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Las Ferrerías del Valle de Mena

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¿ Qué relación puede haber entre el Valle de Mena...
 

... con el parque del retiro de Madrid?
 
 
¿Qué relación tienen estas ruinas ...
 

... con las rejas y puertas del conocido lugar de la capital?
 


Resulta que las ruinas que observamos en las fotos que acompañan a este artículo corresponden con la antigua ferrería de Sanchico, las que mejor se conservan de las nueve que existieron en el valle de Mena a principios del siglo XIX; en un fenómeno que alcanzó cierta envergadura y que ahora se encuentra prácticamente sumergido en el olvido.
 


Aún se pueden detectar algunos otros restos en las cercanías de los pueblos de Ungo y Cerezo, mientras que otras instalaciones fueron reconvertidas, en su momento, en molinos o centrales hidroeléctricas (como es el caso de la de Villasuso).
 
 

Estos pocos conocidos restos se sitúan poco más abajo de la confluencia entre los ríos Ordunte y Cadagua, a tan sólo 200 metros de altitud y a tiro de piedra de la frontera con el País Vasco. Están algo alejados de otras edificaciones. Incluso disponen de un puente de uso exclusivo cerrado por una verja que probablemente se forjó en la propia instalación.

 
 

 Sus actuales propietarios, que ocupan la vivienda anexa a la antigua ferrería, se esmeran por adecentar y mantener en la medida de lo posible las ruinas de la factoría. Tuve la fortuna de que se encontrasen en casa y me permitiesen hacer una visita rápida.

Para aquellos que hayan visitado ferrerías recuperadas, les resultarán familiares las formas de las estancias y de los muros. La instalación ocupa unos 600 metros cuadrados y en origen pudo llegar a tener una altura de diez o doce metros.
 

 
La ferrería de Sanchico pertenecía en 1779 a un tal Thomas Ortiz. Debía ser un potentado pues las sumas para construir y poner en marcha una ferrería sumaban alrededor de los 400.000 reales. Estuvo funcionando al menos hasta mediados del siglo XIX. Los operarios eran casi en exclusiva vascos o navarros, que trabajaban en turnos continuos de unos ocho meses, durmiendo en la instalación, volviendo a sus casas el resto del año (la época de menor caudal del río). Su producción anual oscilaba entre las 80 y las 200 toneladas de hierro, cifra considerable para la época. Según datos de finales del siglo XVIII, la ferrería de Sanchico vendría a representar aproximadamente el 25% de la producción del valle.
 


Según parece la madera predilecta para alimentar a las ferrerías era la de madroño, arbusto aún abundante en la zona, en donde se le conoce como borto. De hecho un pueblo cercano recibe el nombre de Bortedo, y en una finca particular de Nava de Ordunte se encuentra un monumental madroño que es el único de esta especie que se encuentra dentro del catálogo de árboles singulares de Castilla y León. Por su parte el mineral provenía de las minas del cercano País Vasco.

 


También muy cerca, en el barrio de El Berrón, se conserva un aún bonito palacete pese a su triste abandono. Cuenta con una gran capilla anexa y perteneció a la familia Martínez de la Riva u Ortiz de la Riva. Según parece esta familia fue en su momento propietaria de varias ferrerías en la zona, entre ellas la de Sanchico.



 
Lo cierto que, además de por sus enormes escudos (uno de los cuales señala la construcción del palacio en 1740), el edificio llama la atención por la trabajada verja que aun delimita la propiedad. Como dato anecdótico, este Palacio se encuentra a dos kilómetros escasos del punto de menor altitud de la provincia de Burgos, a tan sólo 170 metros. Se encontraba en venta al menos hasta hace unos meses.
 
 

Las ferrerías entraron en crisis a partir de finales del siglo XIX, cuando el carbón mineral empezó a sustituir al vegetal y se empezó a imponer el mineral de importación. Hoy, tanto los restos físicos como los históricos yacen el sueño de los justos. Un final alejado del que merecerían.
 
Pero, volviendo al principio del artículo, ¿Que tiene que ver esto con el parque del Retiro? Bueno, pues según cuenta la tradición, que no se ha podido constatar documentalmente, las verjas y puertas del parque capitalino fueron forjadas en las ferrerías del valle de Mena.
 

A lo mejor esta teoría no es tan descabellada. Ya indicamos los orígenes meneses del promotor de la Fundación Aguirre, edificio anexo al parque del Retiro y que también cuenta con llamativos cerramientos. Existe la posibilidad de que este personaje fuese el nexo de unión entre los ferrones y los promotores de la obra. Quien sabe, mientras tanto podemos solazarnos con estas imágenes, cortesía de Igor Llorente.

 



 

 

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