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Ruta de senderismo: canales de Dulla

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Los canales de Dulla son un escondido y singular espacio geográfico provincial compuesto de varios profundos cañones de material cárstico por los que circulan corrientes de agua de carácter intermitente, excavados en la cara sur de la antigua meseta de Dulla. En esta ruta nos haremos una completa idea de este interesantísimo paisaje. El recorrido es asequible, incluso fácil en su mayoría. Sin embargo hay un punto conflictivo que describiré más adelante, para que los posibles interesados actúen en consecuencia.


Dificultad: Media, sobre todo debida a la distancia.
Orientación (sin GPS con cartografía o track): fácil
Belleza: Alta
Tiempo y distancia: 22 kilómetros y 6 horas.



Situación
Saldremos de Burgos en dirección norte por la N-627 hasta que poco después de Sotopalacios nace la CL-627 en dirección a Villarcayo. Recorremos los 60 kilómetros hasta este pueblo y desde el mismo buscamos la carretera comarcal que conduce a Puentedey. Una vez en este singular pueblo giramos hacia la derecha hasta el cercano pueblo de Quintanilla Valdebodres.

Puntos de Interés

Quintanilla Valdebodres (Pozo del Infierno, antiguo molino, arquitectura popular), bosques mixtos, Arroyos, Cascada de la Coladera, Cortados de los canales de Dulla, Campo de la Corza y de la Mata, Vistas hacia la Merindad de Valdeporres y Montes de Somo, El Ventanón, Villamartín de Sotoscueva.

Descripción de la Ruta

Aparcamos en la bella plazoleta que enmarca la pequeña localidad de Quintanilla. Por una calle que nace perpendicular a la carretera empieza la ruta, señalizada por el PRC BU 33 y por el GR1, con los que coincidiremos en parte de la jornada de hoy. La capa de cemento se dirige a una pequeña ermita pero en una curva cercana al templo encontramos que la ruta sigue hacia la izquierda. Al instante nos vemos rodeados por el dosel vegetal que se extiende por estos valles, en donde las encinas y los quejigos son las especies dominantes.

Por el fondo discurre una fina corriente de agua de carácter intermitente. En la jornada de hoy luce en todo su esplendor, destacando por la limpieza de sus aguas. De hecho será una constante el tener que cruzar una y otra vez el arroyo, e incluso que sendero y arroyo coincidan durante algunos metros. Al cabo de unos 300 metros nos encontramos con una reproducción de una carbonera, actividad muy extendida en el pasado por estos montes. Desde aquí los rincones bellos se suceden gracias a los serpenteantes sendero y arroyo.

Cuando llevamos algo más de un kilómetro llegamos a la unión del Canal de la Mata (de frente, por el que regresaremos) y el Canal de Dulla, el más importante de todos. El sendero principal sigue de frente pero nosotros hemos de girar hacia la izquierda buscando el segundo canal citado (y abandonando la señalización de pintura). Como referencia indicaremos que el arroyo del canal de Dulla tiene más agua, incluso es bastante probable que el arroyo de la Mata esté seco aunque el otro no lo esté.

El sendero que hemos de seguir al principio parece difuso, pero pronto se hace bien visible. Por su parte el vallejo que hemos seguido hasta ahora se va haciendo poco a poco más profundo y encajonado. En este sentido, en bastantes ocasiones encontraremos derivaciones para evitar tener que andar por el cauce, aunque todas acaban confluyendo.

Al cabo de 3 km vemos de frente un inconfundible espolón rocoso que separa el Canal de Dulla (que sigue de frente) del canal del Campo de la Corza. Justo después de la confluencia de los dos arroyos cruzamos el arroyo principal y empezamos a subir por la falda del espolón rocoso, dejándolo a nuestra izquierda. Tras un tramo algo duro la pendiente se suaviza considerablemente y empezamos a disfrutar de las vistas de un canal cada vez más profundo.

Nos vamos acercando a la base de los farallones mientras que nos vamos acercando a un circo rocoso por el cual cae esporádicamente la cascada de la Coladera. Seguimos por la nueva canal que acaba de aparecer, por un camino que transita por el lado izquierdo. Este vallejo (Canal del Valdecastro) es mucho menos profundo y poco a poco se va diluyendo. Sorprende encontrar en este tramo algunos ejemplares de tejo de cierto tamaño. Llegados al final del canal nos incorporamos a la inclinada meseta.


Desde aquí, sin sendero definido, nos vamos acercando poco a poco a los cortados de la derecha, de manera que volvemos a tener vistas del Canal de Dulla. Es la última parte del barranco y la más ancha y profunda, rematada por unos cantiles rocosos de unos 30 metros de alto salvo justo en su terminación, formando un hueco que se conoce como Muela del Dulla o Puerta de Dulla. Llegamos a este extremo disfrutando de este singular elemento geológico que divide dos impresionante farallones rocosos, el de Dulla y el del Paño, entre los que se encuentra la gran brecha.


Hacia el norte se abren ante nosotros los paisajes de los Montes de Somo y, en primer plano, la parte central de la Merindad de Valdeporres, surcada por el río Nela, con las localidades de Pedrosa, Santelices y Cidad en primer plano. En esta última se distingue perfectamente el perfil de su malograda y aún así imponente torre medieval. En un segundo plano se observa la mole del cerro de la Maza (enclave de importancia prehistórica) y al fondo incluso el embalse del Ebro y las cimas de Alto Campoo.

Giramos hacia la izquierda dejando a nuestra derecha los cantiles rocosos. Hacia esa dirección norte el paisaje de la meseta de Dulla tiene una configuración más habitual de altiplanicie. Buscamos el cercano vértice geodésico disfrutando de los paisajes descritos, y pasado el mismo empezamos a descender. Poco a poco nos vamos acercando a una nueva brecha menos espectacular y más practicable que la anterior, que según los casos vemos denominada como Puerta de Dulla o Puerta de la Raya. A la izquierda queda el canal del Campo de la Corza.

Bajamos sin demasiadas dificultades hasta este paso, incorporándonos a otro camino más marcado que viene directamente desde Quintanilla Valdebodres. Con ello también volvemos a retomar el trazado del sendero PRC BU 33. Pasamos a la parte "exterior" de las canales de Dulla, con vistas hacia la bóveda de Leva, pero inmediatamente giramos a la derecha perdiendo altura con rapidez y facilidad.

Acabamos llegando así a una planicie intermedia conocida como "el Paño" y desde ese momento pasamos de alguna manera a retroceder hasta la vertical de la Muela de Dulla. En nuestro avanzar vemos algunos caballos y sorprendemos a unos corzos. Tras un buen tramo nos acabamos incoporando a un camino algo más marcado y al trazado del sendero de largo recorrido GR1 "Sendero Histórico".

No mucho después encontramos el desvío hacia el Ventanón: una espectacular oquedad natural de unos 30 metros de anchuray veinte de altura que se levanta sobre el valle del Nela. Son casi tres kilómetros entre ida y vuelta. De regreso en el camino empezamos a descender hacia el pueblo de Villamartín de Sotoscueva, del que nos separan dos kilómetros. En la entrada del pueblo encontramos el camino por el que hemos de seguir, mediante un fuerte giro hacia la derecha, si bien merece la pena, si disponemos de tiempo, darnos un paseo por este núcleo de interés en cuanto a su arquitectura popular.

El nuevo camino se dirige a un depósito de agua y asciende por la ladera alcanzando muy pronto un collado que da paso al canal de la Mata. Ignoramos sendos caminos, uno que vuelve a descender por la vertiente que traemos y otro que asciende hacia la izquierda, escogiendo en cambio el sendero que sigue casi de frente, descendiendo hacia el canal.

Siguiendo siempre la señalización llegamos rápidamente al cauce del arroyo de la Mata. Ya solo queda seguirlo pasando de un bello rincón al siguiente. Cuando llevamos andados algo más de dos kilómetros por el fondo del cañón el agua desaparece sumida por el suelo. Poco después llegamos a la intersección del inicio del recorrido. Desde aquí desandaremos lo andado hasta Quintanilla.

Comentarios

Ruta algo larga, pero ello permite evitar las complicaciones técnicas que tendría una opción simplificada. En todo caso existe una posibilidad de bajar desde la meseta de Dulla al Canal homónimo por el llamado "paso del Haya"; un punto de difucultad más sicológica que técnica.

Si casi todas las rutas mejoran mucho en épocas húmedas, en esta el efecto es aún más marcado. Tanto, que no la recomiendo en pleno verano, sobre todo si el día es caluroso. Lo mejor son épocas de deshielo o incluso después de una tormenta primaveral. Ello hará que tengamos que cruzar los arroyos no menos de un centenar de veces, e incluso compartir el sendero con el agua. En todo caso, el escaso caudal hace que con un calzado impermeable este efecto sea más un entretenimiento que un contratiempo.

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Track de la ruta (pulsa en el círculo verde para más información)


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Vídeo del recorrido (incluye narración).

