Esta primera etapa, posiblemente la más interesante desde el punto de vista paisajístico, transcurre por el municipio más cantábrico de toda la provincia: El valle de Mena. Durante la misma disfrutaremos de los elementos que configuran su paisaje y veremos el contraste con el inmediatamente anexo valle de Losa.
Dificultad: Media-alta en los dos kilómetros de mayor pendiente; en el resto baja.
Orientación: media (la complejidad se concentra en el tramo anterior a la subida)
Belleza: Muy alta
Tiempo y distancia:3 horas y media (15 kilómetros) (si nos acercamos a la Lobera quedaría en unos 17 kilómetros y cuatro horas). Sumar a esto el tiempo que dediquemos a visitar los lugares.
Paisajes del valle de Mena. Praderías. Arquitectura popular. Iglesias de Siones y Vallejo de Mena (opcionales). Camino medieval o Camino árabe. Hayedo y otros bosques. Vistas desde el puerto de la Magdalena. Lobera de Castrobarto (opcional). Torre de Castrobarto.
Descripción del tramo
La plaza de San Antonio de Villasana de Mena es el inicio de este gran sendero de las Merindades. Hacia el lado oeste (en donde encontramos un cartel explicativo de la ruta) nace la calle más tradicional de la localidad, la Calle del Medio, que en el día en que iniciamos este camino acoge la celebración de la feria anual de artesanía. Terminada la calle llegamos a una arteria principal de Villasana, muy cerca de la torre medieval de los Velasco. Al otro lado, justo enfrente, nace otra larga calle en donde se ubican primero unos bloques y luego unos chalets.
Tomamos esta nueva calle sin cambiar de dirección. Tras pasar junto al campo de fútbol y un supermercado acabamos llegando al final de la calle y de Villasana. Sin cambiar de dirección entramos en un camino que transita junto al río Cadagua. Al poco encontramos un paso inferior por debajo de la carretera principal del valle.
Al otro lado llegamos a una bifurcación en la que seguimos hacia la derecha. Desde aquí tomamos el sentido suroeste, un patrón que será muy frecuente en estos primeros kilómetros. Poco a poco vamos entrando en un paisaje cada vez más rural en donde vemos los elementos principales de este bellísimo valle: prados, bosques y la alargada hilera de los montes de La Peña cerrándolos por el sur.
El bonito sendero transita paralelo al río Cadagua, el cual intuimos pero no vemos. Un rato después, sin cambiar de dirección, alcanzamos la carretera que da servicio a Vallejo de Mena. Justo al otro lado del río observamos el molino de Vallejo, todavía en funcionamiento. Pasamos por debajo de la interesantísima iglesia románica (la trataremos más adelante en el blog) y seguimos la carretera a lo largo del pueblo.
Justo al terminar las casas, antes de llegar al cartel señalizador del pueblo, nace un camino en el margen izquierdo de la carretera. Seguimos el mismo entrando en una especie de túnel vegetal que pronto acaba para ofrecernos de nuevo maravillosas vistas del valle en general y de los Montes de la Peña en particular.
Ante nosotros van surgiendo algunos cruces, en los que seguiremos siempre la opción frontal. Acabamos llegando así al pueblo de Siones. Justo en el cruce indicador hacia la excepcional iglesia románica de Santa María, que dejamos apenas a unas decenas de metros (también la trataremos en esta web), efectuamos un marcado giro a la derecha siguiendo la carretera.
Pisaremos asfalto durante un buen tramo, casi un kilómetro, hasta alcanzar la aldea de Vallejuelo. Aquí vemos una torre medieval sin excesivo valor. A la altura de las últimas casas del barrio salimos por un camino en su lado izquierdo. Enseguida giramos a la derecha pasando junto a una bonita casa que llama la atención tanto por su construcción como por sus bonitas vistas.
En el momento en el que la pista cementada gira hacia la izquierda nosotros seguimos recto por un camino que se interna en el bosque (en el que llama la atención la existencia de castaños). Parece que vamos a empezar a afrontar la inevitable subida pero, tras ignorar sendas desviaciones hacia la izquierda, salimos del bosque e incluso descendemos un poco.
Desde aquí tenemos otra nueva perspectiva del valle, con buen punto de vista hacia el pueblo de Lezana (con su inconfundible torre medieval) y los montes de Ordunte. Llegamos a la primera casa del pueblo de Sopeñano; pero justo aquí giramos hacia la izquierda para recuperar nuestra dirección preferente.
