desde la torre continúan una especie de roderas que dejan un vallado a la izquierda, aunque el suelo es bastante pedregoso. Buscamos la referencia de un árbol seco y aislado, que se sitúa un tanto hacia la derecha. Tras pasar junto al mismo continuamos sin cambiar de dirección y enseguida llegamos a un perímetro de madera que delimita la sima de entrada a Covanegra, de unos 30 metros de profundidad. Se trata de una cavidad interesante aunque sólo accesible con material y preparación adecuados.
 
Desde la sima se observa el pueblo de Leva de Valdeporres, rodeado de un frondoso bosque. Por detrás los relieves que caracterizan la parte alta de la Merindad de Valdeporres. Mirando en esa dirección observamos en un plano más cercano la misma línea de alta tensión junto a la que caminamos anteriormente. Tomamos como referencia la primera torre situada entre el arbolado y caminamos hacia la misma buscando los pasos que el ganado crea entre las piedras y el brezo.
 
Una vez a la altura de la torre, nos situamos a unos 30 metros a la izquierda de la misma. Caminando en esta dirección vemos una portilla para superar un nuevo vallado. Desde aquí caminamos bajo la línea eléctrica hasta alcanzar el camino que comunica Leva con Cubillos del Rojo. Lo tomamos hacia la derecha pasando cerca de unas instalaciones ganaderas. Rápidamente llegamos al cuidado pueblo de Leva, con interesantes muestras de arquitectura popular y casas de tipo montañés.
 
Una vez visitado el pueblo y tomando como referencia la iglesia, tomamos como referencia la calle que sube desde la misma, paralela al camino por el que hemos venido pero en dirección contraria. Tras pasar por un estrechamiento entre dos edificios salimos del pueblo por un bonito sendero que deja un vallado en su lado izquierdo. Entramos en un bosque ignorando una derivación que sube hacia la derecha.
 
Llegamos a la altura de un arroyo que ahora encontramos seco y entramos en un precioso hayedo. Se trata del tramo más interesante de la jornada y tiene una longitud de aproximadamente un kilómetros. El sendero es muy fácil de seguir, especialmente en los puntos más sombreados. En los cruces tomaremos siempre la opción que implica ascender, aunque siempre de manera suave.
 
Finalmente salimos del bosque y el sendero se desdibuja. Sin cambiar de dirección llegamos a otro camino que sube hacia la derecha unas docenas de metros, permitiéndonos disfrutar de las últimas panorámicas de Leva y de su bosque, y termina junto a otro camino trasversal que tomamos hacia la izquierda, recuperando así el sentido oeste-este. Volvemos a ver las torres del parque eólico.
 
Una suave subida nos deja junto a un camino más marcado, en realidad una pista algo abandonada, tras la cual hay una replantación de pinos. Tomamos la misma hacia la izquierda y tras llanear un poco empezamos un largo y llevadero descenso. El nuevo camino va dejando poco a poco atrás la plantación y se emboca hacia un vallejo que termina en un estrechamiento. En esta zona encontramos un arbolado bastante exuberante en el lado izquierdo del camino.
 
Continuamos el descenso mientras hacia la izquierda tenemos unas perspectivas bastante originales del valle del Nela, y en especial de Puentedey y la cascada de la Mea. Poco a poco el descenso se va haciendo más brusco y llega a una empinada curva de herradura con piso de hormigón. Unos cientos de metros después se llega a una segunda, y a continuación a una tercera.
 
Junto a esta curva a izquierdas buscamos en la parte exterior una portilla para salvar un nuevo vallado de alambre de espino. Al otro lado nace un sendero un tanto borroso por la vegetación, pero que se sigue fácilmente en sentido descendente. Muy cerca de la carretera llegamos a la altura de un nuevo vallado que no alcanzamos, sino que seguimos las trochas ganaderas que transitan junto al mismo dejándolo a la izquierda.
 
De esta manera vamos ascendiendo un poco mientras frente a nosotros aparecen las mismas dorsales rocosas que ya vimos al comienzo de la ruta. En las proximidades de un abrevadero nos juntamos a un nuevo sendero que desemboca en una zona de praderías relativamente extensas. Al poco salvamos pasamos al otro lado de un desdibujado arroyo y buscamos la parte izquierda de las praderías, por la que transita un sendero.
 
Vamos así ascendiendo durante unos cuantos minutos hasta que la pendiente prácticamente cesa. Poco a poco nos vamos acercando al vallado junto al que ya pasamos hace unas horas y ja junto al mismo buscamos un paso más o menos practicable (nosotros pasamos bajo el mismo). De esta manera nos incorporamos al sendero, ascendemos al pequeño portillo y ya sólo nos queda desandar el fácil tramo de descenso que nos queda hasta Escaño.
 
Comentarios
 
Recorrido relativamente interesante en el que casi la única dificultad estriba en la distancia a recorrer. El mayor desnivel se afronta al principio y no resulta especialmente duro. Los pocos tramos fuera de sendero no son demasiado complejos ya que la vegetación ni es muy alta ni está muy cerrada.
 
Guarda este artículo como pdf e imprímelo cuando quieras
 
 Track para GPS (pulsa en el círculo verde para más información)
 

Powered by Wikiloc
 
 Vídeo con imágenes del recorrido.
 

 
 
 
Viewing all 544 articles
Browse latest View live