Feria de San Marcos de Soncillo

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Como parte de la secular actividad ganadera del Valle de Valdebezana y áreas limítrofes, en Soncillo se vienen celebrando desde siempre dos tradicionales ferias ganaderas, coincidiendo con las festividades de San Marcos, en abril y San Lucas, en octubre. 

Ollas ferroviarias



Como no había estado nunca en ninguna de ellas el año pasado me animé a acercarme hasta el lugar. Lo cierto es que no sé si fue por ir muy pronto o por las circunstancias que fueran, el evento en cuanto a términos de feria ganadera me resultó relativamente decepcionante en cuanto a la escasa cantidad de ejemplares presentes. Sí que es verdad que había bastante ambiente de gente; quizás las actividades paralelas vayan cogiendo más peso que la feria propiamente dicha.


Espectacular ejemplar de Hispano-Bretón

Las características tudancas

Y es que entre las mismas se incluye una degustación de un guiso de carne de potro Hispano-Bretón realizado utilizando las tradicionales ollas ferroviarias de la zona. También había un mercadillo de productos variopintos, destacando aquellos de mayor valor artesanal o agroalimentario. En la próxima edición, que va a tener lugar este próximo sábado, también habrá una exhibición de perros adiestrados y se expondrán Uros, Caballos Tarpanes y Vacas Highland aportadas por el proyecto "Paleolítico Vivo".
Algunos ganaderos se atreven a probar con nuevas razas, como el local David Peña, con estas cachenas típicas de Galicia

Personajes ilustres del noroeste burgalés (III): La dama de Quintanilla y el cura cantero de Santa Gadea

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El precioso y pequeño lugar de Quintanilla de Santa Gadea cuenta con un templo relativamente moderno de época barroca. Sin embargo, en el diccionario de Madoz de mediados del siglo XIX se indicaba la existencia de una iglesia dedicada a San Miguel a 300 metros del pueblo en dirección a Santa Gadea, siendo entonces la actual de La Concepción de carácter privado. 

Actual iglesia de Quintanilla de Santa Gadea, junto a un gran roble bastante maltrecho.

Parece ser que con el tiempo la parroquial se trasladó al templo del centro de la localidad siendo abandonado el templo original. Sus últimos restos desaparecieron mediado el pasado siglo (la pila bautismal podría proceder del anterior templo y la tapa del altar ser parte de un sarcófago reaprovechado). 

Casa-torre de Casilda Arenas
Lo cierto es que el templo que observamos actualmente fue financiado a expensas de doña Casilda Arenas y Vallejo, que la mandó construir en 1670.  También mandó hacer una casa torre en el mismo pueblo, en el año 1673. En esta torre, que luce buenos sillares de piedra arenisca, aparece una inscripción que nos da la pista del personaje.

"Esta obra la hizo Doña Casilda Arenas y Vallejo, viuda de Juan Carrillo, guardadamas de la reina. Año 1673"

No se sabe cómo pudo llegar una vecina de Quintanilla a Madrid; tal vez cómo ama de cría o tal vez acompañando a los transportes de madera del cercano monte Hijedo; aún menos sobre cómo llegar a casarse con el guardadamas de la reina Mariana de Austria a mediados del siglo XVII. La tradición local cuenta que Casilda de Arenas y Vallejo era una niña del pueblo dedicada a ciudar un pequeño rebaño de cerdos. Un día, debido a un descuido, el lobo mató y comio a uno de ellos. La moza, por temor a que sus padres la riñeran, al regresar a casa cogio el hatillo y huyó hasta Madrid.

Bajorrelieves en la iglesia de Santa Gadea

A tiro de piedra Quintanilla se encuentra la capital del municipio, Santa Gadea de Alfoz, otra localidad encantadora con varios elementos de interés. Uno de ellos, quizás de los menos conocidos son unos curiosos grabados en las paredes de la iglesia parroquial con mensajes alentando a la fe de los creyentes. Los hizo un antiguo párroco, Toribio Gutiérrez de Celis, natural de la localidad cántabra de Abiada, en Campoo de Suso.




Estuvo de cura en Santa Gadea en los primeros años del siglo XX; y amén de impulsar diversas reparaciones parece que tenía manos para la cantería; tanto como para animarse a adornar en bajorrelieve algunos de los muros. Los relieves repiten en los tres lados símbolos como el alfa y omega, el triángulo trinitario, el anagrama de JHS, los tres clavos y jaculatorias muy frecuentes en esos años. Desde Santa Gadea sería trasladado a Virtus, en donde repitió los mismo temas en la iglesia románica de dicho lugar.


Bajorrelieve en la iglesia de Virtus

Personajes ilustres del noroeste burgalés (IV): Los Lucio-Villegas y la Casona de Santa Gadea de Alfoz

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El irregular y disperso casco urbano de Santa Gadea de Alfoz bien merece un paseo. Y si hay un edificio destacado es sin duda el conocido como “La Casona” o también “La Torre”. Al exterior muestra un aspecto un tanto heterogéneo; fruto sin duda de las diversas reformas que han tenido lugar en el mismo. En la parte que podríamos considerar como fachada principal lo que más llama la atención es una gran ventana neoclásica. En uno de sus lado aparece una alta valla delimitando un jardín interior en el que sobresalen varios árboles, entre ellos algunos tupidos tejos.

Tupidos tejos en el interior de la finca de La Casona
Si seguimos a lo largo de este muro de piedra llegaremos a una especie de entrada flanqueada por sendos cubos. En uno de los mismos aparece el escudo de la familia fundadora; los Lucio-Villegas. De hecho muestra bastantes similitudes con el de “los otros” Lucio-Villegas; los de la saga de los hermanos obispos, de los que hablamos hace poco.

Cubos de acceso a una parte de la finca.
El primer documento en el que se hace referencia a la casa data de 1750. En el mismo Manuela Sainz de Villegas, viuda de Santos de Lucio Villegas y a su vez también de su cuñado Manuel Lucio Villegas, solicita permiso para cortar árboles y reparar la casa principal del mayorazgo, que había sufrido ruinas. La obra inicial no obstante es del siglo XVII.

Detalle con el escudo familiar y reloj de sol.
Los Lucio-Villegas de Santa Gadea eran gentes que comerciaban con ganados y madera. Tenían muchas posesiones e incluso administraban la concesión de la sal para toda la zona. En su época eran de las familias más ricas de la comarca. Un buen ejemplo de su poder está en la siguiente anécdota ha traído hasta nuestros días.

Fachada principal de La Casona
Todavía existe junto al palacio una pequeña charca conocida como La Poza Canteras. Se cuenta como un hecho cierto que en los meses de estío el señor de La Casona de Santa Gadea no podía dormir por las noches a consecuencia del croar de las ranas. Desesperado ante la situación, no encontró mejor solución que ordenar que cada noche hubiera un vecino dando vueltas por la orilla de la charca, armado con un palo, para hacer callar a las ranas.

Ventana de corte neoclásico. Obsérvese la gran concha en la parte inferior.


A finales del siglo XIX se añade al pabellón antiguo un edificio longitudinal que seguramente tiene algo que ver con la estancia en la casa del comandante del ejército Saturnino Eladio de Lucio y Villegas, que en 1817 se hace cargo de la Casona y su heredad construyendo además los dos torreones o cubos que adornan las entrada a la huerta.

La Poza Canteras frente a La Casona.


Militar y aventurero; pasaba grandes temporadas ausente de la propiedad aunque volvió a la misma en los últimos años de su vida. Tuvo la desgracia de ver como sus dos hijos fallecían antes que él; tras lo cual la heredad pasa a manos de los Bustamante, con los que debían tener cierta relación.


Procede esta familia del pueblo campurriano de La Costana, en donde existe aún la torre familiar. Santiago Bustamante es el primer dueño de la casa. Un miembro de esta saga fue José Bustamante Bricio, cura durante muchos años en el Valle de Mena, municipio al que dedicó un libro aún bastante conocido. Precisamente fue José Bustamante el que vendió la propiedad a los Fernández- Arenas, cuya familia aún es propietaria del edificio.

El carboneo tradicional en Retuerta

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Antiguamente el carboneo para la preparación de carbón vegetal era una actividad bastante extendida tanto en la zona norte como en la zona sur provincial. En este blog hemos dedicado sendos artículos al último carbonero de Merindades y al carboneo en Quintanalara.


Que yo sepa, actualmente en la provincia de Burgos sólo se sigue fabricando carbón vegetal en Quintanalara y Retuerta, siendo la de este último pueblo la localidad de mayor producción. De hecho son varias las carboneras que pueden verse a lo largo del mes de mayo en el pueblo, algunas de tamaño considerable.


La principal razón de que en Retuerta se haya conservado esta tradición creo que radica fundamentalmente en que el monte del cual se aprovecha la leña es una propiedad comunal compartida por Retuerta, Ura y Castroceniza de 1600 hectáreas; denominado monte Majadal, que por la peculiar reglamentación de estos espacios no se puede ni dividir ni vender, y que sólo puede usarse para aprovechamiento maderero.


