El pico Tablones es el punto más alto (1248 metros) de una pequeña serranía que divide los valles de Valdivielso y de Caderechas, protegiendo a la vez a este último de los rigores de los vientos del norte para permitir la existencia de sus huertos frutales. Podemos acercarnos al mismo a través de una interesante ruta que muestra su aspecto más interesante coincidiendo con la floración primaveral de los cerezos.
Dificultad: Media-Alta. El tramo por la parte alta implica algunos puntos de cierta complejidad.
Orientación (sin GPS con track o cartografía): Fácil, salvo en alguna parte de la zona alta.
Belleza: Alta.
Tiempo y distancia: 5 horas (17 kilómetros)
Situación y acceso
Para llegar hasta Madrid de las Caderechas desde Burgos tenemos varias opciones. Una de ellas consiste en salir en dirección norte por la N-627 y la C-629 hasta el páramo de Villalta. Pasado este último pueblo y antes de llegar a Pesadas tomamos el cruce que hacia la derecha nos conduce a “Los Escóbados”. Pasados ambos pueblos entramos en la bonita hoz al final de la cual se encuentra Hozabejas, una de las puertas del valle de Caderechas. Antes de entrar en las casas de este pueblo tomamos la carretera que hacia la izquierda nos lleva en unos 6 kilómetros a Madrid, pasando antes por Rucandio. Aparcamos en la entrada de la localidad. En los fines de semana más interesantes para ver cerezos es buena idea madrugar para dejar el coche sin problemas.
Puntos de interés
Arquitectura popular. Cerezos y otros frutales. Pinares. Vistas sobre los valles de Caderechas y Valdivielso; así como del desfiladero de la Horadada.
Descripción de la ruta
En la zona en donde hemos aparcado el coche observamos varias pequeñas fincas ocupadas por cerezos y otros frutales. Hacia el oeste observamos el final del valle en su límite con el páramo de Masa, en forma de anfiteatro, zona que ya recorrimos hace un tiempo.
Entramos en el pueblo siguiendo la señal que indica Herrera de las Caderechas. A la altura de una fuente en una plaza abierta salimos hacia la izquierda ascendiendo hacia la parte alta del pueblo. Entre los edificios descubrimos una arquitectura popular interesante que se ve empañado en cierta medida por la mezcolanza de estilos.
A la altura de la última casa la pista en mejor estado sigue hacia el enclave en donde está la iglesia rodeada de pinos; pero más hacia la izquierda localizamos un pequeño camino por el que subimos enlazando con otro que también seguimos también hacia la izquierda.
A la derecha encontramos una plantación de cerezos de cierto tamaño. Llegamos hasta el final de la misma, en forma triangular, y giramos hacia la derecha de forma brusca bordeando ahora la misma tierra por la parte superior. Como a mitad de la finca localizamos un camino que, hacia la izquierda, ataca directamente la ladera del monte.
El entorno también cambia de forma brusca, ocupado ahora por pinos y encinas. Por debajo de nosotros va quedando cada vez más abajo la hondonada de Huéspeda, mientras que hacia el este van surgiendo las múltiples elevaciones del centro del valle. Observamos cómo la mayor parte del mismo aparece tapizado de arbolado (pinos fundamentalmente) y es en el entorno de los pueblos donde aparecen los árboles frutales. Este será el paisaje que observaremos (si la niebla no lo impide) durante casi toda la ruta.
Ganamos altura con rapidez. En torno a los 1000 metros de altitud (hemos empezado a menos de 800) el camino da paso a una preciosa senda montañera que cada vez combina mejor con los paisajes descritos. Curiosamente la pendiente tiende a suavizarse, ayudada por algunas revueltas. La disminución de la vegetación (en donde pasa a dominar el boj) nos muestra que estamos llegando a la parte alta. Estamos en el antiguo portillo de Condado o de las Canales de Madrid.
Hacia el norte aparece ante nosotros (si la niebla no lo impide) el precioso valle de Valdivielso. Son fáciles de identificar los diferentes pueblos y las diversas gargantas que bajas desde la sierra de la Tesla hacia los mismos (Quecedo, Arroyo y Hoz). En los siguientes kilómetros alternaremos las vistas de este valle con el de Las Caderechas.
Para continuar seguiremos el sendero que va por la parte más alta, ayudándonos de los hitos, marcas de pintura y cintas en los árboles. Llegados a un pinar pasamos hacia el lado norte, buscando una especie de ceja rocosa que cae sobre el valle de Valdivielso. Identificamos una tablilla de color morado con la denominación de “Ruta de los Duendes”, señalizada por los vecinos de Herrera de las Caderechas. No la tomamos porque suponíamos que bajaba hasta Valdivielso, aunque visto a posteriori tal vez no hubiese sido mala idea hacerlo.
