La Merindad de Cuesta Urria es uno de los municipios burgaleses en los que más se hace sentir la despoblación. Desde el ahora fuera de uso Monasterio de Nofuentes parte una carreterita hacia el pueblo de Las Quintanillas, tramo que ya recorrimos hace ya unos años buscando su añeja ermita.
Hoy decidimos avanzar un poco más, asumiendo que a partir de Las Quintanillas desaparece el asfalto. No mucho más adelante llegamos al pueblo de Villarán, cuyas escasas pero nobles casas nos hablan de un pasado hidalgo. En los datos del INE figuran 6 personas empadronadas; contrastando con la llamativa cifra en torno al centenar de mediados del siglo pasado.
Tal vez tenga que ver con lo anterior el hecho de que este pueblo perteneciera hasta hace no tanto al municipio de “aforados de Moneo;” un peculiar ente que se regía por la jurisdicción de Vizcaya. Por otro lado, en algunos textos se puede leer esta poco agradable frase popular aplicada a los de este pueblo: “en Villarán, si no te la han hecho, ya te la harán”.
Pero no nos detenemos en Villarán. Seguimos remontando el valle del arroyo del Gorrión por un área cada vez más boscosa. Como no disponemos de mucho tiempo nos limitamos a alcanzar el punto desde el que se vislumbra nuestro objetivo: Ael, lugar de hayas.
Desde aquí apenas se aprecia una cada totalmente reformada y la estructura de una pequeña iglesia de rasgos prerrománicos. Según parece el pueblo estuvo habitado hasta 1986. Una década después se realizó un encuentro de antiguos allegados al pueblo. Al parecer hasta incluso se tanteó grabar en este pueblo un “reality show” con la restauración de casas como temática.