Hoy en día el monte es administrado por la Junta de Castilla y León. Los vecinos pueden realizar pequeñas cortas por unas cuotas simbólicas, pero aquellos que quieren realizar unas cortas mayores para preparar carbón vegetal deben pagar un precio mayor, que sirve para realizar pequeñas mejoras en el monte y efectuar una compensación a los pueblos propietarios.



Actualmente los productores interaccionan directamente con un intermediario procedente de Burgos. Según parece hasta hace no mucho venía directamente un mayoristas de Baños de rio Tobía, en La Rioja, en donde se usaba el carbón vegetal en industria chacinera; y otro de Villarcayo que lo revendía a asadores del País Vasco. La producción puede estar en el entorno de los 120.000 kilos de leña que se convierten en unos 30000 de carbón vegetal, ya que en el proceso de “cocido” se experimenta una reducción a una cuarta parte.



Durante los últimos años se ha venido celebrando a mediados de mayo una “fiesta del Carboneo” en la localidad; en la que además de actividades paralelas se daban explicaciones a los visitantes sobre estos aspecto y aquellos directamente vinculados con el proceso de carboneo. Por lo que he podido saber este año no se va a celebrar dicha fiesta, aunque los hornos estarán visibles durante las próximas semanas.



Afortunadamente el pasado año pude acudir durante un rato a esta presentación, y allí pude conocer algo de información adicional sobre esta actividad tradicional que tenía sus procesos específicos y aparejados a los mismos un peculiar vocabulario. Por ejemplo pude saber que la pila de leña se compone fundamentalmente de ramas finas poco adecuadas para su quemado directo, conocidas en la zona como "támbaras" o "támaras". 


También aprendí que el horno es cubierto con capas de paja, gavillas de hojarasca y tierra, y que el proceso de cocido viene a durar unas tres semanas. La base de la pila cuenta con una serie de piedras en toda su circunferencia, de modo que puedan quitarse en función del régimen de vientos para producir una mínima aireación en el interior. Como la leña se va consumiendo, es necesario dejar un hueco central a partir de un "castillete" de troncos dispuestos de una determinada forma; para posteriormente "dar de comer" al horno durante la cocción. 

Romería a la Virgen de Revenga

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Pocas fiestas tradicionales hay en la provincia de Burgos tan emblemáticas y populares como la Romería a la Virgen de Revenga, cuya cita tiene lugar cada año el último sábado de Mayo en el confín suroriental de nuestro territorio.

Ermita de Revenga y casa del comunero


La singularidad de la fiesta empieza por el lugar donde se celebra, una preciosa campa dentro de un amplio espacio comunero cuya propiedad es compartida desde hace siglos por los pueblos de Quintanar de la Sierra, Regumiel de la Sierra y Canicosa de la Sierra. De este espacio, que además cuenta con varios enclaves de interés, hablamos hace tiempo en un artículo específico


Saludo de pendones. (a) Quintanar y Regumiel (b) Regumiel y Canicosa

El espacio cuenta con una gestión rotatoria entre las citadas localidades, que se transfiere precisamente con ocasión de esta romería anual. En este día los vecinos y allegados acuden masivamente a este bucólico entorno (también muy frecuentado todos los fines de semana de buen tiempo) para honrar a la Virgen de Revenga.


(a) La talla de la Virgen pasando junto a los emblemas de los tres pueblos. (b) Entrando a la ermita.

La ermita actual se rehace en el siglo XIX sobre una construcción del siglo XVIII, que a su vez se había levantado sobre otra románica del siglo XII. Forma un conjunto con la ermita una casa consistorio que data del siglo XVIII. Constituye esta una de las romerías más tradicionales de la provincia de Burgos, ya se remonta al menos al siglo XVI.


A mediodía comienza la fiesta a la patrona de los carreteros con el saludo ritual de cruces y pendones de los pueblos participantes. Después se asiste a los actos religiosos y en el extraordinario paraje se cantan y bailan jotas serranas y se disfruta de los muchos puestos que contribuyen a proporcionar un ambiente festivo. No puede faltar esa tonada tan conocida por muchos burgaleses.

“A la Virgen de Revenga
un serrano le pidió
el amor de una serrana
y la virgen se lo dio”

La nueva generación de serranos

Terminamos el artículo con un enlace a una grabación de esta romería fechada en el año 1952.


Personajes ilustres del noroeste burgalés (y VI): Manuel Fernández Navamuel y la cabaña de Hijedo

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La Cabaña del Monte Hijedo ya aparece citada en un documento del año 1755, en una capellanía fundada por Andrés Fernández Navamuel, cura beneficiado de la villa de Santa Gadea. Debió ser el paradigma de sacerdote rico, cacique y totalitario, en los casi 100 años que vivió. Entre sus muchas propiedades estaba este “prado en el sitio que llaman del monte Hijedo, de 18 carros de hierba, que parte de él está cercado de pared sencilla, y una casa pegando al dicho prado, tejada y en madera, con su alto y bajo y con su corral. Vale la referida casa y corral y prado once mil reales de vellón y su renta anual seiscientos sesenta”.


Vista completa de la llamada "cabaña de Hijedo". El dueño alimentando a sus cabras.

Un heredero de este personaje, un sobrino nieto, fue Manuel Fernández Navamuel, intelectual y político, nacido en 1867. Desde su infancia destacó por su capacidad para estudiar, y pronto le mandaron a estudiar a la prefecturía de Arija, fundada por León de Argueso, personaje del que ya hablamos hace unas semanas. Al parecer iba y venía a pie cada día. Trasladado a Madrid para continuar carrera, donde tenía un pariente, en todo momento tuvo buenas notas y se graduó con facilidad en Filosofía y Letras y en Derecho. Llegó a dar clases particulares a los hijos de los marqueses de Aguilar o de Francisco Silvela, que acabaría siendo presidente del gobierno.

El tejo de "La cabaña"


Llegó a ser teniente de alcalde del Madrid y fue propuesto para ministro de Educación y Ciencia, puesto este que rechazó por su elevada edad. Fue director de la Escuela Normal de Maestros y dedicó muchas publicaciones a la enseñanza. Manuel Fernández Navamuel intervino en la recuperación del patronato de la Escuela de Santa Gadea y en la edificación de una nueva escuela para los niños.

Peculiar fuente de manivela con pilón "altomedieval".


Es bastante probable que la propiedad de La Cabaña fuera enajenada en la desamortización, y que fuera posteriormente adquirida por Manuel a principios del siglo XX. En todo caso, está constatado que el nuevo propietario afronta una reforma integral (casi reconstrucción) dándole su aspecto actual, con el palacio de dos torres, corrales, cuadras y la capilla dedicada a la Sagrada familia. Y es probable que también mandara plantar el característico tejo en esos inicios del pasado siglo.


La capilla es inaugurada en 1922, para lo cual se necesitó la correspondiente autorización del arzobispo de Burgos, y constituye el acto final de la reforma. El palacio parece que ya estaba edificado en 1913. En los anales figura como mayor celebración en el lugar la boda de de la sobrina de don Manuel, que tuvo lugar en 1933.

"La Cabaña" y vista parcial de "la selva" de Hijedo.


A la muerte de don Manuel, sin hijos, la finca es vendida a propietarios ajenos a la familia, en concreto a un vecino de Campo de Ebro. Posteriormente fue traspasada a un habitante de Santa Gadea, cuyo hijo es el actual propietario. Casualmente en mi visita me encontré con el mismo y estuve charlando unos minutos con él.



Hablamos un poco de los osos que parece que vuelven al monte, de las cabras y ovejas que cría, de cómo mantiene la peculiar fuente de manivela que aprovecha un sepulcro medieval para que los transeúntes puedan echar un trago, de que la familia sigue celebrando allí eventos destacados; y de la fiesta comunal que tiene lugar a principios de agosto, en la que la que cede la pradera para que se reúnan en armonía numerosos habitantes de esta preciosa zona fronteriza.

ruta de senderismo: Las Calderas desde las lagunas de Neila

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Con sus grandes y redondeadas moles rocosas; y sus variados saltos y pozas de agua, Las Calderas es probablemente el rincón paisajísticamente más “salvaje” y sorprendente de toda la provincia. Tiene sin embargo un acceso relativamente fácil para las personas acostumbradas a tratar con la montaña, toda vez se guarden un mínimo de precauciones. La ruta propuesta completa el recorrido con la observación de la mayor parte de las lagunas glaciares de la sierra de Neila, pasando por el culmen de la misma, el Campiña, que con sus 2049 metros es la sexta cima provincial. 

Dificultad: Alta. Se concentra en el tramo de descenso y ascenso por las Calderas. 
Orientación (sin GPS con track o cartografía): Regular. En realidad en algunos tramos deberemos valernos de nuestra intuición y el seguimiento de los hitos, más incluso que del track. 
Belleza: Muy alta 
Tiempo y distancia: 4 horas y media (12 kilómetros) 



Situación y acceso


El punto de partida de la ruta se sitúa en el último aparcamiento de acceso a las Lagunas de Neila. Para llegar a este punto desde Burgos tomaremos la carretera de Soria saliendo de la misma en el desvío de Salas de los Infantes. Desde ahí recorremos la veintena larga de kilómentros que nos separan de Quintanar de la Sierra. Tras atravesar la mayor parte del pueblo, en lugar de seguir por la carretera hacia Neila, tomamos un desvío a la izquierda que, tras atravesar una zona de chalets, da paso a la carretera forestal “Las Lagunas”. 