Rechazando las desviaciones que nos hacen cambiar de dirección salimos del pueblo entrando de nuevo en el arbolado. Bordeamos un cementerio por su lado derecho y empezamos propiamente el ascenso, que hasta este punto ha sido casi imperceptible. Dejamos atrás sendas fincas de gruñones perros y empezamos a observar las primeras hayas (a poco más de 400 metros de altitud).
Pronto alcanzamos otro camino más ancho que asciende desde Cadagua. El hayedo ya lo domina todo cuando alcanzamos el cruce más sensible del recorrido. De frente encontramos hasta cuatro opciones. Tomamos la segunda por la derecha: un marcado sendero (que no camino) que nos permite seguir ascendiendo sin cambiar de dirección.
Al poco llegamos a un paso inferior por debajo de la línea de FEVE. Dejamos a un lado la curiosa fuente del Romero (que nos deja claro el carácter simbólico del camino que seguimos) e ignoramos un camino que vuelve a cruzar la vía de ferrocarril.
Es el momento en que comienza la verdadera subida, pues nos esperan unos 350 metros de desnivel en poco más de kilómetro y medio. El secular camino (en muchos puntos quedan señas de su primitivo empedrado) asciende de manera zigzagueante y brusca, lo que nos obliga a tomar frecuentes descansos. El origen de este camino no está claro, aunque en la zona es conocido como camino árabe.
Unos centenares de metros más arriba la pendiente se suaviza momentáneamente y el paisaje se abre, lo que nos da la posibilidad de seguir disfrutando de las estupendas vistas. Desde este punto el cambio de orientación hace que el arbolado cambie bruscamente, pasando a ser las encinas la especie dominante.
Poco a poco vamos dejando atrás el arbolado mientras el sendero a veces nos ofrece varias opciones para la ascensión. Nosotros nos guiamos siempre por las marcas de pintura. Terminando la ascensión tenemos panorámicas de todo el Valle: desde los montes de Ordunte hasta los Montes de la Peña, probablemente el paisaje más bello que nos ofrece nuestra provincia.
La ascensión termina, 850 metros, cuando entramos en un pinar, momento en el que alcanzamos una pista que seguimos de frente. No obstante, si nos sentimos con ganas merece la pena acercarse por el camino de la derecha hasta una antigua lobera. Entre ida y vuelta son algo más de dos kilómetros (En todo caso lo trataremos en otro artículo del blog).
Caminamos por el pinar en suave descenso unos cientos de metros, poco a poco este se abre ofreciéndonos el panorama del municipio de la Junta de Traslaloma. El paisaje es completamente diferente: sin llegar a considerarse mediterráneo, la vegetación es mucho menos húmeda y las zonas llanas aparecen cubiertas por campos de cultivo. La junta de Traslaloma puede considerarse como parte de la comarca de Losa, un área por donde discurrirán las próximas etapas.
Pasado un paso canadiense nos unimos a una ancha pista y descendemos de manera más brusca. Pronto llegamos a distinguir el pueblo más cercano, Castrobarto (del que ya hemos hablado en este blog), caracterizado por los restos de su torre medieval. Pronto alcanzamos este sencillo pueblo, que no obstante es la capital de la Junta de Traslaloma y uno de los de mayor tamaño de toda la comarca.
Seguimos de frente hasta llegar a otra calle transversal que tomamos hacia la derecha. Esta calle nos lleva hacia la carretera que atraviesa el pueblo. Nosotros atravesamos la carretera y alcanzamos la iglesia de la localidad, cuya mayor característica es la presencia de un atrio de entrada delimitado por lo que fue la portada de la iglesia desaparecido pueblo de Muga.
Comentarios acerca de esta etapa
El recorrido descrito fue realizado en dos fases, ambas en mayo de 2014. En este momento el trazado está muy bien señalizado. En todo caso la mayoría de los cruces son bastante intuitivos, siendo sólo algo conflictiva la zona inmediatamente anterior a la subida (kilómetros del 5 al 8).
En esta etapa se encuentra la que probablemente sea la subida más marcada de todo el GR85, aunque se hace más llevadera por la belleza del entorno. El resto del trazado es muy sencillo, llano o en bajada.
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Vídeo con fotos del recorrido (incluye un vídeo panorámico)