Retomando la historia de Covarrubias y de su infantado diremos que con el paso de los siglos la localidad se acabaría independizando de la poderosa fundación, la cual poco a poco iría derivando en una abadía gestionada por canónigos. Ésta vive su última época de esplendor entre los siglos XIV y XVI, cuando se reconstruyen las murallas y se edifica la iglesia y el claustro actual, incluyendo el mobiliario interior.
Vista de la Colegiata, caracterizada por el gran rosetón del coro.
Ya por entonces la antigua institución se había reducido a una acumulación de clérigos que suponían una tremenda carga para los sufridos habitantes. La abadía como tal desaparece en 1759 y la mayoría de los privilegios quedan anulados. No obstante el templo mantiene el carácter de colegiata casi un siglo más, momento en que pasa a ser definitivamente una simple parroquia.
Aprovechamos este inciso para tratar algo más en profundidad la historia y patrimonio de la Ex-colegiata, cuya visita es inexcusable para todo visitante medianamente interesado en la historia y en el arte.
Consta de tres naves, más alta la central, cubiertas con bóvedas de crucería simple. En la capilla mayor de la iglesia, que ejerce de ilustre panteón, se pueden ver los sepulcros del siglo XII en los que están enterradas las tres primeras señoras del infantado de Covarrubias, citadas anteriormente. Pero sobre todo llama la atención las tumbas (trasladadas desde el monasterio de San Pedro de Arlanza a mediados del siglo XIX) del conde Fernán González y su mujer.
Mientras la del primero es sencilla y sin ningún adorno, la de doña Sancha es un lujoso y reutilizado sepulcro romano del siglo IV (según parece estos sepulcros estuvieron depositados originalmente en la iglesia visigótica de Quintanilla de las Viñas). El otro elemento de especial interés de la iglesia, además de un llamativo púlpito de piedra policromada, es el órgano del coro. Al datar del siglo XVII, es uno de los más antiguos de Españaque aún está en funcionamiento. El día de mi visita pude disfrutar de su sonido en las pruebas previas a una boda.
Pegado al muro norte de la iglesia se alza un sencillo claustro iniciado en 1528, en el que se mezclan las predominantes formas góticas con algunos elementos renacentistas. Este claustro da paso a la verdadera joya de la colegiata, un museo parroquial que puede considerarse el más antiguo de España en su género (fue inaugurado en 1929) y que conserva unos fondos artísticos de gran valor.
En una primera sala encontramos una serie de tallas de interés: destaca una predela del XVI que procede de la otra iglesia del pueblo y que representa la adoración de los Reyes Magos así como las imágenes románicas de las titulares de las dos ermitas del pueblo (la de la Redonda y la de Mamblas (LINK)). La segunda sala funcionaba anteriormente como sala capitular de los canónigos de la Colegiata. En la misma lo que más merece la pena es el techo de artesonado mudéjar que conserva buena parte de su policromía.
La tercera sala muestra una amplia colección de ropas eclesiásticas. Destaca una pieza del siglo XVI que fue realizada por el artista local Marcos de Covarrubias. En la cuarta sala, la sacristía, hay una gran mueblería en madera de nogal. La misma aparece dominada por la pieza más importante del museo: El famoso tríptico hispanoflamenco de la adoración de los Reyes Magos, tal vez obra de Gil de Siloé, obra maestra realizada hacia el año 1500. También merecen un lugar destacado una preciosa cruz en plata sobredorada realizada por Gonzalo de Calahorra, autor también de una pequeña pero elaboradísima custodia.
Gracias a la existencia de colegiata Covarrubias acabaría convirtiéndose en la localidad de mayor tamaño de la zona, llegando a unos 2000 habitantes a principios del siglo XVI. En estos años se construye la iglesia de Santo Tomás (data del siglo XV) como muestra de la paulatina independencia de la villa respecto a la abadía. Este edificio, cuyo interés queda ensombrecido frente al de la colegiata, presenta actualmente graves problemas estructurales.
La villa seguiría conservando su prestigio durante bastantes años. Una muestra de ello es la abundancia de personajes ilustres nacidos en el lugar. El más conocido es probablemente Francisco Valles, médico de Felipe II, al que el propio monarca dio el apelativo de “el divino”, debido a su gran (o supuesta) habilidad. Ante una epidemia de peste en la villa, es el propio Valles el que recomienda el derribo de las murallas, para que corriera mejor el aire. Sólo sobrevivieron los lienzos que ahora observamos en la parte más cercana al río.
Durante el reinado de Felipe II se reconstruye el puente y sobre todo se erige el archivo del Adelantamiento de Castilla, que sirvió para guardar la documentación de los pleitos finalizados. Muchos serían trasladados posteriormente al archivo de Simancas y otros serían destruidos durante la guerra de la independencia y las guerras carlistas, ya que el edificio fue utilizado como fuerte y hospital. Fue levantado en 1575 en estilo herreriano y en el mismo intervino Juan de Vallejo.
Varias personas influyentes de mediados del siglo XX, como el que fue gobernador de Burgos muchos años, Alejandro Rodríguez de Valcárcel, el ministro de Obras Públicas, el conde de Vallellano, estaban vinculadas a la villa. Su influencia favoreció el adecentamiento de la villa y el establecimiento de las bases para el desarrollo turístico que hoy conocemos.
Feria de artesanía
Hoy Covarrubias presume de la belleza de sus calles, de su torreón, de su colegiata, de sus cerezas, de sus actividades turísticas y de un entorno enclavado dentro del Espacio Natural de los Sabinares del Arlanza. Esta es la actualidad de la villa rachela y de sus habitantes, los racheles. Por cierto, según parece reciben este apelativo por asociación con el nombre hebreo de Raquel, la mujer de Jacob, que significa bella (rajel), empleado para resaltar la gran cantidad de damas hermosas que han habitado Covarrubias a lo largo de los siglos.