Desde aquí vamos ascendiendo poco a poco al principio. Pasados unos seis kilómetros continuamos en un cruce hacia la izquierda, empezando el tramo más empinado del ascenso. Ignoramos todas las derivaciones y seguimos subiendo hasta que en la parte alta una última barrera nos impide continuar. Es una explanada bastante amplia de fácil aparcamiento. Según el estado de las diferentes pistas, puede ser recomendable el acceso por otras vertientes. En verano es posible que se encuentre cerrada la barrera inferior, aproximadamente a un kilómetro de la cima.

Puntos de interés  

Diversas lagunas. Pinares. Paisajes sobre las sierras y entornos circundantes. Pico Campiña. Enclave de Las Calderas.

Descripción de la ruta  

Frente al punto en el que hemos aparcado encontramos dos barreras. La de la derecha conduce a las lagunas principales, mientras que la izquierda se dirige a la laguna de Las Pardillas. Entre ambas nace un sendero señalizado que afronta de forma decidida el ascenso por la arista cubierta de pinar. Tomamos el mismo ganando altura con rapidez y cierta facilidad. 

A los poco minutos aparece bajo nosotros la Laguna de Las Pardillas, y la más pequeña de Los Patos y Brava. Detrás de las mismas el mar de pinares cerrado por las cimas de la Sierra de Urbión. Sin ninguna complicación salimos del pinar continuando la ascensión por una ladera que pronto nos deja en la arista cimera. 

A la derecha han aparecido las lagunas mayores: Larga y Negra, y por detrás el cordal principal de la sierra de la Demanda, con el San Lorenzo parcialmente oculto por el pico Cerezales. A la izquierda tenemos la parte baja de la zona de Pinares que da paso a las semillanuras de la cuenca del Duero. 

Casi sin darnos cuenta alcanzamos el vértice geodésico que marca el pico Campiña. Rara vez se asciende un “dos mil” con tanta facilidad. Continuamos por el cordal disfrutando de los paisajes citados y en suave descenso. Pasado un buen tramo empezamos a ver a nuestra izquierda los bloques rocosos que marcan el inicio del vallejo del arroyo Valladares o Palazuelo, que forma el paraje de Las Calderas. 

No debemos tener prisa por acercarnos hacia el mismo, continuando por el cordal hasta un último collado, y fijándonos en la aparición de hitos montañeros hacia ese lugar. Finalmente y sin sendero claro nos desviamos en dicha dirección. Una vez alcanzada la zona en donde empiezan a aparecer los bloques rocosos, es momento de empezar a caminar con precaución y calma. Nos fijamos en los CAIRN y en los restos de sendero, manteniéndonos a la izquierda de lo que parece ser el nacimiento de la canal. 

Seguimos poco a poco con múltiples paradas para verificar senderos y señales. No hemos de tener prisa por descender al fondo del vallejo, en donde las escobas y bloques hacen más difícil el avance, pero finalmente el descenso al mismo se hace necesario. Los diversos senderos habrán confluido en la que probablemente sea la poza más conocida del entorno; a la que se accede por una repisa bajo un gran bloque, ayudados por un somero cable de sujeción. 

Desde aquí empieza el tramo más interesante del recorrido, que en realidad apenas cubre unos cientos de metros. Los bloques cuarcíticos laterales son cada vez más grandes, mientras que en el avance hemos de saltar con frecuencia y ayudarnos de las manos. El agua va cayendo de piedra en piedra hasta un punto en el desaparece por un agujero en la peña para al poco saltar al vacío en una nueva cascada. 

El avance por aquí parece imposible. El truco es introducirse por el agujero y pasar un pequeño y relativamente amplio tramo subterráneo. Junto a la cascada hay un nuevo cable que nos permite descender sin excesivas complicaciones. Un poco más adelante tenemos algún otro paso relativamente complicado hasta que la estrechez del canal de agua nos obliga a ascender por el lado derecho. 

Accedemos a una especie de plataforma rocosa que acompaña al río en su descenso. Seguimos descendiendo un poco más hasta una nueva cascadita con una poza relativamente amplia. Desde este punto el arroyo entra en un tramo serpentea por la roca durante unas decenas de metros para seguir su descenso. Nosotros decidimos no obstante dar por concluido nuestro descenso ya que hemos de volver a remontar hasta el cordal. 

En lugar de volver por el mismo sitio vamos a subir por el lado izquierdo del valle, dejando este a nuestra derecha. Parece también factible, quizás incluso más recomendable, remontar por el otro lado. Al principio avanzamos con bastante rapidez por la plataforma rocosa, pero pronto hemos de empezar a tomar decisiones para evitar tanto los huecos insalvables entre bloques como los tramos de escobas menos practicables. No encontramos ningún sendero. 

No será raro que en algunos puntos tengamos que probar más de una opción para dar con la salida, pero manteniendo la calma vamos ascendiendo poco a poco. Como referencia general evitamos acercarnos demasiado a los bloques más cercanos al vallejo, pero si nos alejamos mucho del mismo el avance parece más complejo. Tras luchar un poco con los últimos tramos de escobas alcanzamos una zona de turbera semiencharcada, que en estas circunstancias es más bien un alivio. 

No muy lejos vemos ya el cordal en que estuvimos anteriormente, el cual alcanzamos sin demasiadas complicaciones y lo tomamos hacia la izquierda. Con vistas de nuevo hacia la Laguna Negra subimos a una último punto con cota superior a 2000 e iniciamos un evidente descenso. A nuestra izquierda aparecen las pequeñas lagunas de la Tejera y de la Lengua, con muy poco agua. 

Alcanzamos un cartel señalizador. En este punto ignoramos el sendero principal y tomamos otro que sigue descendiendo hacia la laguna Negra. Ya a su altura no vamos hasta su borde, sino que seguimos el sendero cada vez más evidente que la bordea por su muro de contención. Minutos después sí que pasamos junto a la lámina de la que es la mayor y más profunda de las lagunas de este espacio natural. 

Dejamos atrás la laguna mientras que el sendero se convierte primero en camino y luego en pista. Un ramal hacia la derecha nos permite tener una primera vista de la laguna Larga, aunque como en el caso anterior más adelante el propio camino pasa muy cerca del agua. Dejamos atrás esta segunda laguna y nos vamos acercando con facilidad hasta el punto en el dejamos el vehículo. En los últimos metros encontramos un punto desde el que se tiene una vista parcial de la laguna de la Cascada, situada a un nivel bastante inferior.

Comentarios 


Trazado cuya dificultad estriba en el tramo de descenso y ascenso por el vallejo del arroyo Palazuelo. En el mismo deberemos tener calma y poner en práctica nuestra habilidad para la orientación  y la superación de los obstáculos propuestos por la rocas y la vegetación. Sin ser una ruta peligrosa, no me parece recomendable para todo el mundo. En el paso por el segundo cable puede haber personas que se bloqueen mentalmente. 

A la zona de Las calderas se puede acceder desde Palacios de la Sierra, Quintanar de la Sierra e incluso desde Monasterio de la Sierra. No obstante considero que esta es la opción más completa, además de la más corta. El tramo en torno a las lagunas coincide parcialmente con el trazado del sendero de pequeño recorrido PRC-BU-203. 

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Track del recorrido (pulsa en el círculo verde para más información)


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Vídeo del recorrido. 





La elaboración tradicional de Pez en Quintanar de la Sierra

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La pez es un material producido a partir de la destilación de la resina de árboles, especialmente pinos, que se usaba tradicionalmente para diversas tareas de impermeabilización, especialmente en barcos de madera. Durante siglos, fue uno de los complementos fundamentales en las humildes economías de la zona serrana burgalesa. 

Tocones junto al horno Mataca


Pese a que su producción implicaba largas y arduas jornadas de trabajo, llegaron a existir un buen número de hornos de pez en localidades como Quintanar de la Sierra. Hoy en día su producción artesanal a modo de elemento etnográfico ha sido recuperada por los miembros de la Real Cabaña de Carreteros. Para ello se utiliza el también rehabilitado y tradicional Horno Mataca, en las afueras de la localidad serrana.

Este agujero con grandes piedras sirve para dar calor al horno.


En los últimos años la actividad ha cogido mayor impulso, toda vez que se ha llegado a un acuerdo de colaboración con la Asociación Albaola, que está elaborando una nao al modo tradicional en un astillero de la localidad guipuzcoana de Pasajes de San Pedro. Periódicamente se producen diferentes hornadas que son conducidas (en alguna ocasión con los propios carros de la Cabaña) hasta tierras vascas.



