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Lerma

Aunque la historia de Lerma tiene componentes de las épocas celtibérica, romana y medieval, fruto de su ubicación dominante sobre el valle del Arlanza, pocas localidades deben más su configuración y aspecto a la influencia de una sola persona.
perfil de Lerma desde la vega del Arlanza

Desde el medievo la villa quedó bajo la jurisdicción de la familia de los Gómez de Sandoval y Rojas. En 1598, un miembro de esa familia, fue nombrado primer valido por el rey Felipe III. Pocos meses después alcanzó el título de duque de Lerma.


 El arco de la cárcel es el único resto de la antigua muralla, aunque también fue transformado en tiempos del valido. Hoy acoge la sede del Consejo regulador de la D.O. Arlanza.
Entre 1600 y 1618, el poderoso duque de Lerma se empeñó en hacer de Lerma la segunda corte del reino. Para ello no escatimó gastos y contrató a los más prestigiosos arquitectos del momento, todos seguidores del imperante estilo herreriano.
 
Algunas calles aún conservan el trazado medieval.
 
Se diseñó un núcleo urbano que tenía sus ejes principales en el Palacio Ducal, con la gran plaza abierta ante su fachada, y en la iglesia colegial de San Pedro. Para llevar a buen fin este ingente empeño urbanístico se derribaron las murallas medievales, de las que sólo se conservó el arco de la Cárcel, y apenas se mantuvieron en pie unos pocos restos del entramado existente.

Gran fachada del Palacio Ducal
 
El palacio ducal de Lerma fue erigido entre los años 1601 y 1617 sobre el emplazamiento del antiguo castillo medieval de la localidad. El sobrio y elegante edificio se construyó siguiendo los planos del arquitecto Francisco de Mora y fue el máximo exponente y el más fiel reflejo del poder y la influencia alcanzada por el duque de Lerma en su larga etapa como valido del rey Felipe III.
Los escudos del duque y su familia lucen en los principales monumentos.
 
El gran edificio presenta una marcada planta rectangular, que se perfila en cada una de sus esquinas con una torre rematada por airoso chapitel cubierto de plomo y pizarra, tan habitual en la arquitectura de los Austrias. La alargada fachada principal está articulada en tres cuerpos de vanos que custodian una adintelada portada de ingreso. En el interior del edificio destaca un patio central rodeado por una doble galería de arcos de medio punto. Hoy el edificio se ha convertido en un Parador Nacional tras un largo y laborioso proceso de rehabilitación que ha incluido la reconstrucción de los cuatro chapiteles siguiendo los planos originales.

 Plaza Mayor
Frente a la fachada del palacio se abre una ampulosa plaza (una de las más grandes de España) concebida por el duque de Lerma como un gigantesco escenario para la celebración de los magnos espectáculos con los que obsequiaba al monarca y al resto de la corte en sus habituales estancias en las villa. A estas famosas manifestaciones barrocas (teatro de comedias, conciertos de música, corridas de toros y juegos de cañas) solían acudir artistas, músicos o escritores de la talla de Lope de Vega, Calderón de la Barca y Góngora.
 
En la plaza de Santa Teresa se encuentran los restos del cura Merino. En el futuro intentaremos hacer una semblanza de este guerrillero de la guerra de la independencia. Obsérvese al fondo el pasadizo sustentado por arcos.

Según parece estas fiestas tenían un complemento bastante más oscuro (a base de grandes orgías) en el gran parque, ya desparecido, que el duque mandó construir en las vegas del Arlanza. Como ejemplo de la hipocresía de la clase alta de la época, el duque también gastó grandes sumas de dinero en la construcción de numerosos edificios religiosos, de los cuales el más importante fue la iglesia colegial de San Pedro.
colegiata de Lerma 
El duque, con la inestimable colaboración de su tío don Cristóbal de Rojas y Sandoval, a la sazón también poderoso arzobispo de Sevilla, convirtió la modesta iglesia en un gran templo con la categoría de colegiata (este grado fue concedido personalmente por el papa Pablo V como favor al duque), rematada con un chapitel similar a los existentes en el Palacio Ducal. En el interior destaca especialmente la estatua orante en broncedorado del mencionado arzobispo de Sevilla, que fue ejecutada por Juan de Arfe y Lesmes Fernández del Moral.
 
convento "madre de Dios"
 

 convento de San Blas
Aún más llamativo resulta el hecho de que el duque construyera, además del Palacio y la Colegiata, hasta seis conventos en un periodo de unos veinte años, todos ellos  edificados siguiendo las mismas pautas herrerianas que el resto del conjunto monumental.
 

Algunos planos del pasadizo. Parte del mismo es visitable.
 
Además de ello llama especialmente la atención la existencia de un largo pasadizo que comunica el Palacio con la Colegiata, a través de algunos de estos monasterios. Ello permitía al duque y sus acompañantes acceder a estos lugares sin necesidad salir a la calle ni ser visto por la plebe.
El esplendor de la “corte de Lerma” desapareció tan rápido como lo hizo el del propio duque. Caído repentinamente en desgracia, consiguió como ultima gracia el capelo cardenalicio como modo de protección ante la venganza planeada por los numerosos enemigos granjeados durante su mandato. Sin embargo, afortunadamente hoy nos queda para la visita gran parte de este patrimonio; hecho que junto a la estratégica localización de Lerma hace de la misma una de las localidades más visitadas de la provincia.
Aquí concluyo una rápida descripción de los lugares de interés de Lerma. Para más información resulta altamente recomendable consultar la página web del centro de iniciativas turísticas, en donde además podéis saber más sobre las interesantes visitas guiadas y festejos que tienen lugar en la villa.

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