Por el contrario continuamos por esta “ceja” dejando el pinar a nuestra derecha. De vez en cuando perdemos la mejor vereda, pero no es difícil continuar. Llegamos a un punto en el que la “visera” rocosa se transforma en una pequeña dorsal que nos dificulta el avance, que pasa a ser más molesto que complicado. Finalmente termina esta parte más rocosa mientras el sendero tiende a girar hacia el lado sur.
Avanzamos en suave ascenso por una especie de pradera. Hacia el lado vuelve a aparecer el valle de las Caderechas. Justo bajo nosotros, por debajo de grandes desniveles rocosos, aparece el pueblo de Herrera rodeado de plantaciones de frutales de cierta extensión. Pronto la pradera termina y la parte alta se hace menos practicable. El sendero baja un poco por el lado sur pero pronto mantiene la altitud. Evitamos los senderos que surgen ladera abajo hasta que, en la vertical del pueblo, el descenso se hace poco menos que inevitable siguiendo las marcas de pintura.
Descendemos de manera brusca más de 100 metros de desnivel. El último tramo, bordeado por sendos muros de boj, es especialmente agradable. El violento descenso termina a la altura de un ancho camino que da servicio a las antenas del alto de Tablones. Aunque existe la opción de bajar directamente, en la ruta de hoy subimos hacia la parte alta.
Tras un primer tramo más empinado, pronto el ascenso se hace más llevadero, con quejigos a la derecha y rocas hacia la derecha. Llegamos a un pequeño collado con muy buenas vistas tanto hacia el norte como hacia el sur. Desde aquí ya sólo nos queda una última rampa hasta la cima, cuyas torres ya se observan. Desde las antenas de comunicación es fácil subir hasta el punto culminante; ocupado por vértice geodésico y buzón montañero.
Las espectaculares vistas en este día fueron malogradas en buena medida por la baja visibilidad. Hacia el norte identificamos el final del valle de Valdivielso: Panizares y sus famosos “cuchillos”, Cereceda y “su” embalse. A continuación el tramo principal del desfiladero de la Horadada y su salida hacia el valle de Tobalina, hacia el este el comienzo de los Montes Obarenes en la sierra de Oña y al sur la transición entre las elevaciones de Caderechas y la llanura de la Bureba.
Descendemos de regreso mientras la niebla nos da un pequeño respiro. Es momento de fijarse en la pequeña garganta del rio Vadillo entre las marcadas cimas de El Mazo y Castil Viejo; y su salida hacia el pueblo de Quintanaopio. Bajamos con rapidez superando el punto en el que nos incorporamos a la pista. Los quejigos dan paso a pinar y trazamos algunas revueltas ignorando algunos caminos secundarios.
En algunos pinos observamos las señales de los incipientes trabajos de recuperación de la antigua actividad resinera en la zona. A la altura de una marcada curva hacia la derecha salimos de la pista principal por un camino que surge hacia la izquierda. Enseguida empezamos a bordear algunas fincas de cerezos que nos dirigen hacia el pueblo de Herrera.
Una vez en el pueblo de Herrera buscamos la pista asfaltada que lo atraviesa y la seguimos hacia el oeste. Los primeros centenares de metros nos ofrecen unas estampas de gran belleza si los recorremos en el periodo de floración de los cerezos. Pasados los mismos entramos en un tramo rodeado de pinar cuyos dos kilómetros se nos hacen algo monótonos teniendo en cuenta lo contemplado anteriormente.
Finalizado el pinar nos encontraremos ya en las proximidades del pueblo de Madrid y los cerezos que lo rodean de cuya observación también disfrutamos. Pasamos primero el barrio de Mazuela y acabamos llegando al punto en el que aparcamos nuestro vehículo.
Comentarios
Ruta relativamente dura por su longitud, por algunos tramos un tanto complejos y por un desnivel acumulado de 700 metros. Se simplifica bastante si eliminamos el ascenso hasta el alto de Tablones. Recomendable realizarla en época de floración de cerezos y con día despejados aunque, como podéis ver en las imágenes, no siempre es posible tener las dos cosas simultáneamente.
En el entorno de Madrid ya hemos publicado otra ruta de características similares aunque bastante más llevadera. Independientemente de esta ruta, es muy buena idea recorrer los entornos de cualquiera de los pueblos del valle en época de floración de cerezos.
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Track para GPS (pulsa en el círculo verde para más información)
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Vídeo con imágenes del recorrido (integra un vídeo panorámico)