Elevación mucho más humilde que su homónima de la Sierra de Gredos, esta altiplanicie guarda parte de la esencia de la historia burgalesa y castellana. Hoy la recorremos en una sencilla ruta en donde el único elemento de dificultad estriba en una distancia algo larga.
Dificultad: Baja en general, salvo algunos puntos en el descenso hacia el castillo.
Orientación (sin GPS con track o cartografía): Fácil
Belleza: Normal
Tiempo y distancia: 4 horas y 45 minutos (17,5 kilómetros )
Situación
Para llegar hasta Torrelara hemos de salir de Burgos por el paseo de los Pisones y la carretera BU-801. Poco antes de Carcedo nos desviamos hacia la derecha en dirección a Modubar de la Cuesta. Tras pasar por Los tres Barrios de los Ausines y Revilla del Campo, y dejar a un lado el desvío a Quintanalara, encontramos el carreteril que hacia la derecha nos conduce a Torrelara. Dejamos el coche en el parte más al sur del pueblo.
Puntos de interés
Vistas desde Peñalara. Enebro singular. Picón de Lara. Tenadas de Vega de Lara. Robledales y praderas de los alrededores de Torrelara.
Descripción de la ruta
Desde esta zona del pueblo nace una pista que se dirige hacia unas naves ganaderas. Superadas las mismas llegamos a una bifurcación en la que seguimos hacia la derecha. De frente observamos ya la alargada meseta de Peñalara, identificándose asomándose a la ladera el edificio de la ermita de San Cristóbal.
Pronto llegamos a un nuevo cruce. Seguimos por el camino de frente, que aborda el ascenso hacia la citada ermita. Salvamos este desnivel con relativa facilidad mientras vamos dejando atrás unas buenas vistas de los alrededores de Torrelara.
Junto a la ermita, un edificio muy sencillo, encontramos un cruce en el que seguimos de frente. Entramos así en un bosquete de carrascas que nos acompañará el siguiente tramo. Vamos ganando altura poco a poco manteniéndonos cerca del lado izquierdo de la meseta; lo que nos permite tener perspectivas de la sierra de Mencilla.
Tras más de 3 kilómetros de avance global, en una zona algo más despejada de arbolado, el camino gira bruscamente hacia la derecha. Pronto vamos a dar a la otra vertiente del monte teniendo de frente la inconfundible sierra de Mamblas y a nuestros pies el pueblo de Cubillejo de Lara. Descendemos un poco y llegamos a un cruce junto al que se encuentra un elegante ejemplar de Enebro de la Miera , del que ya hablamos en este blog, incluido en el catálogo de especimenes singulares de Castilla y León. En el mismo giramos hacia la izquierda recuperando el sentido ascendente.
Desde este punto la pendiente es algo más marcada, aunque llevadera. Este largo tramo de unos 2 kilómetros se desarrolla entre una especie de muretes vegetales de cerrado encinar. El fin de la zona boscosa coincide con la casi desaparición de la pendiente. Justo en este punto encontramos la elevación del primer muro defensivo del antiguo castro prehistórico de la Edad del Hierro que ocupó la parte más alta.
A partir de aquí el camino se trasforma en un sendero que apenas se diferencia en la superficie herbosa. En todo caso no es difícil de seguir, tendiendo hacia el lado derecho de la peña. Acercándonos al borde observamos que los cortados rocosos bajo nosotros ya son respetables (por aquí transita una poco conocida vía ferrata ).
Sin mayores novedades alcanzamos el segundo muro defensivo del castro, aprovechando una grieta del terreno a modo de foso. Poco más adelante ya se encuentra el vértice geodésico y buzón montañero (1296 metros ). Tras descansar un poco alcanzamos el brusco final de la peña. Observándose el Picón de Lara (los restos del Castillo de Lara) y una amplia perspectiva de la zona del alto Arlanza y sus elevaciones circundantes.
En primera instancia parece que no hay continuación, pero andando unos pasos hacia nuestra izquierda observemos unas rústicas escaleras talladas en la roca, estando el descenso ayudado de una cadena a la que podemos agarrarnos. Al poco llegamos a una señal de sendero GR que nos indica que el castillo se encuentra a 35 minutos. Probablemente esta opción sea más sencilla (aunque también algo más larga) que seguir por el sendero que continúa de frente; que es lo que nosotros hicimos.
De esta manera llegamos a un segundo nivel rocoso, que solventamos primero bordeándolo por su lado derecho, y luego pasando paulatinamente hacia la izquierda, con algunos sencillos destrepes en los que es recomendable ayudarse con las manos. Tras ascender un poco, ya por una fácil pradera, por fin llegamos a las cercanías del castillo al que hace poco dedicamos un amplio artículo.
Superamos el antiguo foso y llegamos al borde de lar ruinas: apenas una esquina y parte de una pared; tristes recuerdos de nuestro pasado. Afortunadamente vemos que tienen una consolidación reciente. Para continuar desde aquí hay que tener en cuenta que unas docenas de metros por debajo del castillo, por sus lados oeste y sur, se encuentra un fácil sendero. Podemos decidir bajar de manera brusca hasta encontrar el mismo o buscar su comienzo retrocediendo unos 200 metros sobre nuestros pasos.
Una vez en este sendero vamos bajando hacia el pueblo de Lara de los Infantes, que se encuentra a nuestros pies. Alcanzamos un cruce de carreteras y seguimos hacia el norte (señalización “BURGOS”). Tras caminar unos 400 metros por asfalto localizamos una pista que nace en el lado izquierdo y que hemos de tomar.
El avance por la pista es un tanto monótono, acompañados de tierras de labor. Desde la misma observamos la longitud de la Peña de Lara. Tras unos dos kilómetros alcanzamos el minúsculo pueblo de Vega de Lara, en el que lo más llamativo son las construcciones ganaderas de sabor tradicional. Llegados a una fuente con pilón giramos hacia la izquierda saliendo del pueblo.
No abandonaremos la pista que acabamos de tomar hasta el final de la ruta; pese a que aún nos quedan más de cinco kilómetros. El avance, bajo la sombra de la peña, sigue siendo monótono. El vuelo de pequeñas aves rapaces nos sirve de entretenimiento. Tras un buen tramo alcanzamos el borde de un pinar. Justo antes hay un cruce pero nosotros seguimos de frente. Tras el pinar entramos en una zona más amena, acompañados de robles de diversos tamaños y praderas ocupadas por ganado vacuno. En este entorno acabamos llegando a Torrelara.
Comentarios
Recorrido sencillo (salvo la zona de descenso de la Peña , que tampoco tiene demasiada complicación) y sin más pretensiones de pasar unas horas en el monte y acercarnos a un par de enclaves históricos. Se acaba haciendo un tanto monótono especialmente en su segunda mitad. A Peñalara también se puede ascender de forma más directa desde Lara de los Infantes o Quintanilla de las Viñas.
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Track del recorrido (pulsa en el círculo verde para más información)
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Vídeo con imágenes del recorrido