Trasiego del alquitrán al segundo horno

Aunque no describiremos aquí el proceso completo de producción (lo que supera ampliamente nuestros conocimientos) señalaremos que el elemento de partida son los grandes tocones de pino “abandonados” tras su corta. La selección de los mismos no es algo baladí, sino que sólo los ojos expertos son capaces de identificar los ejemplares más adecuados. 

Encendido de la pez

Los trabajos más duros comienzan con la extracción de las raíces y su picado en forma de pequeñas teas. Estas teas son depositadas en el fondo de un horno, que previamente ha debido de ser precalentado a la temperatura adecuada. La combustión, o más bien cocido de las teas para dar lugar al alquitrán dura unas cuarenta horas. Este proceso tiene lugar en ausencia de oxígeno y con el control de temperatura para conseguir que las teas suelten la resina antes de quemarse.



Terminado el proceso de cocido llega el momento más espectacular del proceso, la ebullición, a la que corresponden las imágenes de este artículo. La primera sustancia obtenida es una especie de alquitrán que contiene muchos compuestos inflamables de bajo punto de combustión que es preciso eliminar. El alquitrán es trasegado a un segundo horno donde se procederá a quemar la mezcla para acabar de purificar la brea. 

Quemado de la pez

Durante el proceso se producen unas espectaculares llamaradas, pero los operarios no pueden relajarse ya que es necesario remover con una larga vara hasta que dichas sustancias terminen de quemarse. Este proceso dura en total unas dos horas, terminado el cual por fin se puede llenar con brea la artesa, una especie de cajón de madera situado en un nivel inferior al del horno. Durante el trasvase se ayuda al enfriado de la pez, proceso que en total llevará unos dos días, tras lo cual la pez adquiere un aspecto vítreo. A partir de este momento ya se puede preparar para su transporte y distribución. 

Artesa para recibir la pez

Si hemos publicado esta semana este artículo es porque la próxima hornada de pez tendrá lugar este próximo fin de semana. Estos días se están extrayendo los tocones, picando y seleccionando las teas y preparando el horno. El viernes por la mañana se apilarán las teas y se encenderá el horno. El momento clave llegará el sábado 23 por la tarde (la noche de San Juan) cuando el alquitrán será trasegado y se quemará la pez. La fiesta terminará con una merienda popular. 

por error se vertió la pez antes de ser quemada, pero nos sirvió para ver como se va depositando en la artesa.


Termino el artículo con un pequeño vídeo en el que se aprecia mejor el proceso de quema de la pez.

Campeonato de esquileo de Salgüero de Juarros

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Salguero de Juarros es una pequeña localidad perteneciente al municipio de Ibeas de Juarros, y por lo tanto muy cercana a la capital, aunque ya en ese área preliminar de la Sierra de la Demanda. Conocida en los últimos años por dar cobijo al proyecto "Paleolítico Vivo", de introducción experimental de especies prehistóricas, vienen celebrando sin embargo desde hace bastantes años un evento mucho más humilde pero en cierta medida de mayor interés para el que suscribe este blog, el campeonato de Esquileo.


El evento, que cumplirá el próximo día 14 de Julio su XXVI edición, tiene carácter nacional ya que participan esquiladores de varias zonas de España e incluso alguno de Francia. En un ambiente lúdico en el que la confraternización es lo más importante, los competidores participan divididos en varios niveles de acuerdo a sus años de experiencia. Cada uno de ellos debe esquilar un determinado número de ovejas en el menor tiempo posible, aunque también cuenta la calidad del trabajo.


Las eliminatorias tienen lugar tanto por la mañana como por la tarde, hasta la dilucidación del campeón final al final del día. Termina el evento con una verbena. Yo por mi parte termino el artículo con un pequeño vídeo en el que probablemente se tenga una sensación más cercana de la actividad.

Romería de Santa Marina en Huéspeda

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Pocos de los eventos mostrados en este blog superan el calificativo de “humilde”, y el de hoy es aún más humilde, si cabe. Se trata de la romería de Santa Marina, en la localidad caderechana de Huéspeda, que tiene lugar anualmente el tercer sábado de julio; en el caso de este año el 21 de julio.




De la ermita de Santa Marina, además de su poco habitual advocación, destaca especialmente su ubicación, en una atalaya a más de 1000 metros de altitud colgada entre el páramo y el valle, del que constituye uno de sus miradores más especiales. 



Tanto la ermita como la romería estuvieron a punto de perderse. La primera, con restos románicos, estaba completamente abandonada hasta hace poco. Cuenta Antonio Zavala en su libro “El pastor de páramo”, que el protagonista del libro, natural de Huéspeda, se entretenía en su niñez con su pandilla haciendo rodar las piedras del templo por la empinada ladera.



Hace unos años los vecinos, agrupados en torno a la asociación Amigos de Huéspeda, recuperaron la romería. Ya no se sube a pie la imagen desde el pueblo (son casi 200 metros de desnivel desde el pueblo), sino en todo terreno, medio que usan la mayor parte de los asistentes, pero el acto no deja de tener algo de especial. En un lugar así es fácil.


En el camino de vuelta me cruzo con estos bonitos habitantes del páramo, que una vez más demuestra que está más lleno de vida de lo que parece.


Cultivos de Lavanda en el valle del Arlanza

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Aunque no es un dato demasiado conocido, hace ya varias décadas que Teodoro Grande se animó a probar con el cultivo de lavanda en la localidad de Villoviado, cercana a Lerma, como medio para diversificar el tradicional cereal. Al parecer el cultivo de lavanda se adapta bastante bien a nuestro entorno de suelos calizos y más bien secos, con inviernos fríos. 



Con el paso de los años la explotación se ha ido consolidando lentamente, sin dejar de ser muy minoritaria. A las fincas de Villoviado se han sumado otras en las cercanías, como en los pueblos de Castrillo Solarana y Mecerreyes. La familia Grande centraliza la recogida, realizando un primer destilado en sus instalaciones antes de exportarlo a Francia.

Contraste entre la lavanda y los girasoles del fondo
Como los entresijos del cultivo de la lavanda superan nuestros conocimientos, nos limitaremos a disfrutar de las bellas estampas que forman en nuestro paisaje castellano. Supongo que estamos aún muy lejos de pensar en un turismo de la Lavanda, como en la conocida comarca francesa de La Provenza. 

Al fondo la iglesia de Villoviado y la inconfundible sierra de Mamblas
En principio la mejor época para visitar los campo de Lavanda del Arlanza es a finales de Julio, pero lo mejor es informarse con gente de la zona, ya que varía en función de la climatología (y en años como este aún más). 

Instalación para el destilado de la Lavanda




Al fondo la iglesia de Castrillo Solarana

Lavanda con las Mamblas al fondo. Cercanías de Mecerreyes.


Inusual encuadre de la Peña Carazo y San Carlos.

Demostración Salinera en Poza de la Sal.

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Hace ya unos años hacíamos referencia a la historia de la producción salinera en Poza de la Sal. La Asociación de los amigos de las Salinas de Poza, en su afán de mantener con sus escasos recursos la esencia de lo que fue esta actividad, no sólo ha recuperado algunas de las chozas, pozos y eras de sal, sino que las usa para generar una humilde producción artesanal. Anualmente, a finales de julio, se lleva a cabo una demostración salinera en la que se puede observar y conocer de primera mano algo de la esencia de este oficio perdido. 


La demostración empieza con una "performance" teatral por las calles del pueblo, conocida como "La batalla por la Sal", y que se repite en varios momentos clave del ciclo anual en la villa. Esta actividad sirve para encaminar de manera entretenida a los visitantes desde el centro de Poza hasta la zona de las eras. 


Una vez allí podemos visualizar  algunas de las últimas fases de la producción de la sal; especialmente la recogida de lo producido en los dos días anteriores. Previamente se habrá llevado a cabo la extracción de la salmuera desde los pozos con ayuda de una especie de palanca milenaria llamada pingoste, y que aún es usada en muchas culturas ancestrales.


El añadido de la salmuera sobre la era no es una tarea baladí. Se realiza esparciéndola poco a poco con una especie de pala alargada denominada cuchara. La habilidad del operario está en calcular la frecuencia de esta operación para favorecer la cristalización evitando que la sal "se queme" y se pegue a la superficie de la era. 


El proceso de secado viene a durar unos dos días de duro trabajo. Al término de este periodo es momento de recoger la sal producida. Cabe decir que el resultado de esta demostración salinera será lo que se venda en pequeño formato para financiar parcialmente las actividades de la asociación.


El resto del verano se permite el uso del pozo a todos los vecinos que quieran producir su propia sal; aunque se establece un sistema de turnos en el que tienen prioridad los miembros activos de la asociación.


La próxima edición de la demostración salinera tendrá lugar el próximo sábado 28 de julio, a las siete de la tarde. 

La tradicional "bajada de las Vacas" en Fresneda de la Sierra

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En el pueblo de Fresneda de la Sierra, enclavado en pleno corazón de la Sierra de la Demanda, era tradicional que varias veces al año se bajara al abundante ganado vacuno de su extenso territorio hasta el casco urbano; para suministrarle las dosis de sal necesarias para su alimentación. La operación era aprovechaba para ser convertida en jornada festiva y de confraternización de vecinos. 

La ternera que se ha estado asando durante todo el día.
Antaño, era el tiempo en que los pastores aprovechaban para volver a estar con sus mujeres tras largos meses de “inactividad”, por lo que, así mismo, se les decía medio en broma medio en serio, que también ellos “bajaban a sal”. Las bajadas tradicionales se repetían sobre todo en tres fechas señaladas: San Pedro, Santiago y la Virgen de Agosto. 


 

Encabezadas por alguna de las más experimentadas vacas, y guiadas por conocedores del oficio, bajaban por cañadas y veredas hasta la villa. El 15 de agosto, una junta ganadera de vecinos sabios, reunía en la plaza mayor a seis u ocho de los mejores terneros para destinarles a sementales para el año siguiente. El resto de los terneros eran separados para su aprovechamiento posterior en carnicerías.


El ganadero Goyo Alarcia, comprometido con el desarrollo del pueblo, fue el principal impulsor de la recuperación de esta tradición, hecho que tuvo lugar por primera vez en 2014; y que por lo tanto este año cumplirá su quinta edición. Este ganadero local ha puesto en marcha un negocio innovador en el que comercializa directamente sus productos, admitiendo incluso pedidos por internet


El ganadero, que además dona desinteresadamente una ternera que es asada a fuego lento durante todo el día, para ser repartida en raciones al final de la jornada, cuenta para el evento con la colaboración de los miembros de la Asociación Amigos de Fresneda; y por supuesto la del propio Ayuntamiento. 


Pero el acto central es sin duda el paso de las vacas por el pueblo. Son literalmente centenares los estupendos ejemplares de raza limusina de todas las edades los que pasan a toda velocidad por la calle principal del pueblo; a modo de peculiar pelotón animal. A este efecto contribuye el numeroso público que se congrega a ambos lados de la misma. La jornada se ve complementada con otros actos festivos; entre los que se encuentra la apertura para su visita de la gran iglesia de la localidad. 


Animaos, será el próximo 4 de agosto por la tarde. Merece la pena. Termino el artículo con un pequeño vídeo en el que se aprecia mejor el efecto del paso de las vacas (en el mismo se ven alrededor de un tercio total de los ejemplares).


Fiesta barroca de Lerma

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Desde hace algunos años en la villa de Lerma se vienen celebrando el primer fin de semana de agosto sucesivas ediciones de la "Fiesta Barroca"; una rememoración de la época de esplendor de la villa (hace casi exactamente cuatrocientos años), cuando era lugar frecuente de estancia de reyes y escenario de fastuosas fiestas. Algo más sobre este época histórica podéis saber en este artículo


Recepción a sus majestades
Las imágenes que acompañan este artículo corresponden a la recepción del Rey y desfile barroco correspondientes al pasado año. Este evento tendrá lugar este año el sábado 4 por la tarde. No obstante los eventos como tales empiezan el viernes, con el recibimiento al Duque, el desfile barroco y la entrega de las llaves de la ciudad. En esta ocasión los eventos del viernes concluyen a la noche, con la representación de la obra "El gran teatro del Mundo", de Calderón de la Barca, en la Colegiata.

Diversas imágenes del desfile barroco, que asciende la calle Mayor desde el Arco de la Cárcel hasta la imponente Plaza Mayor. 






El sábado, además de la recepción y desfile en honor al rey, habrá teatro de calle y espectáculo de fuego nocturno; amén de una nueva representación de "El Gran teatro del Mundo". El Domingo por la mañana habrá una recreación de una procesión en la que participará el rey; que será posteriormente despedido con grandes honores.

El rey es recibido por el Duque a las puertas del Palacio Ducal.
Saludo de las autoridades desde el balcón principal del Palacio.

Baile de estos curiosos personajes ¿gigantillos?

Algunas imágenes del espectáculo ecuestre del año 2017.


Vista del Mercado barroco, cayendo ya la noche. 


La iglesia de San Salvador de Escaño

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Escaño se sitúa en el curso alto del valle del rio Nela. En su limitado casco urbano encontramos este estilizado templo que recuerda lejanamente al de San Pedro de Tejada. No en vano también es la toba el material fundamental en su construcción, y también formó parte de las posesiones originales del Monasterio de Oña.

Escaño en el valle del Nela





El aspecto general del edificio viene determinado en parte por un derrumbe experimentado a mediados del pasado siglo, y es probable que también sufriera un colapso en épocas pretéritas. Por ejemplo, el característico aspecto de torre truncada que muestra en su lado sur una espadaña pudo provenir de ese evento.

Canecillos del ábside

Interesante reloj de sol sobre el tejado de la sacristía
Tampoco el acceso actual en el lado oeste es original. La portada original desapareció de su ubicación en el ala sur, lateral que también fue reformado en la restauración de finales de siglo en la que se eliminó el portalillo y los restos de un antiguo troje.


Puerta de finales del siglo XIX

Tampoco esta entrada es la original

Tanto la arquitectura como la escultura del templo son simplistas, aunque un punto a favor de esta iglesia es que conserva en lo esencial la estructura original. Los canecillos de ábside, totalmente ciego, se conservan en su totalidad, mostrando motivos sencillos.




La austeridad se extiende al interior. Entre los escasos motivos destacables podemos resaltar uno que parece representar la migración al cielo de las almas, flanqueadas por sendos ángeles. Empotrado en un muro encontramos una inscripción que retrotrae la fundación del templo al año 1088, la más antigua del románico burgalés. Sin embargo, esta datación crea serias dudas en los estudiosos, pues la configuración del templo parece corresponder a un periodo algo posterior.

Inscripción fundacional


Eremitorio altomedieval de Presillas de Bricia

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La casualidad ha querido que, tan sólo por unos centenares de metros, podamos decir que uno de los ejemplos más interesantes de eremitorios rupestres altomedievales se sitúe en la provincia de Burgos. Hablamos de la antigua ermita de San Miguel de Presillas de Bricia.

La peña de la iglesia de Presillas, vista desde la lejanía. La parte superior del monte pertenece a la actual provincia de Cantabria.
Presillas de Bricia forma el extremo imaginario de la línea que, partiendo desde Olleros de Pisuerga, en Palencia y atravesando todo el Valderredible, concentra buen número de éstos antiguos centros de religiosidad (hay quien habla, de forma muy exagerada, de una "Capadocia Cantábrica"). 

Iglesia del pueblo


Dos imágenes de la misma construcción con nueve años de diferencia. El entramado de madera es poco habitual en la zona.


Dos imágenes del pueblo
El lugar se encuentra en un apartado rincón del ya de por sí apartado lugar de Presillas de Bricia, uno de “los pueblos del silencio” que recogió Elías Rubio es su emblemático libro. Las casas son escasas, algunas pegadas a la roca, probable reminiscencia de costumbres pretéritas. 


Dos encuadres diferentes ¿estamos en un yacimiento egipcio?
Los carteles nos indican sin pérdida posible un camino que tras unos quinientos metros hacia el noreste nos deja en la campa de esbeltos robles sobre la que se eleva la llamativa roca de piedra arenisca en la que está horadado el monumento.



El sol de la tarde crea tonos dorados sobre la roca, lo que contribuye a realzar la belleza del lugar. Por sus dimensiones, en especial por la configuración de tres naves y la altura de las mismas, y sobre todo por la existencia de una gran columna central (por cierto bastante deteriorada) nos encontramos ante un lugar prácticamente único, comparable tal vez al templo de Olleros de Pisuerga, aunque éste último ha sufrido importantes reformas posteriores.


Cada una de las tres naves del piso inferior concluye en un ábside con su altar también tallado en la roca y un hueco en la pared para, suponemos, colocar imágenes religiosas y reliquias. La separación de las naves se hace por pilastras que voltean arcos de medio punto un tanto peraltados. Por una escalera tallada en la piedra, junto al ábside, se sube al segundo piso, donde existen unas tribunas y donde se hallaron cerámicas de los siglos VIII-X.


En la misma peña, pero separada de la cavidad principal, se encuentra la cueva La Vieja, que parece funcionaba como baptisterio. 



Elías Rubio nos cuenta en su libro "los pueblos del Silencio", que en el lugar existieron imágenes y que se siguió celebrando culto hasta principios del siglo XX, momento en que todas ellas fueron llevadas al templo parroquial, de donde serían expoliadas durante la guerra civil. La tradición que se sigue manteniendo es la romería del 15 de agosto, aunque en la actualidad se limita a ocupar la campa de la parte inferior.


Publicar sobre este tipo de lugares me crea sentimientos contradictorios. Por una parte creo que todo el mundo debería conocerlo, pero por otra…es un sitio tan tremendamente desprotegido y frágil. De hecho creo que va desapareciendo lentamente y sin remedio. ¡¡Que tristeza!!.

Abajas de Bureba: Iglesia románica, moral centenario y Manantial de la Fuentona

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Abajas de Bureba es una localidad un tanto escondida, situada en “el escalón” que baja desde la zona de pre-páramos hacia la Bureba. Son característicos la tierra rojiza y los bosquetes de encinas y quejigos. Pese a su reducido tamaño, 27 habitantes, es una de las escasas localidades de la zona que se constituye como ayuntamiento con un único núcleo de población (Si exceptuamos el despoblado de Bárcena de Bureba(LINK)). Ello le ha permitido mantener cierto halo de vitalidad, aunque los efectos de la despoblación son bien visibles. 

dos panorámicas del pueblo

La principal razón para hacer una parada en Abajas es su parroquial de Santa María, parcialmente románica, concentrándose los elementos más interesantes en ábside y portada. En realidad son de lo mejorcito del románico burgalés, pese a que la ubicación del pueblo lo deja un tanto alejado de los circuitos tradicionales de los aficionados. 

Vista general de la portada
 La estructura fundamental es románica tardía, de finales del XII o principios del XIII, salvo algunos añadidos del siglo XVI. Por lo que se refiere a la portada, se encuentra protegida por un atrio que a todas luces no se corresponde con el original, como podemos ver por los canes que señalan la existencia de un tejadillo original. 


Los expertos, dado el diseño y calidad, relacionan esta obra con la escuela de Silos. Vemos escenas en bajorrelieve como: la lucha de San Jorge y el dragón, un águila sobre su presa, dragones enfrentados... 


Diversos relieves de la portada
En los capiteles la decoración es de animales y hojas de acanto. El arco polilobulado interior recuerda otras obras relativamente cercanas como las de Gredilla de Sedano o Ahedo del Butrón

Detalles del ábside
El ábside semicircular, está dividido al exterior en tres paños mediante medias columnas adosadas. Así mismo son originales las ventanas de arco de medio punto con tímpanos decorados con motivos sencillos de entramado de cestería o arquitos ciegos. Estas peculiaridades estilísticas también las encontramos en otros templos cercanos. 

En el interior podemos mencionar como restos más interesantes de la época una delicada ventana ciega, la curiosa pila bautismal cuadrada y algunos capiteles con pinturas tardías. Las imágenes del interior han sido cedidas por Pedro Lozano. 

Fotos del interior cedidas por Pedro Lozano
Fue declarada Monumento Histórico Artístico Nacional en el año 1981 y las obras de restauración datan de 1993. Como curiosidad diremos que la portada constituye la parte esencial del escudo de esta localidad. 
En el “cotarro” en el que se encuentra la iglesia descubrimos también un centenario ejemplar del moral. De hecho estamos en un zona de “morales de iglesia” en la que este de Abajas es el más importante, pero también tenemos otros en Quintanarruz, Quintanajuar, Cernégula, Moradillo de Sedano… La fecha de plantación suele coincidir con la fundación del templo o con alguna reforma de importancia. De este modo se integran los ritos cristianos y los ritos paganos. 
El espécimen se encuentra en la esquina suroriental, al lado del ábside, siendo esta la orientación más habitual respecto al templo si consideramos los otros ejemplos citados. Se le estima una vida superior a los 500 años, e incluso algunos aventuran que pudiera datar de la época de construcción de la iglesia románica. Al árbol ya se le empiezan a notar los achaques, con varias ramas secas; si bien algunos vecinos dicen que aún sigue creciendo. 
A unos 500 metros al oeste del pueblo, valle arriba, en invierno y primavera merece la pena acercarse al nacimiento de La Fuentona. Aunque mantiene caudal durante todo el año, sólo en momentos puntuales alcanza todo su esplendor. Según parece al poco de acondicionar el lugar, en 2006, un evento de deshielo especialmente intenso reventó el cemento recién instalado, de modo ahora casi siempre el agua mana por debajo de la capa artificial evitando que se pueda apreciar la intensidad real de la surgencia.

Ruta de senderismo: Las Palancas y el Piscarciano

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Recorrido que nos acerca a este precioso y minúsculo desfiladero de las Palancas o del Río de la Serna y a las interesantes formaciones kársticas de las cuevas del Piscarciano. Se ve completada la ruta con varios pueblos de arquitectura popular de interés. Paisajes abiertos y bosques de ribera y de quejigo.

Dificultad: Media-baja.
Orientación (sin GPS con track o cartografía): fácil salvo en algunos puntos clave.
Belleza: Alta

Tiempo: 4 horas y cuarto (15 kilómetros) 





















Cómo llegar

Para acceder a Lándraves, punto de partida de este recorrido, tomaremos la C-627 dirección Villarcayo. Terminado el desfiladero de los Hocinos llegamos a Incinillas, en donde tomamos a la izquierda la carreterita que remonta el Ebro por el valle de Manzanedo en dirección a Soncillo. Tras unos 15 kilómetros llegamos a Lándraves. Lo mejor es seguir las indicaciones de parking atravesando el pueblo, pasando un puente estrechito y dejando el coche en un agradable espacio junto a unas mesas de hormigón. 

Puntos de Interés

Arquitectura popular de los pueblos. Desfiladero de las Palancas. Bosques mixtos cantábricos y mediterráneos. Vistas del valle de Munilla. Entorno de las cuevas del Piscarciano.


Descripción de la Ruta

Lándraves bien merece unos minutos de paseo al inicio o al fin de la ruta para descubrir su arquitectura popular basada en la solana montañesa, incluyendo una bella fuente y lavadero. 

Justo en el punto en el que nos encontramos se produce la confluencia entre el río Trifón y el arroyo de La Serna. Tomamos un bonito sendero que acompaña a este último sin cruzarlo. Estamos en el trazado del sendero de largo recorrido GR-85, al que seguiremos durante más de la mitad de la ruta. Esta senda discurre por zona sombreada y el continuo tránsito hace que esté bien marcada. Al cabo de unos minutos llegamos a una zona más abierta en la que se ven las formaciones rocosas de la sierra de Munilla. Nos vamos aproximando a ellas hasta llegar a la primera dorsal que superamos con facilidad.

A partir de aquí observamos el agua cayendo de piedra en piedra a nuestros pies mientras avanzamos hacia una segunda dorsal rocosa. En breve alcanzamos el punto más emblemático de este minúsculo desfiladero: un tramo de aproximadamente cincuenta metros en el que las paredes rocosas se sitúan apenas a tres metros una de otra, formando un canal en el que apenas cabe el río. Para salvarlo hemos de andar con cuidado de piedra en piedra. 

El sobrenombre de Las Palancas deriva que unos antiguos machones que existían antiguamente empotrados en la roca, y que servían para sujetar la pasarela que permitía superar la hoz en momentos de avenidad. Hoy apenas se pueden encontrar algunos restos de las oquedades en donde se sujetaban estos machones.

Pasado este tramo el desfiladero termina. Llegamos a un valioso bosquete de alisos, uno de los más homogéneos de la provincia, y salimos del mismo por su lado derecho. Por momentos el sendero se difumina pero con un poco de atención, y mientras ascendemos suavemente, logramos encontrar su continuación.

Un tramo más adelante el sendero se transforma en un camino mientras se interna en un bosque de quejigos. Finalmente, mientras seguimos ascendiendo suavemente, vislumbramos una gran nave ganadera en estado totalmente ruinoso. Llegamos a la misma y la bordeamos por su lado izquierdo, entrando a continuación en Munilla, llevamos algo más de tres kilómetros de recorrido total.

Podemos visitar este pueblo, que alterna casas montañesas restauradas con otras en estado ruinoso, así como una pequeña iglesia que muestra un ábside románico. En todo caso el camino continúa por la parte trasera de los corrales, junto a un humilladero bastante deteriorado. Su seguimiento puede resultar un poco confuso al principio, pero como referencia señalaremos que asciende paulatinamente por la ladera, en dirección este, hacia la parte superior del desfiladero.

El bello sendero nos permite tener cada vez mejores perspectivas de este valle de Munilla, así como de la zona de Arreba y Bricia. El paisaje se presenta cada vez más boscoso, debido al abandono de las actividades tradicionales en los pueblos de la zona.

Nada más abandonar el bosque llegamos a un pequeño portillo en el que se sitúa una alambrada. Al otro lado tenemos los paisajes del valle de Arreba, caracterizado por varios pliegues anticlinales y al fondo distinguimos la parte más oriental de la cordillera Cantábrica. A nuestros pies se puede distinguir el pueblo de Lándraves. 

El sendero empieza a descender, ahora entre encinas y en dirección norte. Al cabo de unos cientos de metros, y tras pasar una zona cubierta de brezos, se llega a una zona más despejada y se gira hacia la izquierda. En el siguiente tramo empezamos a descender por una suave ladera mientras el camino se hace cada vez más marcado.

En el kilómetro siete de recorrido llegamos al fondo del valle, giramos a la derecha y alcanzamos el pueblo de Hoz de Arreba. Llegamos a un primer puente sobre el río Trifón que hemos de cruzar. Alcanzamos una carretera que tomamos hacia la izquierda; de modo que continuaremos al borde del río, esta vez por su derecha.

El acceso a la zona de las Cuevas de Piscarciano es un camino de ida y vuelta. Podemos realizar ir y venir por el camino más evidente, pero ofrecemos aquí una posibilidad alternativa más interesante. Llegados a la altura de un puente de cemento, aprovechamos el mismo para cruzar al otro lado. Continuamos sin senda clara por unos prados semiabandonados, a la vera del río Trifón. Nos sorprende este por la claridad de sus aguas, acompañadas de esbeltos chopos. 

Los prados dan paso a una gran tierra de labor, que seguimos hasta su final, siempre paralelos al río. Terminada la tierra de labor hemos de seguir nuestra intuición para buscar el sendero correcto, siempre paralelos y cercanos al río. Por momentos amenaza con desaparecer, pero siempre conseguimos encontrar su continuación. Sin muchas novedades encontramos un punto de captación de agua y una oquedad que sin duda suministra agua al río en épocas de crecidas.

Dejamos atrás este punto yéndonos un poco hacia la derecha. Enseguida desembocamos en un camino transversal, pero simplemente lo cruzamos y seguimos buscando la mejor trocha. Al poco el vallejo se va encajonando pero milagrosamente el sendero nunca llega a cerrarse del todo, aunque siempre hemos de estar atentos. 

En un momento dado llegamos a la altura de una pequeña pero bonita cascada, de unos cinco metros. Nos alejamos un poco del cauce, aquí hemos de estar especialmente atentos para seguir el borroso sendero, y llegamos a la altura de la cueva de las Arenas. El acceso se realiza bajando un poco hacia nuestra derecha, aunque es fácil pasárselo si no se dispone del track. 

Esta cavidad es el principal sifón que alimenta el río Trifón. Recibe su nombre por el fondo arenoso de la misma. También observamos signos de que el agua que mana es aprovechada para abastecimiento. De vuelta al sendero, otra nueva derivación hacia la derecha nos lleva al gran portalón de la cueva de Vacas. Con unos veinte metros de anchura y diez de altura, el espectáculo del agua manando de la misma es especialmente interesante en época invernal. En verano se puede atravesar con relativa facilidad los pocos centenares de metros que la separan de la hoya del Piscarciano; hoy los cubriremos por superficie.

Recuperamos el sendero, que poco a poco va siendo más evidente. Llegamos a un cruce hacia un sendero más transitado (el GR-85) que hemos de tomar hacia la derecha para volver a Hoz de Arreba. No obstante merece la pena caminar unos pasos hacia la izquierda y bajar por el sendero que en unos instantes nos conduce a la hoya del Piscarciano. Se trata del resultado del hundimiento del techo de una gran sala subterránea, aunque la abundante vegetación mitiga en buena medida el efecto. Al menos sí que se observa bien el gran portalón del acceso oriental a la cueva de Vacas.

Retomamos el sendero citado y en unos instantes salimos a una zona más abierta en donde se encuentran varias construcciones dispersas a modo de chalets (en el pasado había aquí unos agresivos perros que aparentemente ya no están) Junto al último edificio encontramos una bifurcación en la que seguimos de frente. Entramos así en un camino maltratado en suave descenso que nos conduce a uno de los numerosos humilladeros de la zona, este restaurado recientemente. 

Sin cambiar de dirección terminamos en la carretera y volvemos enseguida al pueblo de Hoz de Arreba. Volvemos a cruzar el puente pero giramos a la izquierda e dirección al pueblo. Para continuar seleccionamos las calles más a la derecha, aunque podemos explorar un poco las calles del pueblo. 

La zona cementada termina y se convierte en un precioso sendero que discurre entre grandes ejemplares de quejigo. Tras un primer cruce en el que evitamos ascender por la ladera, en el siguiente ignoraremos el camino inferior y continuamos a cierta altura. Al cabo de un kilómetro el camino gira a la izquierda y se aproxima al río, que superamos por una pequeña pasadera de cemento.

Al otro lado se encuentra la carretera que tomamos hacia la derecha y que aproximadamente kilómetro y medio nos lleva a Lándraves.

Comentarios

La mayor parte del recorrido, entre Landravés y la zona de Piscarciano, discurre por el trazado del sendero de gran recorrido GR-85, con lo que nos podremos guiar por las señales de pintura blanca y roja.

En el tramo final existe la posibilidad de completar la ruta con el acceso al pueblo de Pradilla de Hoz de Arreba. Para ello la mejor opción parece ser la ida y vuelta por el ramal asfaltado que nace muy cerca de la última pasarela citada, implicando unos dos kilómetros adicionales a la ruta aquí descrita.

Track del recorrido (pulsa en el círculo verde para más información)

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Vídeo con imágenes del recorrido:

Iglesia de Santa María del Campo

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Al llegar a Santa María del Campo es difícil evitar la atracción de su gran torre, considerada por algunos como la más bella y monumental del renacimiento español. Si no fuera por la elevada torre de su iglesia parroquial, el caserío de Santa María del Campo pasaría casi desapercibido entre las extensas y llanas planicies que conforman el paisaje de la zona. 

Santa María visto desde el cercano y también interesante pueblo de Mahamud

La iglesia vista desde el arco de la Vega, una de las antiguas entradas a la ciudad
Seguro que los responsables del cabildo eran conscientes de este detalle al encargar su diseño a uno de los artistas castellanos más prestigiosos del momento: Diego de Siloé. En todo caso a poco de terminarse el cabildo consideró que era muy baja, y obligó a elevarla más al gusto del gótico.

Fachada sur

Fachada norte (principal) con su interesante portada gótico flamígera

Consta de tres cuerpos superpuestos, en los que el inferior se abre como un gran arco triunfal que resguarda la portada principal del templo. El segundo cuerpo luce un enorme ventanal con arco de medio punto partido por maineles y el tercero, que ya es obra de Juan de Salas (discípulo de Siloé) tiene dos pisos con elegantes ventanas y está rematado por una cornisa con balaustres y pináculos en las esquinas. En las cuatro fachadas de la torre es fácil distinguir una magnífica selección escultórica de elementos iconográficos renacentistas y platerescos. El conjunto aparece culminado por una linterna ochavada del siglo XVIII, que sustituye a la concebida por Cristóbal de Andino. La original acabó derribada en 1755 como consecuencia gran terremoto de Lisboa.



Cuando en 1527 comenzó a levantarse la torre, ya estaba prácticamente concluido el resto de la iglesia, cuyo interés no debe verse eclipsado por el de la extraordinaria torre. El templo tiene planta de tres naves y distintas fases constructivas. La más antigua es protogótica, comienzos del siglo XIII, que incluye una de las portadas. En todo caso la portada que llama más la atención es una gótico flamígera que pudo realizarse por Simón de Colonia o por su escuela a principios del siglo XVI. 

Degollación del Bautista. Berruguete.
En el interior, el principal tesoro artístico son las tablas pintadas hacia 1483 por Pedro Berruguete: “el bautismo de Jesús” y la “degollación del Bautista” son las mejores y en las que con mejor nitidez se aprecia la genialidad del pintor palentino. 


Combinaciones de capiteles y bóvedas que no deberían pasarnos desapercibidos.

Pero podemos reseñar otros elementos: Los capiteles de las columnas muestran figuras de animales fantásticos y escenas del nacimiento y adoración de los Reyes Magos, así como representaciones de los pecados capitales y los vicios y virtudes. 



La sillería gótica del coro, de finales del XV, presenta similitudes con la de la Cartuja de Miraflores o la sillería de Oña. Su ubicación original era la habitual en estos caso; es decir, por encima de la entrada sur, pero fue desplazado a este lugar al levantarse la torre.

Detalle de la sillería. se especula con que este personaje barbado pudiera ser el autor de la obra.

El púlpito; una excelente obra de yesería gótico-mudéjar, construido a principios del XVI. 


El órgano, restaurado recientemente


El sepulcro de los señores de Torremoronta



Otros sepulcros integrados en arcos conopiales, algunos procedentes de antiguas ermitas


Una preciosa vidriera original del siglo XVI


La sacristía es un museo en si misma: llama la atención un armario de nogal del siglo XVI, con escenas de la vida de la virgen, obra de Simón de Bueras. Dentro del mismo encontramos, entre otros tesoros, la custodia y la cruz profesional, ambas de principios del siglo XVI. Se trata de dos de los más sobresalientes ejemplos de orfebrería de toda la provincia. También pueden citarse una curiosa naveta de plata con forma de carabela. Incluso hay una pequeña custodia, no tan llamativa, que pudiera representar la linterna perdida tras el terremoto de Lisboa.

Pero en la sacristía hay más piezas interesantes, como la imagen de Nuestra Señora de Escuderos y unos tapices de corte romanista. Por discreción, he decidido no incluir fotos de todas esta piezas, así que para verlas deberéis realizar vuestra propia visita.

El claustro es de estilo gótico del siglo XV. Se conservan las tres galerías primitivas, ya que por falta de espacio aprovecharon la nave del evangelio para las procesiones. No obstante, parte de dicho claustro e incluso una pequeña sección de la iglesia fueron expropiados y alterados por el concejo durante la desamortización de Mendizábal. 



Obsérvense estos extraños canecillos: un perro y una posible representación del infierno.



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